Los productores que se ven perjudicados por la importación de maní de Brasil, recibirán a Chiesa en Noblia a quien plantearán algunas posibles soluciones que manejan.
En Uruguay se produce maní, pero el que se compra en los comercios es de origen brasileño. El nuestro, plantado, cuidado, cosechado y almacenado por productores uruguayos está guardado en algún galpón, incluso pudriéndose en aquellas chacras que las últimas lluvias impidieron su recolección.
“El maní importado no deja margen de venta”, dicen los productores de maní de Noblia, en Cerro Largo, que se reunirán hoy con el director general de la Granja (Digegra), Nicolás Chiesa, y esperan encontrar una salida a la situación en la que se encuentran. Sus propuestas son básicamente dos, abrir mercados para la exportación y favorecer el consumo local del maní nacional sin que eso implique encarecimiento del producto.
Baltasar Castillo es productor rural familiar. Con la ayuda de su esposa planta kabutia y boñatos, además es apicultor y se dedica a la producción de maní de hace años.
“Este año planté 10 hectáreas de maní pero comencé con uno o dos hectáreas”, dijo a La Mañana. Contó que en la zona hay unos 26 productores y en total tienen un área de 120 hectáreas dispersas en distintos establecimientos. “No tenemos campos propios, la gente, principalmente pequeños productores con campos chicos, nos cede parte de sus tierras, nosotros plantamos y le pagamos básicamente de dos formas: US$ 120 la renta o al cosechar el maní le dejamos la pradera pronta. El maní produce nitrógeno que queda en la tierra entonces le sirve a los productores”.
El maní es la salida laborar que tenemos los pequeños productores que no poseemos extensión de tierra mayor: “No tenemos condiciones para plantar arroz, soja u otros cultivos que necesitan áreas mayores -dijo-, el maní se puede plantar en 1 o 2 hectáreas, eso nos da un margen para aumentar al año siguiente, así fue como yo empecé, con lo mínimo y fui creciendo”. Además, logré “hacerme de a poco de las herramientas, he ido comprando para poder trabajar. Todos estos años he invertido en eso”.
Consultado sobre por qué el maní que se ve en los supermercados y comercios de Uruguay es importado, Castillo explicó que “lo compraron en Brasil a 40 pesos (el kilo), lo importan y queda en el mercado (mayorista) al mismo precio que el nuestro”.
Sin embargo “veo que la gente paga 180 o 200 pesos un kilo de maní, el último eslabón de la cadena, previo al consumidor final es el que está ganando mucho más, nosotros vendiendo maní a 65 pesos nos queda 15 pesos por kilo y eso va de mano en mano, se lo vendemos a un mayorista, éste a otro y otro. Nosotros somos los que menos ganamos siendo que acá generamos mano de obra”.
La importación de Brasil no es nueva, ocurre todos los años, “eso se sabe y es legal, pero también todos los años vendemos nuestra producción. A veces entra a 65 pesos y nosotros debemos trabajar a un precio de 60 para poder vender nuestra producción. Es una rebaja que hacemos y ganamos menos, pero lo vendemos. Este año no hemos vendido nada, los compradores nos dicen que no quieren porque está lleno de maní brasilero”, reiteró.
El problema no es sólo de los productores de Noblia, también hay algún productor en Paysandú que tampoco pudo vender lo producido, y la razón es la misma, el ingreso de Brasil.
“Otro problema” del mercado “es que a la gente no le gusta el maní brasilero”, dijo Castillo, entonces la salida es menor, se vende de a poco y a ritmo lento. “Eso ayuda a que no nos compren el maní a nosotros porque si no se clavan con el de Brasil” que ya compraron y tienen en stock.
Lo que propondrán al director de la Granja
Este miércoles el director de Digegra, Nicolás Chiesa, concurrirá a Noblia a entrevistarse con los productores.
“Lo que vamos a hacer es escucharlo”, dijo Castillo. “Nosotros ya le enviamos algunas cartas planteando nuestra situación”. De todas formas “tenemos como propuesta frenar las importaciones hasta que nosotros podamos vender nuestra producción y si no alcanza que permitan importar”, planteó.
Otra idea es la exportación, “pero hay que ver si eso es viable, cuánto nos van a pagar por kilo, los costos de los envíos y las exigencias sanitaria y demás que suman gastos”.
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