Consultados por La Mañana, Alicia Fernández, pediatra y coordinadora del área Programática de Salud en el Niñez del MSP, y Álvaro Galiana, infectólogo y director del Hospital Pediátrico del Pereira Rossell, explicaron que los números de casos de personas con síntomas vinculados al virus de la gripe influenza A, volvió a los niveles de los años 2018 y 2019.
Durante los dos años en que la pandemia por covid-19 tomó más fuerza, con cepas de gran preocupación como lo fueron la P1 y delta, por ejemplo, los cuidados a nivel territorial en materia sanitaria estaban a la vista: bajo contacto personal directo, uso de tapabocas obligatorio en espacios cerrados o con circulación de personas, alcohol sanitizante a disposición espacio para lavados de manos, ventilación de áreas cerradas, entre otras cosas.
Estas acciones no solo impidieron que se incrementen los contagios de covid-19, sino que hicieron que bajara el número anual de personas con gripes estacionarias típicas. Pero ya este año, con la no obligatoriedad de algunas medidas sanitarias gracias al fin de la emergencia sanitaria, los casos de gripe con infecciones respiratorias vuelven a ser parecidas a las de 2018 y 2019.
“La razón de esto es que está muy liberado en la población el comportamiento sin cuidarse como cuando recién comenzó la pandemia. Son pocos los que mantienen el uso de la mascarilla”, explicó a La Mañana la doctora Alicia Fernández. Agregó que, exceptuando 2020 y 2021, el Ministerio de Salud Pública se preparó con planes de invierno en vistas a la circulación de los virus que habitualmente llegan en esta época.
Entre ellos nombró a influenza y virus respiratorios que son los que más ocupan a los trabajadores de la salud. “Y a esto se suma el SARS-COV-2, obviamente, que si bien el que circula actualmente no causa internaciones por cuadro agudo en niños, sí obliga a guardar reposo en domicilio, igual que las demás enfermedades virales”, añadió Fernández.
En esa misma línea, el infectólogo Álvaro Galiana aseguró que estamos ante una nueva realidad. “Tenemos infecciones por SARS-COV-2, que hoy no es severa en general y tenemos influenza A de forma muy marcada, algunos casos por bronquiolitis por virus respiratorio sincitial (VRS) y otros virus también como parainfluenza y rinovirus, tenemos virus con cuadros febriles importantes. Todos los años pasa, no es que ahora algo haya cambiado, pero sí se agregó el covid-19”, dijo a La Mañana.
Más infecciones que antes: “una interpretación subjetiva”
En las últimas semanas fue posible oír y leer cometarios de la población general vinculados a que “las gripes están más fuertes”, “hay muchas personas con problemas respiratorios”, “esto era más común en invierno no en otoño”. En ese sentido, Galiana consideró que se trata de interpretaciones subjetivas a las que no se afilia.
“Cuando tuvimos las primeras olas de covid, la variante delta o la P1, generaban una infección pulmonar severa, algo que no estamos viviendo hoy con la variante ómicron, es cierto que hubo muy poca infección por VRS o por influenza en ese momento. En la medida en que estábamos aislados se demostró que si nos quedamos en casa todo el año es más difícil agarrarse un virus como este”, explicó.
Agregó que en los periodos donde las cepas más peligrosas predominaron, fue cuando más fallecidos hubo. “Eso hoy no está pasando, se da en casos excepcionales porque también las personas pueden morir por un VRS y por un virus influenza si tienen otros factores de riesgo. Para los virus comunes, luego de que uno los tiene, algo de inmunidad nos dejan y si estamos vacunados es más leve aún”.
A su vez, recordó que en 2018 y 2019 Uruguay tuvo una demanda asistencial impresionante en hospitales. “En los dos años siguientes nos olvidamos de eso porque nos centramos en la pandemia”, entendió.
Por otra parte, con respecto a los niños, Fernández explicó que la duración de los cuadros, en este momento particularmente, es la misma de siempre, es decir en una bronquiolitis, que es una enfermedad que se ve en los menores de dos años, la duración sigue siendo entre cinco y siete días, y los cuadros con fiebre, que dan cuenta que se trata de una gripe, también.
“No estamos en emergencia sanitaria por covid-19, no estamos en emergencia por gripe, pero hay que ser prudente y tomar medidas, al menos en los lugares donde hay circulación de muchas personas juntas: shoppings, supermercados, ómnibus”, señaló.
Aumento de consultas pediátricas prehospitalarias
A nivel de internación, aseguró Fernández, todavía no se está en el pico máximo que se suele esperar para junio y julio, donde aumentan los casos de infecciones respiratorias y se extienden hasta finales de agosto e inicios de setiembre. “Se está dando un alto número de consultas prehospitalarias en puertas de emergencia, algo que pasó hasta el 2019, no en pandemia”.
La entrevistada indicó que es importante comunicar a quiénes llaman al médico de radio, que las infecciones respiratorias no son urgencia ni emergencia, y son llamados que pueden tener demoras. Lo mismo quienes consultan en puerta de emergencia y que deben esperar horas para saber si la internación es necesaria: “van a ser asistidos en caso de necesitarlo antes de pasar a cama”.
A su vez, explicó que esta es una época en la que es muy común que desarrolle el rotavirus, que ocasiona diarreas y genera numerosas consultas.
En cuanto a inmunizaciones, Fernández sostuvo que más allá de la vacunación contra el covid-19, se apela a que los padres sean conscientes de que los niños pueden tener formas graves de gripe, e insisten en que la población de seis meses a cinco años, sana, y aquellos niños con comorbilidades de cualquier edad superior a seis meses, sean vacunados contra la gripe.
“Las embarazadas son población de riesgo y que se vacunen un año no las protege para el siguiente en el caso de influenza. También debe vacunarse el personal esencial. Estamos en poco más del 50% de la capacidad de vacunación, se adquirieron 700.000 dosis. Insistimos a las poblaciones de riesgo que tienen oportunidad de vacunarse, que lo hagan”, insistió la coordinadora.
También considera necesario apelar a las medidas de prevención, la correcta higiene de manos, el uso de mascarillas de adultos en lugares con mucha gente, no llevar niños enfermos a centros educativos y ventilar los ambientes cuando es posible.
VRS, un virus que preocupa y para el que no hay vacuna
El VRS se asocia con las bronquiolitis en los niños pequeños y con el resfriado común en los adultos. Genera problemas respiratorios porque incluso es un gran desencadenante de crisis asmáticas y también se asocia con episodios de broncoespasmo. En cuanto a pediatría, es el virus que más preocupa, ya que la bronquiolitis es una enfermedad que puede ser relativamente grave y cada año muere algún niño a causa de ella; en general son niños lactantes.
Cuando aparece un VRS en una intervención siempre surge el temor de que se disemine dentro de la unidad neonatal y se introduzcan infecciones severas intrahospitalarias. A su vez, esos niños que nacen y permanecen prematuros internados, cuando se van a su casa pesando menos de tres kilos, si se infectan con VRS luego necesitan internación, oxígeno, pasar a un CTI o ventilación asistida.
“Por esto nos preocupa, además no hay una vacunación que impida la infección, desde hace años se habla de investigaciones para lograr una vacuna. Lo que sí hay para prematuros severos es un anticuerpo especifico generado para evitar las infecciones. Pero no tiene ningún uso cuando un bebé está cursando la enfermedad”, dijo Galiana.
Explicó que si se administra en niños prematuros durante meses de invierno, quienes reciban esa inyección tienen mayor capacidad de no infectarse. “Es una medicación particularmente cara y solamente para los prematuros o los niños muy pequeños menores de cierto kilaje. El Fondo Nacional de Recursos la administra, y en los meses siguiente de su nacimiento, el niño recibe una dosis mensual hasta setiembre, es decir hasta que pueda haber diseminación importante del virus”.
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