A tres meses y medio de la llegada de Frutura, el presidente del sindicato dijo que hay tranquilidad por contar con trabajo y certeza de cobro, además de que quedan deudas por saldar.
En mayo de 2020 se conoció el decreto de liquidación de Citrícola Salteña, lo que finalmente no ocurrió y en marzo de 2022 la Liga de Defensa Comercial (Lideco) informó que la empresa había sido comercializada a través de un nuevo inversor, Frutura, conservándose la unidad productiva y manteniéndose los puestos de trabajo, además de que los acreedores con garantías reales cobrarán gran parte de su crédito.
A tres meses y medio de la salida alcanzada La Mañana consultó el presidente del sindicato del ramo, la Unión de Trabajadores Rurales y Agroindustriales del Uruguay (Utrau) y trabajador de Frutura, Juan Carlos Albano, quien explicó la forma apurada y desordenada en que la empresa debió dar inicio a su trabajo, los inconvenientes que han tenido, cómo se han ido solucionando y las certezas que tiene el sector trabajador.
“Citrícola Salteña (Caputto) estuvo intervenida por unos años, pasó a tener un síndico que administró la empresa hasta que surgió Frutura que compró los activos que son los padrones, camiones, herramientas, etc.”, comentó Albano al ser consultado por este semanario.
Sobre cómo quedó la situación de los trabajadores luego del cambio de empresa, dijo que Caputto tenía deudas impagas con el personal, pero “puso a los trabajadores como acreedores y los ingresa en el concurso, o sea que parte de los acreedores son los trabajadores con una deuda acumulada durante dos períodos”.
La venta “fue muy escabrosa, muy de idas y vueltas y eso provocó que se generara una segunda deuda con el personal que es posconcursal, o sea desde que Lideco (Liga de Defensa Comercial) asumió la administración de la empresa hasta la fecha de la venta”. Por lo tanto “los trabajadores tienen dos deudas que cobrar, una la del concurso que es prácticamente impagable, y esta otra nueva posconcursal que la peleamos para que el síndico nos pague un 40%”, monto que no es caprichoso, sino que es el porcentaje que se podría pagar; y a través “del fondo empresarial del BPS cobrar el 60% restante que va a quedar pendiente”.
Por otra parte, a partir de la llegada de Frutura, la situación de los trabajadores cambió radicalmente: “Como delegación sindical, en la última zafra, nosotros tuvimos que pedir que se habilitara un fideicomiso para poder trabajar, y hasta entonces cada comienzo de zafra era una incertidumbre porque si no se conseguían los fideicomisos no se podía empezar. Al parecer ya no tendremos más esa situación”.
Un comienzo enredado.
El desembarco de Frutura tuvo sus particularidades. Fue la única empresa oferente y tomó posesión en la primera quincena de marzo de 2022. Al hacerlo “se encuentra que parte de la fruta ya estaba cayendo” de los árboles por lo que debieron iniciar la cosecha de inmediato.
Otra cosa que sucedió fue la falta de maquinaria de trabajo. Parte de la tierra arrendada por Caputto era con maquinaria incluida que ya no está a disposición de Frutura. “Convengamos que la empresa tiene funcionando tres meses y medio y todavía no ha podido adquirir la nueva maquinaria para poner a trabajar a toda la gente. Sí sabemos por la Directiva, que ya se hizo una compra importante de tractores” lo que “requeriría más operarios”.
A su vez se dio la situación de que cuando se va a iniciar la cosecha pasada una parte de las herramientas y material se perdió. “No sabemos qué pasó con eso ni tengo elementos para juzgar, pero la conclusión es que cuando Frutura llegó las herramientas no estaban y tuvieron que salir de forma muy desordenada a conseguir bines (cajones donde se guarda la fruta al cosecharse), escleras, tijeras, bolsas de cosecha, todo eso hubo que salir a buscar a último momento para empezar a trabajar. Hoy ya se armó un stock de herramientas para terminar esta zafra y nos dijeron que para la próxima viene todo el equipamiento nuevo. No es material de costo elevado, pero no es fácil conseguir 300 escaleras de un día para el otro, hubo que mandarlas hacer y todavía no terminaron de entregar los perdidos”.
Menos personal
Sobre el personal que trabaja en la nueva empresa, Albano dijo que ese es un tema “de discusión muy fuerte por parte de algunos actores políticos”, pero ese debate “llegó tarde y hoy el número de personal es bastante inferior”.
Contó que Citrícola Salteña arrendaba quintas, por ejemplo “las que habían sido de Altisol, una empresa que funcionaba en Salto y que producía mucho, son unas 2.000 hectáreas de citrus. Frutura no continuó con el arrendamiento y solo ahí hubo un achicamiento con respecto a las zafras anteriores, va a ingresar menos fruta y por eso hay menos gente trabajando porque quienes hacían la cosecha ya no están, también es menos trabajo para los que están en la clasificación”.
El personal “se redujo notoriamente. Ahora hay unas 760 personas trabajando más algunas cuadrillas tercerizadas, antes se llegaba a 1.300 personas”, no obstante, “el potencial de más mano de obra se mantiene porque la empresa vino con expectativas de un crecimiento importante”, un ejemplo de eso es que en El Espinillar que es una de las quintas emblemáticas, la empresa ya comenzó un recambio varietal, “en plena temporada de cosecha está cosechando y arrancando”.
Ahora “la cosecha está siendo muy buena, la exportación está siendo buena, la fruta que está saliendo es de calidad. No es la calidad de la producción lo que se ha visto afectada, pero sí se va a afectar en volumen debido a hay 2.000 hectáreas de fruta que no va a estar” y eso implica “menos trabajo en la empresa y también una afectación a nivel departamental”.
Las tranquilidades de los trabajadores de Frutura
Juan Carlos Albano, presidente del sindicato del ramo, la Unión de Trabajadores Rurales y Agroindustriales del Uruguay (Utrau) dijo que la llegada Frutura al país generó tranquilidades que antes no se tenían.
En primer lugar, mencionó que “la primera tranquilidad es que cuando llega el pago de la quincena no hay que estar como con Citrícola Salteña llamando al jefe de Recursos Humanos, a la muchacha de los depósitos, a los contadores, para ver si cobramos. En el tiempo que lleva esta empresa eso no ha sido necesario”.
Además “nos tranquiliza que en este tiempo la empresa ya se reunió con el personal y comenzó una serie de talleres para que los trabajadores le expresemos qué podemos modificar y en qué podemos avanzar”.
A su vez “la empresa nos hace llegar a nosotros cual es la forma en que ellos quieren trabajar y sus exigencias. Hay un ida y vuelta con la Directiva que es algo que yo nunca había visto y gente mucho más vieja que yo en la empresa me dice que nunca se hizo”.
“Con la zafra la empresa no va a tener que salir a pedir palta prestada, no depende de si viene plata de afuera. Esas son tranquilidades que tenemos”, concluyó.
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