El Ing. Ciappesoni de INIA dijo que en el control de emisión de gases el proyecto busca “hacer un paquete combinado” entre genética animal y manejo, valorando la biodiversidad, donde Uruguay tiene diferencias a su favor ante sus competidores.
El jueves 21 de abril se realizó en INIA Tacuarembó una mesa redonda sobre el proyecto Smarter en Uruguay. El evento fue organizado por el Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA) y el Secretariado Uruguayo de la Lana (SUL), es financiado por el programa Horizon 2020 de la Unión Europea y participan los proyectos Rumiar y Grass to gas.
El proyecto Smarter está dedicado al ovino y caprino, en el caso de Uruguay es solo ovinos, y apunta a la búsqueda de animales más eficientes y más resilientes.
La eficiencia se refiere a la conversión de alimentos, “o sea animales que comiendo lo mismo producen más”, pero también se “buscan animales que produciendo más también emitan menos metano”, explico a La Mañana el Ing. Agr. Gabriel Ciappesoni de INIA.
Respecto a la resiliencia dijo que “en Uruguay tiene que ver con la resistencia a parásitos, gastrointestinales”, se busca una genética más resistente y que sean productivos.
“En la resistencia a parásitos hace muchos años que se trabaja, pero combinado con la eficiencia y el metano se empezó en 2018. Ya se han medido 2.000 animales” de las razas, Merino Australiano, Menino Dohne, Corriedale y Texel.
Los resultados son diferentes según la raza, “pero lo primero en el proyecto es empezar a medir y de la misma forma en cada país para que los resultados sean comparables y los razonamientos que se hagan a nivel internacional tengan la misma base”. Algunos de los países participantes, junto con Uruguay, son Nueva Zelanda, Francia, Escocia, Irlanda o España.
“El principal mensaje que encontramos y que se ve en las razas a nivel internacional es que los animales más eficientes también son animales que emiten menos metano, eso porque las emisiones de metano son una ineficiencia de los rumiantes”, destacó Ciappesoni. También se comprobó que animales más resistentes “no tienen diferencia en cuanto a las emisiones, y al revés también, los que emiten menos metano no presentan un compromiso respecto a las otras características como la producción de lana o el crecimiento. O sea que al seleccionar por esas nuevas características no vemos que haya un compromiso grande respecto a otras y eso permite seleccionar por varios rasgos al mismo tiempo”.
“A los países europeos les importa que Uruguay esté en este tipo de proyectos. La principal razón de eso es que mucha de la producción ovina europea se está pasando a sistemas más extensivos que son los que Uruguay normalmente trabaja. Hay diferencias, pero sí interesa a los investigadores europeos ver qué es lo que buscan nuestros productores y cabañeros. Salvando las diferencias de sistemas, los objetivos de selección son similares”, comentó.
Índice ecosistémico
El mundo avanza hacia el cuidado ambiental y productivo integral. “Nos importa saber cuánto se emite por kilo de lana producida y cuáles son las estrategias de manejo y genéticas para mejorarlo”.
Para hacerlo “tenemos herramientas de manejo y genética”, pero “no se trata de focalizarnos solo en el carbono sino incluir otros índices, por ejemplo en Uruguay INIA ha desarrollado el índice ecosistémico que evalúa otras características sobre el suelo y la vegetación. También se incluye la calidad del agua, el stock de carbono, y la valorización de la biodiversidad pensando en las aves como buenos indicadores, todo ese paquete junto es lo que valoriza nuestros sistemas y los productos que se desarrollan”, expuso el técnico de INIA.
Todo eso “seguramente va a ser importante” en el futuro inmediato para la carne, “pero hoy ya está pasando en la producción de lana. En el cierre de la mesa redonda en Smarter había compradores y vendedores internacionales de lana. Hoy contamos con experiencias donde los productores uruguayos reciben un plus por haberse embarcado en el camino de conservar el ambiente y tener una genética que favorezca el agregado de valor”.
“Queremos compararnos con el primer mundo”
Uruguay trabaja en la medición de metano en vacunos y ovinos, en ambos casos “la filosofía de trabajo es la misma, pero como la medición es más costosa en vacunos que en ovinos, con éstos últimos hemos avanzado más rápido”.
Del resultado de los estudios surge que “hay variación” a nivel genético. “En la raza Merino pudimos identificar los animales que emiten más o menos metano y gracias a las herramientas genómicas, o sea a la información molecular, podemos hacer planes piloto en predios de referencia: ir a esos predios, extraer ADN de los carneros, poseer la información molecular de esos animales y gracias a estos proyectos determinar a qué nivel genético está en la emisión de metano. Esa información asociada a las particularidades de ese predio podemos diseñar una estrategia para bajar las emisiones”.
Esos trabajos se están haciendo “y se ha encontrado una gran variabilidad entre productores Merino, variaciones en el sistema de producción por kilo de lana”, o sea que “hay áreas para optimizar, hay algunos parámetros a niveles internacionales muy buenos, y otros que tenemos que mejorar. De cualquier forma, estamos muy lejos del promedio que presenta FAO sobre emisiones de carbono. Estamos en buen camino comparados en lo internacional”, pero “queremos compararnos con el primer mundo, con Nueva Zelanda y Australia, con Europa y Norteamérica, con los que nos mezclamos pero con mucha variabilidad”.
Medición de gases
La medición de gases en ovinos está asociada a las pruebas de eficiencia de conversión, que se desarrollan por unos 50 días, donde en dos momentos se mide metano.
Los animales son introducidos en una estructura transparente, similar a una gran pecera, donde permanecen 40 minutos. Esas “peceras” fueron hechas en Treinta y Tres y Tacuarembó, “lo único que se debió adquirir aparte fue el medidor de gases que es del tipo que se usa para controlar la presencia de gases en las minas, que se conecta a cada pieza transparente que en su parte inferior es sellada con agua”.
En todo el proceso se cuida que el animal no se ponga nervioso, cuidando su bienestar, ya que de eso también depende el resultado que se obtenga.
Con esta medición “se estima cuantos gramos de metano y dióxido de carbono (CO2) produce en el día y eso lo podemos expresar en esa forma o corregirlo por el consumo de alimento, ya que sabemos exactamente lo que consumió ese animal varios días antes de la medición, o corregirlo por la ganancia de peso de cuerpo de ese animal porque también se pesan de forma automática día por día”.
TE PUEDE INTERESAR