Como resalta el distinguido crítico Arq. Gabriel Peluffo Linari, “en el escultor Ricardo Pascale resulta relevante señalar su manera de abordar el problema de la implantación de piezas en contextos específicos. Merecen especial atención por su inserción en el contexto y por su peculiar acierto en la creación de ‘lugar’, a expensas de una actitud respetuosa pero sutilmente inquisidora de lo existente. En sus obras Pascale pone de relieve el problema de la escala y el de la pertinencia topológica de la escultura inserta en un determinado ámbito espacial. Esa función creadora de lugar recurre tanto a la mimetización como a la confrontación activa con el paisaje circundante, lo reconfigura en clave enigmática, instala el orden del lenguaje en la entropía de la naturaleza; otorga sentido al ‘no-lugar’ del paisaje expandido mediante un cierto discurso visual inteligible y formalmente codificado en el objeto. Es un objeto que parece ‘oír’ y registrar la ‘nostalgia cósmica’”.
Entonces el artista en su creación cuida tomar en cuenta la incorporación al espacio de un nuevo objeto. En este caso fue remarcado para el artista, por el monumento histórico que es el propio campo de golf del club, el desarrollo espacial edilicio y elementos claves del deporte del golf.
Integración de la obra al paisaje y del paisaje a la obra
En “100+” es admirable su equilibrio entre un sutil y abstracto mensaje, evitando obviedades realistas. Eso lo lleva a cuidar la ubicación de la obra, la escala de la misma, los materiales a utilizar, aspectos climáticos. Su preocupación por respetar el espacio es ostensible en la solución formal optada, de transparencia de la obra estableciendo una dialéctica de integración de la obra al paisaje y del paisaje a la obra.
Pascale es un abstraccionista; en lugar de representar figuras concretas del mundo real, propone una realidad distinta a través de un lenguaje propio e independiente. Su arte no es una copia de la realidad, sino que se propone una obra libre e innovadora, cuya interpretación final queda a cargo del espectador.
Como ha señalado hace algún tiempo el propio artista, “en artes visuales no se cuenta, como en otras ramas del arte, de un alfabeto, de palabras ya formadas para el proceso de crear. En cada trabajo nos enfrentamos al desafío de escribir un mensaje, creando una y otra vez un nuevo vocabulario. Es una búsqueda de aportar nuevas formas de conocimiento del mundo, fin de todo sistema simbólico. Las imágenes, por la naturaleza emotiva de la metáfora, no deben contraponerse al proceso cognitivo que el propio trabajo destila. Las emociones funcionan junto a la cognición. El dibujo, que prima facie luce inmóvil, fatigosamente busca movilidad y, para ello, se nutre de la luz, de su propio desplazamiento espacial y del tiempo del observador en mirar, interpretar y crear. Algo natural y saludable”.
Ricardo Pascale: representante del Uruguay en el mundo
El profesor y escultor Ricardo Pascale Cavalieri, socio vitalicio de la institución, ha dado a través de estos años múltiples pruebas de adhesión al club y lo reafirma con su generosa contribución de una obra escultórica de su autoría.
El Dr. Pascale es reconocido de forma unánime por la crítica nacional e internacional como un artista que ha realizado aportes originales y de relevante valía al arte contemporáneo. La calidad de sus obras lo llevó a representar a Uruguay en el año 1999 en el evento artístico más importante del mundo, la 48 Biennale di Venezia. En su carrera, además de innúmeras muestras individuales, cuenta con numerosas esculturas emplazadas en espacios abiertos en lugares de severa selección artística.
Así fueron seleccionadas sus obras para situarse en la puerta principal del edificio de Naciones Unidas de Nueva York, en la icónica Biblioteca de Alejandría en Egipto o en los Jardines del Palacio de Sanssouci en Potsdam, Alemania, o los Jardines del Palazzo Ca’ Foscari de 1452 en Venecia, Italia, hoy día sede de la Universidad, como en otras tantas obras ubicadas en el país y en el exterior.
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