Mucha gente se resiste a la música académica contemporánea y con razón, a veces la experimentación de los músicos empieza a tomar formas que no son del todo agradables, si no en absoluto, para los oyentes usuales. Como músico y gran fanático de la música académica contemporánea, por un lado, me parece una lástima y por otro un problema que muchas veces intento resolver mostrándole a mis amigos o estudiantes distintos ejemplos de esta música, de manera que poco a poco puedan empezar a encontrar la belleza y el trabajo que tiene detrás.
Resistirse porque sí a la música contemporánea es un desperdicio, aunque es verdad que hay muchos compositores y obras malas, también es verdad lo contrario, y no podemos perdernos una parte tan importante del corpus musical solo por una convicción o una mala experiencia.
Uno de los ejemplos que me gusta usar para hacer que la gente entre en el “viaje” de la música académica contemporánea es el compositor estadounidense Steve Reich, del que hablaré hoy para intentar lograr que el lector también se anime y pueda disfrutar de esta música. Nacido en Nueva York en 1936, Reich es uno de los referentes más grandes de la corriente minimalista junto a los otros famosos estadounidenses Terry Riley, John Cage y Phillip Glass.
Reich fue uno de los primeros compositores en empezar a usar “loops” y “samples” en la música académica. Es comienzo electroacústico como en “It’s gonna Rain” dan lugar al método más famoso de composición de Reich, utilizar los conceptos de repetición mecánica pero adaptados a la música tradicional, sin instrumentos electroacústicos o cintas, estos “efectos de fase repetitivos” dan lugar a obras como “Clapping Music”, “Violin Phase” y la famosísima “Piano Phase”. La idea de superposición y corrimiento de fase rítmica da efectos nunca antes conseguidos en la música académica.
Así, The Guardian ha descrito a Reich como uno de los pocos compositores que “alteró la dirección de la historia de la música”; The New York Times lo sitúa “…entre los más grandes compositores del siglo”; The New Yorker habla de él como “…el más original pensador musical de nuestro tiempo»” y según The Village VOICE, sencillamente es “…el más grande compositor estadounidense vivo”.
Recomiendo disfrutar de esta forma de composición escuchando la obra “Piano Phase”: cerrar los ojos y darle tiempo para que las cosas comiencen. Hay que tener en cuenta que es una obra de más de 15 minutos en la que solo se repiten unas 16 notas, así que la experiencia vendrá de una forma atípica para el que escucha, cuando las células ejecutadas por los dos pianos empiezan a solaparse y la obra toma sus formas.
Dos obras que tampoco puedo dejar de recomendar son “Music for 18 musicians”, otra experiencia de composición casi en vivo que crea atmósferas propias de lo electroacústico a la vez que da lugar a texturas y un contenido melódico muy sutil, cuidado y emocionante. Recomiendo ver esta obra junto a su video.
La última obra de la que quiero hablar fue ganadora del Grammy hace varios años gracias a su interpretación por el cuarteto de cuerdas “Kronos”. Es la primera obra de música académica que utiliza “sampleos” en la obra, es decir, además del cuarteto de cuerdas, hay una cinta pregrabada con sonidos y en especial gente hablando. “Different Trains”, como la bautizó Reich, utiliza la transformación de la voz en células melódicas y el sonido de trenes, que es común a sus tres movimientos, que utiliza como un paralelismo entre sus recuerdos viajando en trenes por la libertad de Estados Unidos y su comparación a sus recuerdos de la infancia y adolescencia sobre los horrores del holocausto en los que llevaban a otros judíos en trenes a los campos de exterminio.
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