Por qué fracasan los países. Los orígenes del poder, la prosperidad y la pobreza. Daron Acemoglu. James A. Robinson. DEUSTO. págs. 590, $1200. 2022.
Un texto para pensar, discutir y releer. La síntesis es simple: ¿cuál es la variable definitoria en el destino económico de las sociedades? Algunas de las explicaciones más divulgadas pasan por la preponderancia de lo geográfico y lo climatológico, otras priorizan marcos culturales y sistemas de creencias consolidados a lo largo de períodos de larga duración. En esta mirada, lo religioso pasa a ser la estrella explicativa. Desde Max Weber hasta la fecha, hay bibliotecas escritas denostando el catolicismo y reivindicando las hipotéticas bienaventuranzas calvinistas.
Bien, hay otras miradas posibles y sustancialmente más fértiles. La clave de la economía radica en… la toma de las decisiones políticas. Aquí y ahora. Un enfoque que deja de difuminar responsabilidades. Dani Rodrik lo expresa tajantemente: “Es la política, ¡tontos! Así explican Acemoglu y Robinson, de forma sencilla pero convincente, la razón por la que tantos países no consiguen desarrollarse. Desde el absolutismo de los Estuardo al período prebélico del Sur, de Sierra Leona a Colombia, este trabajo magistral muestra cómo las élites poderosas manipulan las reglas para beneficiarse en detrimento de la mayoría. Trazando un camino cuidadoso entre los pesimistas y los optimistas, los autores demuestran que la historia y la geografía no tiene por qué marcar el destino de ningún país. Sin embargo, también documentan de qué forma las ideas y las políticas económicas inteligentes a menudo logran pocos resultados cuando no existe un cambio político fundamental”.
Daron Acemoglu es economista del MIT y James Robinson es politólogo, economista y profesor en la universidad de Harvard. Su trabajo conjunto logra un extraño milagro en un texto sobre economía; hacerlo apasionante. Logran ponerles rostro a las cifras. Hay algunos capítulos memorables. El caso de la reconstrucción de la infraestructura del valle central de Afganistán y su hipotético concomitante desarrollo democrático, muestra la tormenta perfecta de perversidades políticas e ineptitudes fuera de toda comprensión. Si bien es difícil construir instituciones inclusivas a base de bombardeos, otros desastres no naturales aguardaban a los afganos. Suministros inutilizables transportados por la empresa de un antiguo señor de la guerra afgano, un pequeño ejército de ONG que necesitaban recibir un 20% de la ayuda, el aparato burocrático de la ONU con igual porcentaje y para finalizar un equipo de abogados que logra otra tajada. El saldo… se destinó a la adquisición de algunos escasos alimentos en la parte occidental de Irán. Los autores, a lo largo de la obra, cuestionan sistemáticamente los tan propagandeados planes de ayuda externa que son parasitadas por burocracias eternas atornilladas al poder. Claramente era difícil que la democracia liberal soñada por Fukuyama germinara en ese valle.
Pero sí es posible generar instituciones políticas que incorporen realmente a la ciudadanía en la toma de decisiones. El análisis de los diversos procesos por el cual algunas sociedades logran ingresar al círculo virtuoso abarca no solo los habituales (países occidentales) sino un detallado análisis de la sociedad brasileña. Es interesante el mapeo de África, que para la mayor parte de nosotros se presenta como un todo homogéneo de sociedades y Estados fallidos. El relevamiento de las excepciones es una de las buenas noticias que encierra este ensayo. Vale la pena recordar que, si bien es cierto que fue editado inicialmente en el 2012, mantiene su vigencia histórica y algo no menor, ha logrado trascender las modas pasajeras para, luego de más de veinte ediciones en español, constituirse en un auténtico clásico en la defensa de las instituciones realmente democráticas.
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