El socialismo en la Argentina. Del Socialismo cipayo a la Izquierda Nacional. Jorge E. Spilimbergo. EDICIONES DEL MAR DULCE. Págs. 364. 1969.
Jorge E. Spilimbergo (1928-2004) fue un político, escritor y pensador argentino que, junto a Jorge Abelardo Ramos, fundaron la corriente política e ideológica conocida como Izquierda Nacional.
Durante su juventud se inició en las lecturas marxistas y comenzó a militar en la Federación Juvenil Comunista. Presencia la histórica jornada del 17 de octubre de 1945, en la cual una inmensa movilización obrera y popular exigió y logró la liberación del entonces Coronel Juan Domingo Perón, detenido pocos días antes. Comienza entonces a alejarse del Partido Comunista definido ya no solo por los manejos burocráticos de Victorio Codovilla y Rodolfo Ghioldi sino por una interpretación del marxismo y de la realidad signada por la “lacayuna obediencia a los dictados de Stalin y la Unión Soviética”.
Junto con Jorge Abelardo Ramos confluyen en un apoyo con independencia política al gobierno del Gral. Perón. A la caída del peronismo, producto del golpe de Estado de 1955 perpetrado por la autodenominada “Revolución Libertadora”, se da una situación paradójica. El peronismo queda proscripto en forma radical (estaba prohibida toda mención a Perón y cualquier mención a su simbología) mientras las diversas fuerzas de izquierda mantienen cierta legalidad. De hecho, gran parte de dichas opciones políticas se habían conjugado con los sectores más regresivos en una cruzada de tierra arrasada contra el peronismo. Braden o Perón no solo era una síntesis de la polarización de la sociedad argentina, era una cabal descripción de la confrontación entre una bizarra alianza del Partido Comunista, el histórico socialismo y los sectores más conservadores liderados desembozadamente por el embajador estadounidense de la época, Braden, contra los sectores populares que veían a Perón como la garantía de una sociedad más justa.
La obra de Spilimbergo, polémica si la hay, se centra en una gran pregunta. ¿Cómo puede ser que el socialismo sintetizado en torno a la figura de Juan B. Justo se hubiese apartado tanto de los verdaderos intereses populares? Dicho de otro modo, ¿por qué la izquierda, en términos mayoritarios más allá de las buenas intenciones, heroísmo de sus militantes y declaraciones, terminaba convalidando políticas generadas en las metrópolis financieras?
La respuesta está en asumir que la “cuestión nacional” es el centro neurálgico de la política de estos países: la lucha por la soberanía real es el cernidor definitivo.
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