Pablo Bertini es sommelier especialista en cervezas y profesor de la Facultad de Química, además es productor fabricante de la cerveza artesanal De Garage Beer que fabrica en la ciudad de Nueva Helvecia, departamento de Colonia.
“Todo empezó por curiosidad y siendo un hobby, y terminé involucrándome más de lo que pensé”, dijo Pablo Bertini a La Mañana al ser consultado sobre sus inicios. El primer paso fue como “cervecero casero en 2012, hacía algunos litros para probar y consumo propio, pero la producción fue evolucionando y cinco años después, en 2017, me di cuenta que podría dar el paso y comenzar a vender. Así pasé de 30 o 50 litros por mes a 400 o 500 litros y en verano que es el período de mayor venta son 800 o 900 litros”.
Recordó que viajó a Argentina a “probar cervezas artesanales que acá no existían, me nació la curiosidad sobre cómo se hacían, eso me llevó a hacer un curso en Argentina y a partir de ahí comencé a cocinar en casa como prueba para ver qué resultado tenía. Fue el comienzo de un viaje sin retorno, porque cuando uno prueba la cerveza artesanal es muy difícil volver a tomar una cerveza industrial”, aseguró, y explicó que eso se debe a que el producto industrial “tiene contenidos químicos que se usan para acelerar los procesos de la fermentación y que muchas veces generan malestar posterior”. En cambo la cerveza artesanal “está producida con cebada, agua, malta, lúpulo y levadura. Con esos cuatro ingredientes se consume un producto cien por ciento natural”.
De Garage Beer quedó con ese nombre porque “empecé en el garage de mi casa, actualmente la marca puede consumirse en Colonia, algunos locales de Montevideo y en la feria nocturna del Parque Rodó de la capital que se realiza todos los diciembres”.
Fácil de elaborar
La elaboración artesanal es sencilla, “hay muchos tutoriales” en internet que permiten que “cualquiera pueda intentarlo y el costo inicial es ínfimo, basta con tener un par de ollas, una conservadora y una heladera para madurar el producto. Con eso se pueden hacer 10 o 20 litros que es con lo que uno empieza”.
Cuando Bertini comenzó a elaborar su cerveza, era difícil conseguir cebada industrial, “tenía que traerla de Argentina” y había otros ingredientes como lúpulo o levaduras que “no se conseguían localmente”. En la actualidad eso cambió y “hoy en cualquier barrio hay un local que vende productos para hacer cerveza”. Para elaborar 20 litros la inversión en insumos es de unos 900 pesos. “Es fácil iniciarse y a bajo costo”, aseguró.
Diferencias entre las cervezas artesanales y las industriales
Para el consumidor las diferencias entre una y otra cerveza son claras y están bien definidas.
“La industrial es un líquido con alcohol que te refresca y que recomiendan tomar bien fría, y al beberla casi no se perciben sabores o aromas”. La artesanal en cambio no hay por qué consumirla tan fría, además de que su olor y gusto es superior. “Cuando uno la huele se encuentra con un montón de aromas y cuando la toma con un montón de sabores. Son aromas y sabores que dependen del tipo de cerveza. Las rubias con aromas a malta, la ipa con mucho lúpulo, aromas tropicales y flores, la cerveza negra a granos de café, chocolate. O sea que el consumidor empieza a descubrir un montón de sensaciones que uno no estaba acostumbrado a sentir en un producto industrial. Ese es el primer punto de diferenciación”.
Rápidamente las empresas industriales notaron la preferencia del consumidor por esas cervezas que ofrecen mucho más que un líquido frío con alcohol y comenzaron a aparecer variedades y estilos “que siempre existieron pero nunca nos lo ofrecieron, lo hacen ahora porque la cerveza industrial no quiere perder campos de venta en esa gente que se ha ido capacitando” sobre el buen beber.
“Los cambios en la cervecería industrial obedecen a la aparición de la cerveza artesanal”, subrayó.
El monopolio cervecero en Uruguay
Consultado sobre la posición monopólica de algunas compañías cerveceras que han adquirido varias marcas, Bertini dijo que eso es así y que los cerveceros artesanales no pueden ingresar a algunas grandes superficies por acuerdos que tiene con las industrias.
“Yo no puedo vender mi cerveza en el supermercado porque hay un acuerdo o contrato”, eso no se da tan contundentemente en Montevideo, pero sí se siente más en los supermercados del interior. Incluso hay industrias que han sido multadas por sus políticas comerciales pero “son multinacionales a las que les sirve más pagar que cambiar” ese comportamiento comercial.
“En las grandes superficies de Montevideo hay alguna cerveza artesanal que han logrado ingresar”, pero a nivel nacional y en el interior, “en esas cadenas se maneja esa situación que no permite que el artesanal llegue a ofrecer su producto”.
La excepción fueron los supermercados Tata que “rompieron las relaciones con Ambev porque le querían imponer condiciones de venta que ellos no aceptaron. El cliente de Tata tiene las cervezas de CCU” que son las marcas Schneider y Heineken entre otras; además el supermercado hace su propia importación y venta.
La cerveza artesanal es la preferida por los jóvenes
A pesar de la fuerte presión que ejercen las grandes industrias, la cerveza artesanal tiene un futuro positivamente claro porque su principal público objetivo son los jóvenes.
“Los clientes principales son los bares”, explicó Bertini. “En Montevideo caminás por el barrio Sur, por Palermo, el Centro, es una zona donde hay muchos boliches y todos venden cervezas artesanales, difícilmente te vendan una Pilsen. Ese es el principal punto de venta de la artesanal, los boliches o las cervecerías con un formato de venta diferente a la botella que era lo que te servían antes”.
“La franja etaria que consume lo artesanal va de 18 a 30 años, los jóvenes se han acostumbrado a consumir un producto que no pasa por el proceso de embotellado y se sirve directamente desde la canilla del barril. Mi producto va directamente al bar y éste lo vende al consumidor final que lo recibe fresco y sin el encarecimiento del embotellamiento y la distribución”, explicó.
“Ya es un clásico de los jueves o viernes ir a una cervecería a conversar y tomar una pinta o media pinta de cerveza; ese grupo etario está acostumbrado a ese formato, sobre todo en Montevideo y Canelones”, y por eso las grandes marcas están sacando cervezas que “buscan llegar a ese público”.
Se está dando un fenómeno cultural “similar a lo que sucedió con los vinos”. “Hoy es común ver en un restaurante que alguien come un buen plato y lo acompaña con cerveza cuando antes era solo para la pizza, la papa frita o la hamburguesa”. También “hay casas de comida en que podés comer un postre con una cerveza ipa”.
Ese cambio cultural también se da porque hay restaurantes que “ofrecen maridaje o cata de cervezas y están enseñando a la gente a que puede comer con una cerveza diferente cada plato. Esa formación que antes no existía hace que crezca el mercado”.
En esa formación para el adecuado consumo de cerveza, Bertini dijo que “es importante la hidratación. Si uno se toma dos vasos de cerveza y vas a seguir tomando lo bueno es tomar un vaso de agua, para hidratar. Beber es una cultura y es importante el cambio cultural en ese sentido”.
Empresa familiar
El Garage Beer es una empresa familiar en la que Pablo Bertini trabaja con el apoyo de su esposa y sus dos hijas a las que le muestra cómo se elabora el producto así conocen el sustento familiar.
“Mi hija de 14 reconoce cualquier cerveza que elaboro con solo mirarla u olerla, tiene innata la cultura, los aromas y sabores de la cerveza artesanal, y la más chiquita que tiene 9 no ha probado pero ya puede reconocer qué tipo de cerveza estamos haciendo sólo con el olor”, contó.
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