A 15 años de la reforma tributaria del Frente Amplio (FA), en la que Costa se desempeñó como asesor, entrevistado por La Mañana, hizo un análisis del sistema tributario actual y señaló qué cambios deberían implementarse según su visión. Por otro lado, remarcó la importancia de generar un IVA personalizado en el contexto económico actual y planteó algunos reparos al régimen de exoneraciones por inversiones.
Usted fue uno de los que asesoró al FA en la reforma tributaria de 2007. A 15 años de su implementación, ¿qué cosas positivas destacaría?
Uno de los temas principales fue la simplificación impositiva, con una reducción y eliminación de impuestos que en realidad gravaban de una u otra forma o el consumo o la renta. La sustitución del IRP por el IRPF también le aportó muchísima más igualdad y equidad al sistema. En la reforma original no se incluyeron los asuntos de núcleo familiar y otras deducciones que poco a poco se fueron incorporando. Quizás en términos de equidad no se haya llegado a un óptimo, pero los temas de desigualdad impositiva se mejoraron muchísimo, especialmente, si uno suma lo que es IRPF más IVA, dado que en los deciles de mayores ingresos eso tuvo un efecto redistributivo importante.
Por otro lado, ¿qué cosas habría que mejorar?
En el debe de la reforma estuvo no haber analizado el impuesto al consumo y haber dejado el IVA tal cual estaba, que es parte de la discusión que estamos viviendo hoy.
Otra cosa que se ha discutido mucho es qué pasa con las rentas al capital, que quedaron como un impuesto dual. Es una de las fortalezas que tiene Uruguay, sobre todo cuando uno mira en términos de competencia impositiva con otros países de la región, es decir, las tasas siguen siendo muy competitivas y eso hace que se pueda atraer residencia fiscal. Parte de lo que el actual gobierno planteó, justamente, fue generar este atractivo, que se puede hacer por ese mix que hay en las rentas del capital.
Otro de los puntos que estuvo sobre la mesa fue la internacionalización del sistema tributario, o sea, introducir los temas de precios de transferencia, introducir cláusulas unilaterales para evitar la doble imposición, una propuesta que de alguna manera se fue fortaleciendo sobre una red de tratados, obviamente impulsada también por los cambios a nivel mundial.
En resumen, hay muchas cosas para mejorar, pero creo que se modernizó el sistema tributario.
Recientemente, usted dijo en el programa En Perspectiva que “Uruguay se debe un debate sobre el gasto tributario, que es inequitativo”. ¿Hacia dónde tendría que apuntar? ¿Por dónde tendrían que pasar los cambios?
En materia de imposición al consumo Uruguay tiene una amplia lista de exoneraciones, dobles tasas impositivas, que pretenden muchas veces beneficiar sectores populares y no necesariamente lo logran porque no son incentivos tributarios focalizados. Hoy se está discutiendo mucho a nivel mundial el IVA personalizado; hay autores internacionales que ven la necesidad de reducir la tasa máxima del impuesto, modificar alícuotas y dejar las exoneraciones para aquellos sectores más vulnerables que hoy, gracias a la tecnología, perfectamente se pueden localizar. En nuestro caso, se podría hacer a través de la Tarjeta Uruguay Social, por ejemplo, y con eso se bajaría muchísimo el costo tributario y el beneficio llegaría a quien tiene que llegar, que son los sectores de menores ingresos.
¿Qué opinión tiene sobre el régimen de exenciones generalizadas?
Ese es otro tema sobre el cual Uruguay merece una discusión. En 2021 se aprobaron proyectos por aproximadamente US$ 570 millones, de los cuales, si uno suma lo que es el beneficio del IRAE más el del IVA a la importación, más aranceles, Uruguay está resignando alrededor de un 60-70% de ese monto. En algunos casos, los proyectos de inversión no se harían si no fuera por la exoneración, es cierto, pero quizás habría que analizar si es razonable que todos los sectores que hoy están recibiendo esos beneficios los reciban y si realmente son rubros que generan empleo, descentralización, mejoras en términos ambientales, entre otros. Uruguay se merece un buen debate sobre si realmente las exoneraciones por inversiones están logrando todo el efecto que se pretende.
¿Hay margen para mejorar ese régimen?
O por lo menos para discutirlo. El gobierno apostó muchísimo a este régimen, lo amplió, en algunos casos, correctamente, como en lo que tiene que ver con la vivienda promovida. En esos sectores estamos viendo un nivel muy elevado de construcción y de generación de empleo. Ahora, hay que ver si a todos los sectores realmente les está llegando igual.
¿Cree que es una posibilidad en el contexto actual generar un IVA personalizado, como planteaba recién?
Hay varios sectores políticos que lo están planteando, y probablemente los próximos anuncios del Ministerio de Economía (MEF) vayan en esa dirección. Creo que se puede llegar a los sectores que se quiere con beneficios tributarios; hoy el Mides tiene herramientas tecnológicas formidables para poder hacer la sintonía más fina posible en esos segmentos.
¿Qué visión tiene sobre las medidas de exoneración de IVA para determinados productos de la canasta básica?
Hoy eso se está discutiendo y uno lo puede pensar quizás como algo transitorio, pero esas exoneraciones muchas veces terminan beneficiando a sectores que no necesariamente lo requieren. En la actualidad, a nivel de la literatura tributaria y de los sistemas tributarios, el IVA personalizado es una herramienta que, conjugada con los instrumentos tecnológicos, puede llegar a ser interesante. No sé si Uruguay está dispuesto a hacer eso en términos de discusión tributaria, pero prospectivamente me parece que debiéramos ir hacia eso.
“Un IVA personalizado sería un gran mitigador de la situación actual, que afecta más a los más vulnerables”, afirmó a La Mañana el economista Marcos Soto. ¿Coincide?
Sí, comparto. Creo que se puede generar consenso para ir a esos sectores de menores ingresos. Hoy hay mucha información, sobre todo a nivel del Instituto Nacional de Estadística y del gasto que se genera incluso en cuanto al consumo en tarjetas de crédito, es decir, se puede saber muy bien qué es lo que se está consumiendo. Toda la información disponible se puede utilizar para la política tributaria.
Por lo que decía anteriormente, ¿considera que el sistema tributario debería ser más justo?
Uruguay tiene un alto nivel de madurez en su sistema tributario, tiene una organización tributaria sólida, con dedicación exclusiva, y tiene una Asesoría Tributaria en el MEF que está pensando en términos de inserción internacional. Se vienen cambios muy grandes a nivel tributario. Hay que ver cómo la guerra puede afectar esas modificaciones que se estaban planificando, pero estamos en un momento de mucha ebullición con respecto a la discusión en la academia internacional y me parece que se podría tener un sistema tributario mucho más justo, sobre todo, con el sacrificio fiscal en los lugares a los que se quiere llegar. Esto no significa que esté en contra de las exoneraciones por inversiones, que creo que son muy útiles. Seguramente, de esos US$ 570 millones que se aprobaron para el 2021, muchos proyectos no se hubieran hecho sin exoneraciones, otros se hubieran hecho igual, y hay que ver si realmente generaron la mano de obra que se pretendía.
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