Desde el año 2019 hombres y mujeres privados de libertad en la Unidad 18 del Instituto Nacional de Rehabilitación en Durazno aprenden a leer y escribir a partir de la apicultura.
En un innovador proyecto, noventa personas privadas de libertad, entre las que se cuentan hombres y mujeres, participan del curso de alfabetización que la Dirección de Educación de Jóvenes y Adultos del Consejo Directivo Central dicta a partir del aprendizaje de la apicultura en la Unidad 18 del Instituto Nacional de Rehabilitación (INR) de Durazno. El maestro encargado del curso, Federico Hernández, en diálogo con La Mañana nos contó cómo ideó la propuesta que dirige desde el año 2020 y que ha ido creciendo y captando nuevos adeptos.
¿Cuéntenos cómo se llega a este proyecto?
Tiene una larga historia este proyecto; es un experimento que comienza en el 2020 con cuatro alumnos. Yo me encontraba desempeñando funciones desde el sector de adultos, solicité un permiso para realizar una presentación en el club de ciencias que fue un éxito. Lo principal que ganamos es la idea de que entre todos podamos construir el proyecto “Se puede” de apicultura. Surge la idea desde cuatro alumnos, yo y el director técnico, pensando que esta actividad podría fomentar el desarrollo de los individuos. Los primeros apoyos que llegaron fueron del MIDES que financió 40 colmenas y mamelucos. Desde el 2021 para acá no hemos dejado de tener satisfacciones, estamos sumando cada vez más compromiso y personas, estando abiertos a más instituciones.
¿Podemos hablar de éxitos en un proyecto que ya abarca a 90 personas?
Hay varias maneras de medirlo. El año 2021 se agregan funciones de talleres a lo que hacemos lo cual aumentó el número. Este año se inscribieron 84 alumnos, pero de todas formas tenemos personas que aun recibidas siguen vinculadas a nuestros proyectos. Tenemos además cursos de carpintería financiado por el MIDES y cada uno va sumando más personas.
¿Han generado el sentido de pertenencia?
Sí, por supuesto que es así. Creo que el proyecto muestra que el trato carcelario puede ser digno, no sé si logramos la rehabilitación, pero es un comienzo y es fundamental. Lamentablemente, el trato carcelario es escaso, puede ser esto una de las claves del proyecto. Tenemos que hacer partícipes de este proyecto a las personas, y tenemos un enfoque pedagógico algo que no es muy visto. Tenemos que complementar muchas de las miradas que existen para dar un curso correcto a esta situación.
En diálogo con el director de Convivencia y Seguridad Ciudadana del Ministerio del Interior, Santiago González, se dialogaba sobre la pertinencia de proyectos de este tipo ya que el preso de hoy será el liberado mañana, ¿están en esa línea?
Sí, por supuesto, pero me quiero hacer cargo de un comentario, no se puede con una mirada paternalista resolver un programa en cuatro paredes; esta es una propuesta contextualizada en parte con demanda de los propios reclusos. Hace poco vinieron escuelas que se colocaron mamelucos, abrieron colmenas, hicieron caramelos de miel, también artesanías en cera, les cambió completamente la vida. Esa idea de invitar niños, ayudarlos, fue idea de uno de mis alumnos. Hay que tener confianza en ellos, hay mucha dignidad tanto dentro como afuera. Sabemos que no es un jardín de infantes, pero debo hacer un tirón de orejas a los medios de prensa que cuando informan sobre cuestiones policiales siempre realizan informes negativos. Aquí en Durazno seguramente hay un hurto de “chinelas” y sale en todos los medios, pero los alumnos nuestros que recibieron un premio del Rotary y no es noticia. Pesa más unos gramos de cocaína que un premio, hay que tener confianza y dar oportunidades.
Para algunos vende más la noticia violenta, ¿pero la realidad dice que debería tener más difusión este tipo de proyectos?
Yo agradezco este tipo de instancias para participar. Quiero insistir en que se puede. Muchas respuestas en este tipo de contextos complicados las tenemos los educadores mostrando un mundo sin limitaciones en materia de voluntad. La miel es un enfoque, hay muchas formas de generar un trato digno.
¿Por qué la apicultura y cómo se aplica?
Nuestro proyecto tiene varios componentes. Comenzó con cursos en apicultura, pero con el tiempo pensamos en producir y hoy tenemos 60 colmenas. Como hemos hecho investigaciones, llegamos a la conclusión que, si trabajamos una poca fracción de tiempo en polen, cubrimos muchos gastos, todo esto siempre agregando valor. Con el tiempo pensamos en comercializar, recuperamos una sala en desuso, tras esto capacitamos a las personas que trabajarían en el lugar, capacitándose en manipulación de alimentos. También necesitamos trabajar en diseño, es decir se abren varios frentes, pero siempre pensamos en la idea que la cárcel sea un recurso para informarse.
Realizamos Zoom con niños para sacar dudas sobre la apicultura, por eso estamos tratando de construir un museo apícola. Es una modalidad que funciona bien en Europa en donde van niños y se informan además de participar. Se promueve el consumo de la miel, el cuidado de la naturaleza, siempre es bueno saber que con las abejas se sostienen muchos alimentos en el mundo. Como última acción estamos incursionando en la gastronomía y la carpintería apícola. Todo lo mencionado es a través de recursos privados.
¿A medida que el proyecto fue funcionando se produjeron las incorporaciones?
Sí claro, ha sido paulatino. Esto ha superado mis expectativas, si hubiésemos planteado nuestra idea de entrada a lo mejor nos trataban de locos. No nos sentamos pensando en los aportes, empezamos con lo que tenemos. Yo soy apicultor de toda la vida; llevé colmenas, mamelucos, además de colocar unos pesitos. Después de los logros en el 2020 mostramos nuestros resultados al MIDES y en función de esto consolidamos el 2021. En pleno 2022 hemos mostrado que el proyecto ha avanzado sumando diversos actores. La Sociedad Apícola del Uruguay va a hacer las acreditaciones de este año de los aprendizajes, lo que realmente es un prestigio, ahora se estará sumando UTU. Cultura científica del MEC siempre está, pero además entre los propios alumnos se ha generado un contagio realmente muy positivo, ellos se apasionaron de lo que están haciendo y fueron apareciendo resultados dando el salto en el 2021.
Es bueno destacar que uno de sus alumnos donó su producción de miel a Aldeas Infantiles.
Sabe qué es lo más lindo, que a mí no me sorprende esos actos de generosidad. A ver que quede claro, las cosas que pasan en las cárceles son reales pero lo bueno es lo que no se muestra. La verdad que es súper loable; sus 25 Kg los donó de forma íntegra, pero hay más que van a las canastas del MIDES. Estas decisiones no son mías, son tomadas por el colectivo. Estamos teniendo donaciones de chapas para acondicionar lugares, por eso estamos preparando la idea de que las próximas producciones las donaremos a lugares que nuestros apoyadores nos digan, realmente esto es un ejemplo a seguir.
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