En un sugestivo documento publicado por Un Solo Uruguay y titulado “Genocidio de la ruralidad en el Uruguay: una exitosa política de Estado”, se muestra en números como el país presenta los registros con menor población rural en el mundo. Este proceso es ininterrumpido desde 1960, cuando el 21% de la población del país estaba en el campo (más de medio millón personas), actualmente hay unas 150 mil personas.
El texto cuyo autor es Alejandro Gorostidi sostiene que “estamos cansados de que se repita casi como una letanía que el proceso de despoblamiento rural es una tendencia mundial”. Tras la gran migración del campo a las ciudades durante la Revolución Industrial en el siglo XIX, la población rural de esos países es muy superior a la de Uruguay. Aun con alta industrialización servicios financieros y de seguros el informe indica que el 16% de la población de Gran Bretaña vive en el medio rural (el 22% en Alemania, 17% en Estado Unidos o el 37% en China).
En el trabajo se contrasta este proceso de despoblamiento del campo con la generación de riqueza que significa la producción agropecuaria y sus derivados (80% de lo que se exporta tiene su origen en cadenas agropecuarias o agroindustriales).
Expulsados de zonas rurales hacia un futuro incierto
Por otro lado, se analiza que Uruguay no tuvo un gran desarrollo industrial y las industrias que tuvo y ocuparon importante cantidad de trabajadores “fueron desapareciendo a fines del siglo pasado y hoy casi no existen (curtiembres, calzado, textil, armado de automóviles, electrodomésticos y muchas otras)”. Por lo que la migración no se ha dado hacia las ciudades para satisfacer una demanda de trabajadores por parte del sector industrial u otros sectores de la economía, “sino sencillamente han estado engrosando cinturones de pobreza y multiplicando asentamientos. Claramente no se trató de migraciones internas tras mejores oportunidades, sino que simplemente son compatriotas que fueron expulsados de zonas rurales hacia un futuro incierto…”
El documento finaliza diciendo que “es imperioso que reaccionemos ya mismo como sociedad y empecemos a consensuar, diseñar y aplicar nuevas políticas de Estado, radicalmente distintas, que permitan revertir la grave situación descripta. En ello le va la vida al desarrollo de nuestra nación. Las propuestas concretas que UN SOLO URUGUAY ya ha hecho en cuanto al acceso a la tierra como medio de producción y afincamiento de familias en el medio rural van en ese sentido”.
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