Verdad, belleza y bondad reformuladas. La enseñanza de las virtudes en el siglo XXI. Hoard Gardner. PAIDÓS. 2011. 302 págs.
Howard Gardner (1943) es un psicólogo, investigador y profesor de la Universidad de Harvard, célebre por sus investigaciones en el análisis de las capacidades cognitivas y por desarrollar la Teoría de las Inteligencias Múltiples. Dichas investigaciones han implicado una fuerte crítica a los modelos educacionales tradicionales al plantear el aprendizaje como una consecuencia del acto de pensar y el aprendizaje como comprensión profunda que involucre el uso flexible y activo del conocimiento. Esto lleva a replantear categorías como la inteligencia, habitualmente evaluada como una dimensión mensurable de forma universal, por el llamado coeficiente intelectual.
Gardner plantea una visión sustancialmente más abarcativa: esa inteligencia restrictiva a prácticamente las funciones lógicas pasa a ser entendida en múltiples dimensiones. La inteligencia tiene, por ende, dimensiones como la social, emocional, corporal, intrapersonal; habría al menos una docena de vertientes desde la cual evaluarla de forma integral.
Pero luego de estos desarrollos, Gardner ha continuado trabajando en concepciones educativas signadas por la preocupación ética. Es en esta línea el presente ensayo. Desde la noche de los tiempos, la humanidad ha tratado de definir verdad, belleza y bondad. Todas las sociedades, todas las épocas, han tenido sus propias interpretaciones de estas virtudes intemporales.
Gardner expone las asombrosas transformaciones que experimentan estas virtudes a lo largo de nuestras vidas y describe los nuevos retos que se nos plantean para dotarlas de sentido. ¿Cómo podemos distinguir la verdad de las “pseudoverdades” en la era de Internet? ¿Cómo juzgar la belleza cuando muchos artistas modernos la consideran una virtud anticuada, y cuyas obras pretenden más bien causar impacto que placer en el espectador? ¿Y cómo distinguir lo bueno de lo malo, cuando la moralidad está politizada y relativizada?
Estas son las preguntas que nos desconciertan pero también son las fundamentales. Y quizás sean más trascendentes en las nuevas generaciones. En la medida en que los niños desarrollan su sentido de la moral, de la belleza y de la verdad desde muy temprana edad, tenemos la obligación de modelar estas virtudes mediante la educación y con nuestras propias acciones.
En estas épocas de relativismo y fetichización de los logros materiales por encima de las otras dimensiones humanas, una lectura más que pertinente.
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