Protestas armadas. (Relatos y otras páginas, 1870-1904). Eduardo Acevedo Díaz. BIBLIOTECA ARTIGAS. COLECCIÓN DE CLÁSICOS URUGUAYOS. VOL 207. $180, 210 págs., 2018.
Figura fascinante la de Eduardo Acevedo Díaz: político, periodista, militar, diplomático, insigne escritor. Pocos contribuyeron tanto como él a construir la identidad nacional, su narrativa histórica, de carácter fundacional, continúa vertebrando nuestro imaginario colectivo. Difícil sería rememorar el siglo XIX sin las páginas del Combate de la Tapera, Ismael o Grito de Gloria. Pero no solo sentó las bases de nuestra literatura nacional. Definió el 900 político también. Siendo un veterano y un héroe de las revoluciones blancas, su voto y el de su grupo laudó en el Senado la elección de José Batlle y Ordóñez como presidente. Crítico acérrimo de los levantamientos de 1903 y 1904, su gestión como diplomático acreditado en Washington implicó la intervención de Roosevelt y sus cañoneras en el conflicto.
Conjugó la espada y la pluma como pocos. El exilio era su horizonte habitual, luego de la ruptura con el bloque mayoritario del Partido Nacional fue su destino final. El juicio de sus contemporáneos quedó definido casi siempre por las banderías. Roxlo no dudaba: “Por razones de ética política, que han trascendido a la literatura, el estilo metálico de Acevedo ya no nos apasiona, pero no podemos negarle ni desconocerle sus grandes condiciones de pulcritud, de brío y de sonoridad”. Con la Generación del 45 viene un creciente reconocimiento, pasando a ser interesante notar los elogios de Paco Espínola y de las páginas de Justicia, el vocero comunista. Una explicitación pasa por la hipotética afinidad entre el realismo socialista y la novela histórica de fuerte raíz realista. Una subyacente, más sutil, era la lucha de los comunistas contra las páginas de cultura más cosmopolitas de Marcha.
La presente edición, con un minucioso estudio del Prof. Pablo Rocca, permite comprender luces y sombras del autor. La correspondencia al Dr. José Romeu es muy explícita: “Entre una intervención, ‘la argentina, que nada sirve, y por el contrario todo lo agrava, acumulando resabios a los ya existentes, y otra (la de Estados unidos) que asegure una paz para siempre, con la prosperidad positiva de la república y afianzamiento de su independencia, creo que la elección no es difícil’, le dice a su ministro y amigo, a quien también pide agasajos para los marines cuando lleguen a Montevideo”.
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