Hasta ahora el sorgo se usaba como alimento animal, el protocolo abre las posibilidades de exportación con destino animal como consumo humano.
Al comenzar agosto, el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca como Cancillería informaron sobre el avance del protocolo y la habilitación de exportación de sorgo a China, un producto que no figura en la canasta de productos que Uruguay coloque en el exterior ya que su uso es básicamente interno e incluso intrapredial porque muchas veces no sale del establecimiento, dijo a La Mañana el presidente de la Sociedad Rural de Durazno, Ing. Agr. Ignacio Russi.
Según el Anuario 2021 de Opypa, “la producción total de sorgo viene disminuyendo en las últimas cuatro zafras. En la zafra 2020/21 la producción total de grano se estimó en 233.000 toneladas, volumen 9% inferior al obtenido en la zafra anterior, debido a una reducción de los rendimientos de 10%. La producción de grano seco fue de 110.000 toneladas y la de grano húmedo 123.000 toneladas. Estos niveles de producción representan un aumento de 11,5% de grano seco y una caída de casi 22% en grano húmedo”.
Russi explicó que es muy pronto para estimar qué área se producirá la próxima zafra con la variante de contar con el Protocolo de Requisitos Fitosanitarios con China, porque es un cultivo de verano, “se planta a partir de noviembre y se cosecha por marzo o abril”.
Dijo sí que el protocolo “es una buena noticia” porque hasta ahora en Uruguay el sorgo “básicamente se usa como alimento animal, tanto seco como húmedo”, pero hay países que importan y le dan otros usos como bebidas o harinas. Además, China es el principal importador de sorgo en el mundo con compras por US$ 3.000 millones en 2021.
El camino para lograr la habilitación tiene 4 años, comenzó en 2018 para la exportación de sorgo con destino consumo animal, pero en 2021 se amplió para consumo humano acordando con China la lista de plagas cuarentenarias.
“Para el productor lo mejor es tener una opción más de negocio, plantar un grano que no va a terminar en el mercado local”, o sea que “es algo bueno porque empieza a conocer de antemano las condiciones” y ahora el sorgo podrá “competir con los cultivos de verano como la soja, el maíz y el girasol”, opinó Russi.
Rotación y adaptabilidad
“Cuantos más negocios tenga el productor arriba de la mesa para poder elegir mejor, porque va a haber productores que ya vienen cuidando el suelo y necesitan hacer un maíz o una soja, y otros productores que necesitan cuidar el suelo y el sorgo va a ser una alternativa posible” ya que agronómica y productivamente también tiene ventajas permitiendo rotaciones, ayudando a conservar el suelo.
Respecto a los costos, dijo que básicamente son como el maíz pero se abarata con la semilla. La diferencia se da en el manejo porque “el maíz tiene tecnologías que el sorgo no, tanto de herbicidas o estratégicas contra insectos”.
Además, “es un cultivo rústico que se adapta muy bien a todos los suelos del Uruguay, pero también reacciona muy bien a las condiciones de suelo favorables, a la fertilización y manejo agronómico correcto”.
En cuanto a “las limitantes” del sorgo, mencionó “los pulgones” que “han ido en contra de la producción” pero es un tema que se puede controlar con manejos químicos y genético, “hay híbridos, variedades que toleran más los pulgones que otros”.
También hay que “afinar la fertilización nitrogenada”, porque “si estamos buscando buenos rindes tiene que ser correcta”.
Cadena productiva
Finalmente explicó que “cuando hablamos de protocolos se trata de la calidad del grano y como debe llegar a los puertos chinos. Si al llegar a destino no tiene las condiciones el comprador no tienen por qué pagar”, pero el exportador es “el responsable de regresar ese barco” con un producto que no cumple lo estipulado”.
El protocolo “es como una marca país”, por tanto “los protocolos tienen que salir muy bien medidos de acá, es casi una certificación y todos en la cadena somos responsables desde la primera línea de producción hasta cuando llega al barco”.
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