Se recibió como contador y se centró en el desarrollo de soluciones para los problemas financieros de las empresas, actividad que realizaba a la par de la docencia. A partir de 2020 contribuyó profesionalmente con el Plan Juntos, lo que le permitió vincularse a la situación de la vivienda en Uruguay, y hace un año que es el titular de la Dirección Nacional de Vivienda (Dinavi). Desde ese lugar está abocado a generar nuevas soluciones habitacionales para los diversos sectores de la población, con un especial énfasis en los más vulnerables, según contó a La Mañana.
¿Cómo surgió su interés por la economía?
Mi padre era contador público y yo siempre me visualicé en una carrera que tuviera que ver con eso. Me gustaban las letras, pero también los números, y naturalmente me fui derivando hacia ese lado. No tenía grandes aptitudes deportivas, entonces, si bien era amante del deporte y lo sigo siendo, sabía que ese no iba a ser mi medio de vida; jugué al rugby, al fútbol universitario, pero tenía claro que lo mío pasaba por estudiar una carrera.
Ha tenido un importante rol en Racing. ¿De qué manera se generó ese vínculo?
Yo vengo de una familia de inmigrantes italianos que se radicaron en Paysandú y después por temas laborales se vinieron a trabajar a Montevideo. Te hablo de mi abuelo y su familia, que eran 11 hermanos. En ese traslado, varios de ellos se hicieron hinchas de Racing y eso se fue heredando; mi padre también lo era, lo soy yo y lo es mi hijo. Luego asumí algunas obligaciones en la parte directiva, representé al club y fui vicepresidente y tesorero. Es un trabajo honorario que genera un montón de dolores de cabeza, pero que uno lo disfruta desde la pasión del hincha. Fue una linda época. Si algún día la disponibilidad horaria me lo permite, probablemente vuelva a dar una mano.
Volviendo a los números, por varias décadas ejerció la docencia. ¿Qué le dejó esa experiencia?
Es algo que me apasiona. Yo empecé siendo estudiante de facultad, y por compromisos laborales tuve que ir dejando eso un poco de lado, hasta que hace unos años se me presentó la oportunidad de dar clases nuevamente de Contabilidad y Economía y retomé. Ahora, con la poca disponibilidad que tengo, he tratado de mantener el vínculo dando cursos en alguna clase puntual. En su momento pensé en dedicarme a la docencia como un proyecto de vida, y todavía lo tengo como una idea a desarrollar.
Usted tuvo un destacado papel por varios años en la extinta Asociación de Dirigentes de la Pequeña y Mediana Empresa, donde debió ayudar a sortear los grandes retos de los pequeños empresarios. ¿Ha cambiado algo desde esa época a la actualidad?
Mi vinculación con la asociación comenzó en la década del 80. Es curioso que, si uno hace una comparación, probablemente los problemas y desafíos que hoy tienen las pequeñas empresas sigan siendo muy similares. En aquella época el concepto de pyme no tenía tanta promoción y difusión, pero con los años fue tomando otro protagonismo.
Fue un lindo desafío. Yo siempre busqué involucrarme en la parte financiera. El gran problema de la formación y la subsistencia de las micro y pequeñas empresas era y sigue siendo el tema financiero. Fue por ello que me empecé a centrar en eso, en hacer análisis financieros, flujo de fondos, presentación de propuestas de financiamiento cuando aparecía algún crédito del exterior con algunos beneficios. Inclusive trabajábamos a nivel parlamentario promoviendo algunos proyectos de ley.
¿Qué lugar ocupaba la política en su vida y cómo se vinculó a Cabildo Abierto?
Mi relación con la política nunca fue muy intensa, sí colaboré con candidatos que conocía por vínculos laborales y entendía que podían ayudar al país. Mi primera votación fue en el 82, en las elecciones internas, a los 18 años. Yo había estado vinculado hacía unos años al Partido Nacional y me empecé a involucrar con la militancia, pero con un perfil bajo. En este último período, a través del contacto que tenía de muchos años con la ministra de Vivienda, Irene Moreira, empecé a colaborar en el desarrollo de la campaña, y luego en la organización del ministerio como asesor.
En el primer año de esta administración se desempeñó como responsable de la Unidad Contable y después gerente de Servicios del Plan Juntos. ¿Qué representó para usted?
Fue un desafío importante. El objetivo era potenciar la generación de soluciones habitacionales para familias de contexto crítico, y empecé trabajando desde mi especialidad, que era la parte contable, y después pasé a gerenciar el área de Servicios, lo que me permitió ingresar en el tema de la vivienda en Uruguay de forma más intensa. De esa manera me involucré en el presupuesto del ministerio —cuando se estaba discutiendo ese proyecto de ley— y el año pasado surgió la posibilidad de asumir en la Dirección de Vivienda.
Hace ya un año que fue nombrado director nacional de Vivienda. ¿Qué balance hace del camino recorrido hasta el momento?
El balance es positivo. Me encontré con un equipo que se puso a la orden y que ha trabajado muy bien, y hemos logrado ir plasmando algunas iniciativas planteadas. Dinavi se encarga del diseño, programación y ejecución de todos los programas de vivienda. Había cosas que estaban funcionando bien pero que se podían mejorar y cosas que habían quedado un poco rezagadas y hemos estado trabajando para reflotarlas. También hemos generado un vínculo con las intendencias de todo el país para tener ese ida y vuelta que permita ejecutar esas soluciones habitacionales.
¿Cómo definiría la situación actual de la vivienda en Uruguay?
Hay distintas realidades, lo que depende mucho del sector socioeconómico. La Ley 18.795, llamada de interés social, fue muy exitosa en la generación de viviendas, en la reactivación económica, en la creación de empleo. Es cierto que hubo un sector muy grande de la población que quedó afuera de esa solución, dado que los costos no permitieron el acceso.
Tenemos, a su vez, el programa cooperativo, que históricamente ha sido el más importante en cuanto a la inversión del ministerio y lo sigue siendo. De hecho, continúa dando muchísimas soluciones. Para este quinquenio está proyectado que genere cerca de 8000 viviendas, y probablemente superemos esa cifra. Más de la mitad de lo que se invierte en vivienda en la cartera se destina a este programa. En el período anterior era prácticamente la única solución para determinado sector, pero hoy estamos tratando de que se amplíe ese abanico de posibilidades.
En tanto, el programa de autoconstrucción está perfilado para un sector muy específico de población que tenga algún tipo de experticia en el tema o que sienta el desafío de autoconstruirse su casa. Queremos ser mucho más eficientes en esto. Estamos trabajando con las intendencias en la posibilidad de conseguir tierras que permitan que más familias puedan autoconstruirse su vivienda. Es una solución que ha ido perdiendo protagonismo y nos pusimos como meta retomarla y promocionarla.
Una de las grandes apuestas del Ministerio de Vivienda (MVOT) es el programa “Entre Todos”. ¿Cuáles son las metas a cumplir?
En primer lugar, identificamos que había un sector importante de la población al que se le estaba haciendo difícil el acceso a la vivienda, y que es nuestro desafío actual. Para ello estuvimos trabajando más de dos años en este programa, que estamos empezando a ejecutarlo y esperamos que nos permita darle una solución definitiva a ese grupo.
Estamos en un momento bisagra en el cual en la medida en que el “Entre Todos” empiece a dar los frutos que esperamos, podremos empezar a sentirnos satisfechos de las soluciones generadas. No vamos a resolver el déficit habitacional ni en este período ni en el que viene, pero esto implica abrir un camino que después pueda ser replicado por otros y de esa forma apuntar a revertir esos números.
Con este programa aspiramos a que accedan a la vivienda cinco o seis deciles de la población uruguaya a los que les era difícil. Ahora estamos en la etapa de la búsqueda de apoyo de los bancos, queremos que participen para colaborar con el financiamiento. Además, estamos desarrollando otras soluciones para financiar esas viviendas a través de fideicomisos y con participación de otras instituciones como las AFAP e inversores nacionales y extranjeros.
¿Dónde está puesto el foco en materia de erradicación de asentamientos?
Recientemente se aprobó el fideicomiso que se está instrumentando para la solución de los asentamientos, tanto a través del programa de relocalizaciones como de las mejoras de las condiciones de habitabilidad de las viviendas de contexto crítico. Eso va a ser un apoyo grande también para abarcar a ese sector al que le era muy difícil acceder a una solución. El ministerio, con el presupuesto que tenía, no pudo revertir ese proceso de aumento histórico del número de los asentamientos, y esperamos empezar a lograrlo con estas herramientas.
En la Ley de Urgente Consideración (LUC) se creó una nueva dirección dentro del MVOT que es la Dirección Nacional de Integración Social y Urbana (Dinisu), que está específicamente enfocada en la coordinación de tres programas que tienen que ver con la solución de situaciones de familias en contextos críticos, con problemas serios de vivienda, algunas incluso en situación de calle, y otras con viviendas precarias en lugares no adecuados. Esa dirección está recién empezando a estructurarse y están preparando ese fideicomiso que le va a dar el sustento financiero.
¿Cómo ha sido el vínculo de la nueva dirección con la Dinavi?
Nosotros estamos colaborando con ellos porque seguimos involucrados en los temas que manejan, porque tienen en carpeta una serie de proyectos relacionados con los asentamientos que los vamos a seguir ejecutando desde esta dirección. Ellos van a empezar a trabajar en nuevas soluciones para aquellos que todavía no habían tenido acceso a una vivienda. Creo que cuando termine este quinquenio vamos a estar satisfechos y vamos a poder decir que hemos logrado empezar a resolver ese problema, que es complejo numérica y cualitativamente.
Si bien la Dinavi comparte con la Dinisu las tareas en el sector de mayor vulnerabilidad, estamos trabajando también en la posibilidad de la mejora habitacional y rehabilitación urbana que está destinada a quienes ya tienen alguna vivienda con cierta precariedad, de modo tal de colaborar en la mejora de la calidad de vida y de las condiciones del lugar. Estamos poniendo mucho énfasis en eso y dependemos de que las intendencias nos den su apoyo. Aspiramos a poder llegar a ese público más vulnerable que hoy tiene su vivienda, pero que ha ido perdiendo calidad y confortabilidad.
¿En qué medida impacta la situación económica del país en los recursos con los que cuenta el ministerio para la ejecución de estos programas?
La realidad es que esta administración asumió y a los pocos días se encontró con las medidas vinculadas a la pandemia, lo que generó un gran marco de incertidumbre, nos complicó y nos provocó una falta de certezas, pues no sabíamos cuánto iba a durar la pandemia ni qué impacto iba a tener sobre la economía del país.
Entonces, tuvimos un período en el que trabajamos en el diseño de programas, pero era difícil tener una certeza de cuál era el presupuesto con el que se podía contar, lo que es clave en este tema. Ese fue el período más crítico. Después se empezó a despejar la situación, comenzamos a ver que más allá de los efectos de la pandemia, íbamos a poder sobrellevarla y los números iban a empezar a mejorar.
Hay que reconocer que esta administración recibió algunos problemas que venían del período anterior, que tenían que ver con un déficit fiscal grande que generaba la necesidad de realizar algunas restricciones en gastos para revertir eso. No digo que ese tema se haya dejado atrás, pero hoy ya podemos ver el horizonte de otra manera y con optimismo en cuanto a que vamos a tener un presupuesto que nos va a permitir ir llevando adelante las soluciones que diseñamos.
El futuro de la madera en la construcción de viviendas
La administración actual del MVOT, liderada por la ministra Irene Moreira, le ha dado un papel preponderante a la construcción en madera, por entender que cuenta con diversas ventajas en comparación con otros sistemas. En primer lugar, una de las consecuencias positivas de la producción de madera es que permite una reducción de la huella de carbono, contribuyendo con el cuidado medioambiental.
Además, tal como explicó Ceretta, hay un factor económico-comercial que incide en este aspecto, que es la gran inversión que el país ha realizado en las últimas tres décadas en la forestación. En ese sentido, dijo que, si bien el sector tiene rentabilidad, el valor agregado puede tener un efecto mayor, puesto que “la posibilidad de que a esa madera se le dé un tratamiento y un procesamiento, podría incrementar los beneficios de la inversión que se hizo, y la construcción en madera podría ser un buen camino para generar esa demanda”.
En lo relativo al aspecto legal del uso de la madera en la construcción, las autoridades de Vivienda se encontraron con algunas trabas sobre las cuales están trabajando fuertemente. A su vez, dentro de la cartera se creó una oficina dedicada exclusivamente al desarrollo del sistema constructivo en madera.
En ese marco, a instancias de la ministra, se implementó un registro para certificación y homologación de sistemas constructivos denominado CIR, que va a permitir que los emprendedores que vienen trabajando en esto puedan participar en la construcción de complejos no solo en el sector privado sino también en el público.
Hasta el momento se han construido algunos complejos que, a pesar de que no son de gran tamaño, “empiezan a mostrar que la vivienda en madera es una solución real”, aseguró el entrevistado. Asimismo, dijo que grandes empresas del exterior se han asociado con compañías uruguayas para la creación de distintas formas de tratamiento de la madera para la construcción, con la aspiración de que se genere un nuevo mercado. Por último, sostuvo que a medida que se vayan rompiendo algunos tabúes, la madera va a ser un componente importante de la construcción.
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