Parece ser que poco importa la situación mundial de pospandemia con la consiguiente difícil recuperación económica, que la bolsa caiga, que los valores bursátiles se tambaleen, que el conflicto entre Rusia y Ucrania tenga como consecuencia la falta de cereales en el mundo, y que el gas escasee produciendo unas consecuencias de difícil abordaje. El impacto de todos estos factores parece no influir en el apetito que se ha puesto de manifiesto en la primera jornada de las dos semanas de ventas de inicio de primavera de las salas de subasta de Nueva York.
La noche del lunes 9 de mayo en la sala de subastas de Christie’s de Manhattan debe, como mínimo, adjetivarse como memorable. La recaudación ascendió a US$ 318 millones en la primera jornada, en las que se espera una recaudación de US$ 2.000 millones pese a la volatilidad.
La gran estrella de la noche correspondió al icónico retrato Shot Sage Blue Marilyn, de la serie realizada por Andy Warhol en 1964. Tras la muerte de la mítica actriz en 1962, Warhol eligió una foto promocional de Marilyn de la película Niágara (1953) y comenzó a crear serigrafías coloridas de su rostro. En total son cinco versiones, hoy todas en manos de acaudalados propietarios, siendo la obra subastada de 1964, desarrollada por el artista con una técnica más elaborada y laboriosa. El cuadro se ha exhibido en algunos de los museos más importantes del mundo, entre ellos el Guggenheim de Nueva York, el Centro Pompidou de Paris, el Tate Modern de Londres, el Reina Sofía de Madrid, el Royal Academy of Arts de Londres y el Neue Nationalgalerie de Berlin.
La suma alcanzó los US$ 170 millones al sonar el golpe de martillo. Su precio subió a US$ 195.040.000 impuestos incluidos, cerca de los US$ 200 millones previstos. Esta obra suma varios motivos por la que ha batido el record del precio más alto por un artista estadounidense en una subasta. En el 2017, por ejemplo, una calavera de Jean-Michel Basquiat recaudó US$ 110,5 millones en Sotheby’s. Reúne el protagonismo de una de los más candorosos símbolos sexuales del siglo XX, resaltado en su rostro de vibrante color, labios color salvia, cabellos rubio platino, en la mejor película que ella interpretó, ejecutada por uno de los más controvertidos artistas de la época. La puja por los 36 lotes –dos no se vendieron– de la colección de los hermanos Thomas y Doris Ammann, ambos ya fallecidos, arrancó con la evidencia de que existe mucho apetito en el mercado del arte.
Las pujas se situaron por encima de los precios marcados de salida en varios objetos y que la subasta haya tenido carácter benéfico no desmerece el precio pagado por la serigrafía Shot Saga Blue Marilyn. Las ganancias de la venta irán a la Thomas and Doris Ammann Foundation Zurich que puso la obra a la venta. La fundación se dedica a ayudar a la infancia por medio de programas de salud y educación.
Christie’s realizó una campaña de publicidad excepcional para la subasta de esta Marilyn, de 106 x 106 centímetros. “La pintura del siglo XX más importante que se ha subastado en una generación”, dijeron. La compararon con la Mona Lisa de Leonardo, El nacimiento de Venus de Botticeli y Las damas de Aviñon de Picasso. La novedosa campaña de marketing, que llegó incluso a proyectar el retrato de Marilyn en la fachada del Rockefeller Center, y los cuatro minutos de fuertes pujas bastaron para que esta obra de Warhol demostrara, no solo la fuerza de lo que representa en la cultura contemporánea, sino la potente demanda de los coleccionistas para unos artistas muy concretos que enlazan récord tras récord. Y es que, pese a la difícil situación económica, se mantiene una inquebrantable confianza en el mercado actual del arte.
Aun así, hay que destacar que quien compró el Warhol fue el marchante y galerista Larry Gagosian. La puja la realizó presencialmente en la sala, aunque se especuló que actuaba de intermediario… y no escapa a la opinión pública que si intervino un profesional es que la pieza tiene entonces un recorrido comercial en el futuro…
Las manifestaciones de satisfacción del director de Christies después de la subasta, no se hicieron esperar. “Esto demuestra que estamos en un mercado de arte con mucha capacidad de recuperación”, declaró. “Hay dinero y cantidad de obras de calidad, que se venden a pesar de los tumultos en el mundo”, recalcaron los analistas.
Hay que analizar si estos resultados obedecen a la pasión por coleccionar en sí mismo, o si simplemente son el reflejo de atesorar objetos que son valores de inversión, que estén sujetos a menos situaciones políticas profundas, aunque sin menospreciar los vaivenes de las modas por ciertos períodos artísticos y las connotaciones sociológicas del momento.
Por otra parte, se plantea la pregunta de si el actual mercado está dispuesto a apostar y absorber tantas obras de muy alta calidad, o si los inversores están en situación holgada para gastar mucho dinero, a lo hay que añadir la incertidumbre de la realización de una ganancia al corto plazo.
Solo el tiempo nos podrá esclarecer esta situación, que por otra parte nos parece confusa por la situación política, económica y social que estamos viviendo en estos momentos.
(*) Catedrática de Sociología – UB, Dra. Historia del Arte, Crítica de Arte, Miembro de AICA y ACCA.
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