El Centro de Atención a las Víctimas de la Violencia y el Delito (CAVID) es un servicio dependiente del Ministerio del Interior que brinda información, orientación y asistencia primaria a policías y familiares que pudieran afectarse por situaciones vinculadas a la violencia y a delitos. En los últimos días se registraron casos de violencia extrema, motivo por el que La Mañana entrevistó a la directora de CAVID, Sandra González Antuña.
¿Se ayuda al policía en situaciones como las que hemos vivido en estos días?
Sí, nosotros en realidad estamos trabajando desde hace dos años. Nos pusimos como una línea de ayudar al funcionario policial y su familia para que al llegar a su casa este tenga la compresión de sus familiares entendiendo cuál es la función de él para así trabajar en equipo para una mejor calidad de vida. A través del sistema de gestión tenemos la información de la situación de los funcionarios policiales cuando son víctimas de un delito o en este último caso tan complejo ocurrido en Montevideo (ndr: padre que asesinó a los hijos) que nos motivó ir hasta el lugar de los hechos y ver a los efectivos que estaban notoriamente afectados. Sabemos que los vecinos también quedaron impactados, además, obviamente, que la mamá de los niños asesinados. A nosotros nos parecía que teníamos que estar ahí para que los policías supieran que tienen respaldo, que a su vez los motiva a que nos cuiden mejor.
Cada funcionario, como ser humano, tiene formas distintas de procesar este tipo de situaciones, ¿qué se le ofrece desde CAVID?
Lo que le ofrecemos al funcionario es estrechar su mano, hoy tenemos esas herramientas y podemos utilizarlas. Siempre las tuvimos, pero anteriormente no se permitía utilizarlas. Hoy podemos decir que gracias a las gestiones que se hacen desde el Ministerio del Interior podemos usarlas para apoyar a la policía, no quedando así en una frase bonita. No solamente esto, sino que sumamos las coordinaciones que se hacen con el Hospital Policial, con cursos dándole herramientas al funcionario, reforzando su gestión, brindando contención hacia las víctimas y logrando resultados de la mejor forma.
No solo es en Montevideo, sino que esto es a nivel nacional. Para mí el interior es muy importante más allá de que nos absorbe la capital, pero al interior le tiene que llegar las mismas herramientas para que esos funcionarios sepan que pertenecen al Ministerio del Interior.
Y hay situaciones muy duras, como en el caso de los niños muertos.
Cuando están los niños es algo muy delicado haciendo que cualquier profesional, así estando capacitado, se conmueva ya que si no lo hacen es porque algo no anda bien. Hay que asumir esto para pedir ayuda. Lo bueno que tiene el centro de atención a las víctimas es que vamos hacia el lugar de los hechos; no necesitamos que se efectúe la denuncia, va el equipo multidisciplinario y eso es fundamental ya que no existen en muchos países del mundo.
A veces nos llenamos la boca diciendo que todos tenemos los mismos derechos. Ahora cuando “vamos a la cancha”, el día a día, tratando de evitar un intento de autoeliminación desde nuestra función, sabemos que la pandemia nos llevó a tener muchos suicidios. Bueno trabajemos, usemos las herramientas para salir a la cancha.
¿Con qué escenario se encuentran cuando llegan a casos como estos?
Nos encontramos con un policía que está preparado pero que debe tener una batería de herramientas para que esto no lo afecte. A veces no se reconoce pero pasan las semanas, los años y te das cuenta que te empieza a afectar sucediendo otras cosas que influyen incluso en lo económico. Son esas cosas que nos parece deben tener una atención en crisis al policía para que usen esas herramientas para que no terminen, por ejemplo, en intentos de autoeliminación, destrozando las familias. Es necesario que tenga una balanza, la familia debe saber que tras un hecho en el que aparecen niños muertos, esos policías cuando llegan a su casa no estarán de la misma forma y deben tener contención y en eso es que nosotros trabajamos. El policía tiene que llegar a su casa y no tener que transmitir todo, el funcionario policial no puede estar hablando todo lo que sucede en su día.
¿El policía tiene miedo de pedir ayuda?
Yo puedo decir que concientizamos al policía para que se dé cuenta, que no tenga miedo de reconocer cuando está mal. Nosotros no necesariamente debemos certificar al funcionario, cosa que da tranquilidad ya que ven en nosotros la chance de tener una oreja que los escuche. Empezaron a conocer que tienen una herramienta, esto no quiere decir que la policía no está preparada pero debemos hacer un plan de renovación de los cursos para que así tengan más herramientas de las que tienen. Nosotros en junio comenzamos los cursos, además de normativa y primeros auxilios impartimos herramientas de atención integral para las nuevas generaciones de funcionarios policiales.
La conducta, la personalidad y hasta el estilo de vida puede cambiar, el Ministerio no solo observa al policía como un número sino como un padre de familia y eso hay que valorarlo. Tratamos de conversar con el sindicato policial ya que tienen proyectos de contención psicológica. Debemos trabajar en conjunto, y se está trabajando en equipo, el sistema comienza a usar diferentes engranajes. Tenemos una maquinaria que se está utilizando porque se está dejando hacer, esta oficina se viene pensando desde hace muchos años. Teníamos la herramienta y no la usábamos. Ahora sí lo hacemos, no solo por nosotros sino por todos los uruguayos.
TE PUEDE INTERESAR