Quiero verte otra vez. Relatos inéditos. Roberto Fontarrosa. Julio 2022. 282 págs.
El “Negro” Fontarrosa logró algo excepcional como escritor. Obtuvo algo más importante que el reconocimiento del público o que la propia Real Academia Española lo invitara a disertar, devino en una persona entrañablemente querida por todos en una sociedad históricamente fracturada.
Su indómita capacidad para crear humor en el cual todos pudieran ver reflejados sus rutinas, temores y anhelos, se expresó en una obra polifacética y sorprendente.
Roberto Fontanarrosa nació en Rosario, tierra de artistas por antonomasia de Argentina, en 1944. En 1971 crea una parodia en la cual se entrecruzan James Bond y el arquetipo del mercenario norteamericano, Boogie el Aceitoso. En 1972, junto a Caloi y Lolo Amengual, colabora en las legendarias revistas Hortensia, Mengano y Satiricón. Pero es en 1976 que nace el inolvidable Inodoro Pereyra, el renegau, publicado inicialmente en Clarín. La literatura criollista ya nunca será la misma luego de Inodoro. Comienza a colaborar en 1980 con Les Luthiers en el armado de los más desopilantes guiones del grupo. Es en esa época que comienzan a publicarse las antologías de cuentos, siendo la vivido primera El mundo ha vivido equivocado. Luego se sucederán sus novelas, de las cuales Best Seller se destacará por lograr algo improbable: hacer humor con la situación política del Medio Oriente a partir de las andanzas de un inverosímil agente secreto.
Vendrán reconocimientos diversos, entre otros el “Domingo Faustino Sarmiento” otorgado por el Senado, pero será la multitudinaria despedida por parte de su pueblo el 19 de julio de 1979 el homenaje más sentido.
En “Quiero verte otra vez” podemos encontrarnos con la gran pasión del “Negro”: el fútbol. Pero el tema sigue siendo la naturaleza humana leída desde lo delirante. Y no faltan las alusiones salvajes a la Banda Oriental:
“Del Vasco Bengoechea se cuentan cosas asombrosas, como que el balón siempre le dobla, a veces hasta se le frena en el aire, retrocede, corcovea, se sacude y luego sale como balazo hacia cualquier ángulo, Julio César Castro (Juceca), creador de Don Verídico y hombre incapaz de una exageración, nos dice: ‘en una oportunidad, el Vasco ejecutó un tiro libre con tal efecto que la pelota dio varias vueltas en torno a la barrera esperando que alguno de sus integrantes de desmayara por el mareo y cuando esto sucedió, por el hueco se metió como puñalada para sorprender al goalkeeper. En otra oportunidad, el Vasco la hizo pegar en los dos palos, en el travesaño, picar en la línea y finalmente, hacerle saltar de la mano el silbato al referí para regocijo de la parcialidad. Y hubo una tarde en que le imprimió tanto efecto a la esfera que la tiró al corner. Lo querían matar’”.
¿Pero por qué no incursionar en la sociología en su variante salvaje?: “El uruguayo —recuerda el filósofo, encuadernador y pensador contemporáneo especializado en temas de fútbol Juan José Serenelli— siempre ha considerado el 0 a 0 como el resultado lógico de un partido perfecto, el sumun de un equilibrio cósmico y total entre dos divisas. Sin embargo, dicha teoría se agota en su misma enunciación. Si un delantero remata al arco y su remate es perfecto, será gol. Ahora bien, si el arquero rival vuela en procura de esa pelota y su vuelo es perfecto, la sacará al corner, con lo que la teoría se viene abajo como un endeble castillo de naipes”.
Bienvenidos al tan necesario humor.
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