Faltaban 15 minutos para la hora pautada. 9:45 marcaba el reloj cuando a los lejos se oyó “vamos a hacerlo mejor, vamos a hacerlo mejor”. En la explanada no eran más de 10 personas, de las que tres lucían sus banderas tricolores: rojo, azul y blanco. “¿Y la ola dónde está? Parecemos una gota más que una ola”, dijo entre risas unas de las mujeres que llegó a la explanada del supermercado TATA ubicado en Iguá y Calle 30, en pleno corazón de Malvín Norte.
“Acérquese compañero, vamos a pararnos todos juntos así hacemos números que ahí llega Daniel”, indicó la misma mujer a un señor que estaba a unos metros del grupo. En tanto el jingle frenteamplista incrementaba su volumen, ya que el ómnibus que encabezaría la caravana estaba más cerca.
“Qué poquitos que somos, che. ¿Será porque está feo?”, preguntó el señor que hacía segundos estaba distanciado del grupo. “No, no, los uruguayos somos así, impuntuales, quedate tranquilo que en media hora esto explota”, respondió esperanzada una joven mientras ataba a su cuello el pañuelo de “no a la reforma”.
Delante del micro que se acercaba llegaron unas camionetas que luego de estacionarse en el punto de encuentro, bajaron banderas entre la cuales había una de 30 metros de largo, la desplegaron con la ayuda de los presentes y se dispusieron como comensales en una mesa, rodeando y tomando la tela desde sus bordes, moviéndola de manera similar a las olas. Así esperaron a Daniel Martínez que se acercaba lento desde Hipólito Yrigoyen por Iguá.
En 10 minutos el lugar se había colmado de personas, algunas con motivo de la recorrida, otras porque simplemente pasaban por allí. “Ya vinieron estos con el banderazo a ocupar el estacionamiento”, refunfuñó un señor a su acompañante mientras intentaban estacionar el auto. “Quédese tranquilo que ya nos vamos a caminar, no se ponga nervioso”, dijo irónica una chica que sostenía uno de los bordes de la bandera.
Martínez descendió del ómnibus y los saludos, risas, selfies y abrazos fueron los protagonistas. Ya no eran personas desconocidas que se habían juntado en una explanada, eran compañeros y se lo hacían saber al candidato, lo hacían notar entre ellos mismos. “Acá estamos todos por lo mismo, porque queremos un Uruguay mejor, y solo con el Frente Amplio lo vamos a lograr, por eso vamos a salir a recorrer el barrio”, le explicó Sandra Arbiza a un joven que preguntó qué estaba pasando.
Arbiza es integrante de un comité de base del barrio, y desde hace más de 30 años se ha integrado como militante del partido. Dijo que el Frente no es una persona, que no se trata de votar a un individuo, sino una idea de país. “Creo que de los tres gobiernos frenteamplistas, esta es la campaña en la que más debemos valorizar la unión del lema que nos representa, y no las individualidades”, aseguró.
Atención personalizada
El candidato por el Frente Amplio se tomó su tiempo para hablar, saludar, sacarse fotos y hasta bromear con cada persona que se le acercaba. “¿Por qué Defensor, pelado? Ahí me fallaste mucho”, le dijo Alicia, una vecina del barrio que se presentó en la explanada con la camiseta de nacional y le pidió tomarse una foto juntos a Martínez. “Cosas del barrio en el que uno se cría”, respondió él.
La caminata comenzó y el candidato no paró de dedicarle segundos a quienes iban a hacia él. Ahora el recorrido era desde Iguá a Hipólito Yrigoyen y desde allí hacia Godoy. En el tramo desde Godoy hasta Alejandro Gallinal, Martinez procuraba salirse de la caravana -que hasta ese momento era a pie- para acercarse a las casas de los vecinos que salía a las puertas para darse un apretón de manos, un abrazo o tomarse una foto.
En tanto la delantera de la caravana era dominada por los caminantes, la fila de automóviles que la perseguía iba creciendo cada vez más, la canción Ola Esperanza se mezclaba con bocinas, gritos, pasos, bailes y el canto de los presentes. Luego de cumplir con el recorrido a pie, las personas se fueron repartiendo en los diferentes vehículos para emprender un viaje que terminaría en la Plaza de los Olímpicos del barrio Malvín.
Una veintena de cuadras fueron teñidas de rojo, azul y blanco, el sonido ambiente siguió siendo el de los bocinazos y el jingle del partido. El número cuatro representado con los dedos fue la insignia del recorrido. Y un simpático Martínez continuó saludando desde el micro, sacando parte de su cuerpo y tomando la mano de los simpatizantes dispuestos a saludar de cerca.
El momento de hablar
Pasadas las 12:00 horas la caravana llegó al destino. Martínez planteó varios asuntos en su oratoria entre los que apuntó el ataque constante al partido. “Nosotros nunca queremos sembrar enfrentamiento, sí el debate franco de ideas. Pero nos atacaron 39 veces, no quedó títere con cabeza y se encargaron de recordar a todo el Frente Amplio”, indicó el candidato en referencia a Luis Lacalle Pou. Además, en el mismo sentido, utilizó la idea de “programas ocultos”, en relación al llamado de silencio por parte de los asesores del Partido Nacional.
Por otra parte exhortó a los oyentes a no apurarse ni ser radicales, “hay que esperar que la torta crezca para repartirla. Y el Frente Amplio ha demostrado que la torta puede crecer como nunca con nosotros en el gobierno y se puede repartir como nunca se hizo en la historia del Uruguay. Hechos, no palabras, que aún queda mucho por hacer”, aseguró.
Dijo que en vez de proponer recortes, el partido propone capacitar a 80.000 uruguayos por año porque, a su entender, eso implicaría apostar al futuro. “Esto también implica que personas que hoy ganan salarios bajos, que son apenas un poco más que un salario mínimo, le debemos dar más conocimiento para que tengan mejores perspectivas. No lo vamos a hacer con nuevos recursos, sino con los recursos que ya tiene el Inefop y la educación”, vociferó.