Todos tenemos claro que el Mercosur y la agenda de negociaciones comerciales es tan abierta como poco eficaz. Y por el otro andarivel, el de la negociación bilateral de Uruguay, también carece de resultados relevantes y está bajo la sombra amenazante de la Decisión 32/00 y la imposibilidad de las negociaciones comerciales internacionales de forma bilateral.
En la década de los noventas y posteriores comenzamos a negociar con la Unión Europea, además de con países de Aladi como Perú, Chile (ACE 35), Bolivia (ACE 36), Colombia, entre otros Fuera de la región cerraos Acuerdos de Libre Comercio con Israel, Autoridad Palestina y Egipto, y una frondosa lista de negociaciones abiertas como: Corea del Sur, Canadá, Singapur, Asociación Europea de Libre Comercio (EFTA).
Desde la óptica bilateral de Uruguay, cerramos aquel acuerdo “urgente”, etiquetado como el “Acuerdo Cárnico y Lácteo” con México (el cual hoy está desactualizado y necesita ¨aggiornamiento¨), luego el acercamiento con Estados Unidos, que terminó en un tren, que vino, pasó y se fue y nos dejó un Acuerdo de poco alcance como el Tifa; y actualmente las tan mentadas aproximaciones con China y con Turquía.
Pasando raya, muy pocos resultados que afecten a la baja las tarifas arancelarias para nuestros productos, tales como la carne, que en 2021 pagó casi 340 millones de dólares por concepto de aranceles. Y que cada vez nos aleja, del punto de vista de los costos de ingreso a mercados, frente a nuestros competidores que año a año bajan sus aranceles de ingreso con los mismos productos y mercados que nosotros (TLC China-Australia, TLC China-Nueva Zelanda, Acuerdo Transpacífico, entre otros).
La necesidad de mejorar el acceso a mercado va de la mano del punto de vista reglamentario comercial, de la firma de Acuerdos de Libre Comercio, como claramente define el art. 24 del GATT y la actual Organización Mundial de Comercio. De la cual formamos parte junto a otros 160 países y no se puede desconocer. Siendo estos Acuerdos de Libre Comercio (o TLC), el único instrumento posible para lograr una reducción arancelaria y aumento de cuotas de forma generalizada para nuestra producción.
Nuevo panorama en Europa
La invasión de Rusia a Ucrania volvió en muchos sentidos a barajar y dar de nuevo, y puso al mundo sobre un manto de dudas en cuanto a dos sectores relevantes para el equilibrio global: la energía y los alimentos (sin profundizar en el nuevo status geopolítico).
Se ha evidenciado en primer lugar, la dependencia de la Unión Europea de la energía rusa (petróleo y gas natural) y de algunos países en mayor medida, como es el caso de Alemania (70% de sus importaciones de gas). Es importante aclarar que, a pesar de la retórica europea sobre las energías limpias, la mayor parte de energía eléctrica en la Unión Europea es generada por centrales nucleares, petróleo, gas natural y carbón, y en menor medida renovables. Esta semana debido a los recortes en los envíos de gas que Rusia realizó sobre Alemania, llevó al país a tener que prender nuevamente las centrales que producen energía eléctrica a través del carbón, altamente contaminantes para el medio ambiente. Esto genera la necesidad de buscar nuevos proveedores para Europa de energía y reducir los 1.000 millones de euros diarios que le pagaba a Rusia por petróleo y gas natural antes de la invasión, y que poco se ha reducido a pesar de los esfuerzos. Para ello se firmaron Acuerdos de Aprovisionamiento Energético con países como Estados Unidos, Qatar, Israel, entre otros, con una característica muy relevante: precios hasta un 40% más caro que la energía rusa importada. Lo cual va a generar aumento en los costos de producción y calefacción en Europa, inevitablemente.
Oportunidad para el Mercosur
Aquí es donde el Mercosur vuelve a jugar su partido y la posibilidad de reflotar las Negociaciones del Acuerdo de Asociación Estratégica Mercosur-Unión Europea, el cual estaba estancado paradójicamente por una clausula ambiental y los volúmenes de etanol exportables de Brasil, entre otros 4-5 productos (lácteos, carnes, indicaciones geográficas). Si la Unión Europea sincera su posición ambiental y reconoce su necesidad de etanol, petróleo, y en caso alimentario de trigo, girasol, maíz de Brasil y Argentina, el tren vuelve a pasar para la negociación. Y dato no menor, es de los Acuerdos Comerciales que más avanzados teníamos del punto de vista de la negociación, razón por la cual el camino recorrido durante estos 23 años (con algunos impases) es un activo estratégico para el proceso de culminación del mismo.
Del punto de vista bilateral, en estas últimas semanas se lanzó con bombos y platillos la reforma del régimen de renovación arancelario de ingreso de mercaderías producidas en Zonas Francas y Áreas Aduaneras Especiales de Uruguay y Brasil para comercialización entre ellos a sus respectivos mercados con arancel 0%, algo que ya existía y que se negociaba año a año, y para algunas Zonas Francas; y ahora queda de forma definitiva para todas y todos los productos. Lo cual genera una mayor certidumbre. Una medida importante pero no suficiente para el acceso a mercado con las menores restricciones posibles y costos que la producción uruguaya enfrenta cada vez que va a un mercado internacional. Nuestros principales destinos comerciales externos, además del Mercosur (Brasil principalmente), son China, Estados Unidos y Unión Europea (representan casi el 50% del comercio global y también más del 50% de lo que Uruguay exporta como destino actualmente); con ninguno de los tres hemos podido lograr Acuerdos de Libre Comercio.
Se perciben pocos avances en la negociación del Tratado de Libre Comercio con China, el cual conocimos a través de la intención del gobierno chino a principios del año 2021 y que poco ha pasado hasta ahora, luego de un año y medio, y que se espera pueda haber novedades en el correr de este año. Y con respecto a Turquía, quien también se reunió con otros gobiernos del Mercosur, de forma exploratoria, tampoco hay avances significantes, luego del incidente que se provocó en Montevideo con la visita del Canciller del país turco. Volvemos a pasar raya, y en el horizonte quizás volvamos a ver un nuevo tren, europeo, que tendrá un empuje que durará …… lo que dure la invasión de Rusia a Ucrania y la capacidad de mover las piezas de negociación rápidamente por parte del Mercosur, ya que la diplomacia europea negocia a velocidad rápida con nuevos proveedores de energía y alimentos por todo el mundo.
(*) Phd (c), Consultor en Comercio Internacional y Logística
TE PUEDE INTERESAR