¿Qué análisis breve podría realizar de los resultados de las Elecciones Nacionales llevadas a cabo el pasado domingo 27 de octubre?
Este país está, primeramente, estructurado en dos bloques: el que configura el Frente Amplio (FA) más, discutiblemente, Unidad Popular, -aunque ahora no alcanzó el ingreso al parlamento- y un conjunto de partidos opositores que, en términos de la clásica escala izquierda-derecha, están a la derecha del FA.
Si miramos la evolución por bloques, esta es una elección novedosa después de tres ciclos electorales de una relación muy estable entre los bloques, con predominio del FA. En este caso, el bloque que pasa a predominar es la oposición, y este es el cambio más importante.
El segundo cambio de relevancia es que no es la misma oposición desde la salida de la dictadura o desde el año 1971 donde el Frente quedó conformado, sino que es una oposición nueva, con tres actores centrales y no dos. Ese tercer actor es Cabildo Abierto (CA). Asunto que implica complejidades mayores, porque si no se va a conformar una mayoría parlamentaria, en caso de un eventual gobierno del Partido Nacional, implica negociar con tres y no con dos lemas.
En cambios netos, el más relevante es que el FA perdió bancas a manos de CA. Esto se dio en un proceso de dos etapas: hubo una transferencia de votos directa del FA a CA, y también hubo otra transferencia de votos del FA al PN y al Partido Colorado (PC) y, a su vez, una transferencia de votos del PC y el PN hacia CA. Esto indica que CA se nutrió de esas dos formas.
Estos son los grandes cambios que configuraron el resultado de la elección. Y de cara a una segunda vuelta. Justamente al cambiar esta relación de bloques y parecerse a la del año 1999, la oposición llega con ventaja al balotaje.
¿Fueron los resultados que se esperaban?
Sí. Nosotros sosteníamos firmemente dos cosas: primero que para el FA esta iba a ser la elección de retención, es decir, que iba a tratar de retener el máximo posible de votantes de 2014 e incorporar la máxima cantidad de jóvenes -que en esto tiene una ventaja relativa-.
Básicamente, la duda estaba en cuánto iba a poder retener el FA. Basándonos en el trabajo de encuesta, no cabía duda de que el FA iba a perder votos. Incluso en la encuesta más optimista, con la metodología online, el FA estaba perdiendo cinco puntos de votación. Nuestros análisis siempre dieron más, marcando un entorno entre nueve y 10 puntos, casi ocho si se trata de votos emitidos respecto a 2014.
¿A qué responde la caída del oficialismo, con una pérdida de 180.000 votos aproximadamente?
Hay algunas evidencias que parecen bastante claras. En primer lugar, el FA tiene una aprobación de gobierno notoriamente menor que las elecciones pasadas. Cerrará el ciclo electoral con una aprobación más positiva que negativa, pero con una brecha mucho más chica entre aprobación y desaprobación. Salvo hasta el último trimestre previo a la elección, el FA tuvo más desaprobación que aprobación. Es una novedad completa respecto a los anteriores ciclos de gobierno.
Cuando la gente vota no solo mira lo que le proponen, mira lo que se hizo; en esa evaluación había una insatisfacción mucho mayor con esta gestión de Tabaré Vázquez que con su primera gestión y con respecto a la de José Mujica. Este fue un factor central, porque en general cuando las cosas no marchan tan bien en lagunas dimensiones centrales, como la economía, la ciudadanía ve con otros ojos la gestión de gobierno.
“Salvo hasta el último trimestre previo a la elección, el FA tuvo más desaprobación que aprobación”
Uruguay ha tenido, en estos últimos cinco años, un ciclo económico muy diferente al de los primeros 10 años de gestión frentista, donde de la mano de un boom del precio de las commodities, el país mejoró notoriamente sus indicadores económicos.
En este momento, sin estar técnicamente en recesión, hay una situación cercana al estancamiento, o de crecimiento muy modesto, a lo que se le suma la pérdida de empleo, caída de la inversión privada y algunos indicadores negativos en el comercio. Es decir, que el humor de la gente ha cambiado de la mano de la evolución de algunos indicadores.
Se pueden agregar también otros factores, como lo es la crisis de la inseguridad. Los indicadores delictivos, especialmente la tasa de homicidios, han tenido un comportamiento complicado en el año 2018, eso puedo haber afectado también el humor de la ciudadanía. Naturalmente, también cabe postular como hipótesis que la gestión, cuanto más tiempo transcurra, en general siempre tendrá cierto desgaste en el relacionamiento entre el gobierno y la ciudadanía.
¿Puede decirse que el hecho de tener un partido de coalición implicaría problemáticas internas entre ellos? Porque antes de estas elecciones, las intenciones de unión no parecían muy fuertes, sino que se oponían a conformación conjunta.
Se van a tener que poner de acuerdo en varios temas básicos, aunque en muchas dimensiones hay posibilidades de acuerdo. Periodísticamente se hizo algún análisis, por ejemplo el de las 20 propuestas de CA y el programa de gobierno del PN, y se encontraron muchas similitudes. En materia económica se observan coincidencias entre el asesor de economía de CA, Enrique Pees Boz con Azucena Arbeleche e incluso con el talvismo en algunos aspectos.
Sin duda serán momentos de negociaciones y ese es el desafío. El FA no es ideológicamente monolítico, sino que tiene muchas diferencias. Se pone de acuerdo en la interna, pero por ejemplo el Partido Comunista no tiene la misma percepción sobre política económica que el astorismo. Naturalmente ha trabajado a lo largo de estos 15 años en forma interna para zurcir acuerdos internos. La oposición tendrá que hacer algo parecido pero en otro formato.
¿Cuánta fidelidad hay en el bloque opositor como para que los líderes decidan apoyar a Lacalle Pou en la segunda vuelta y sus votantes acompañen?
La división blanca y colorada tiene hoy un papel bastante marginal en la política uruguaya, porque esa vieja dicotomía blanco-colorada quizá tuvo un peso muy fuerte en el año 1999 pero hoy tiene un peso menor. Es una frontera sin aduanas. El segundo candidato preferido de los blancos era Ernesto Talvi; el segundo candidato preferido de los colorados era Luis Lacalle Pou, entonces no creo que haya dificultades en ese sentido, quizá exista algún veterano que se identifica como “colorado como sangre de toro” y no quiera votar al PN, pero no considero que sea un factor de peso.
Sí está claro que habrá un segmento de colorados y de cabildantes, que votará por Daniel Martínez, la cuestión es cuántos, aunque sabemos que es minoritario. Al conjunto de electores de la oposición los une, en general, una serie de valores y posiciones ideológicas, así como una voluntad de cambio, es decir, una alternancia, que justamente favorece que en su mayoría se inclinen por Lacalle Pou.
CA tiene algunas fortalezas competitivas que se marcaron con claridad en la elección. En primer lugar, dio voz a la institucionalidad militar, que venía insatisfecha con algunas temáticas y formas de gestionar del gobierno con leyes específicas como la reforma de la Ley Orgánica Militar; eso generó un alto grado de insatisfacción. Obviamente es una base de apoyo muy importante, pero al mismo tiempo CA supera esa base, ya que tiene otras fortalezas competitivas también.
“Cuando la gente vota no solo mira lo que le proponen, mira lo que se hizo”
Por ejemplo, como partido, CA ha sido quien se ha opuesto más férreamente a la llamada agenda de derechos: temas vinculados como la Ley Trans y además es un firme contrario a la legalización de la marihuana recreativa. En todo este tipo de temáticas, CA se diferenció con claridad del resto de partidos de oposición. Si bien el PN tiene algunas corrientes cercanas, valóricamente hoy el PN es mucho más mixturado y CA más homogéneo en su posicionamiento. Eso lo logró distinguir y lo pudo haber fortalecido frente al electorado que buscaba una postura muy clara y decidida en contra de este tipo de políticas que desarrolló la administración frentista.
El tema de la seguridad es la preocupación principal de los electores de CA. La figura de Guido Manini Ríos y sus propuestas han tenido una buena llegada. Por parte de sus electores se lo ve como un líder que puede mejorar la situación y esto también puede estar vinculado as u condición de militar en ese sentido.
El asunto de la corrupción también es una preocupación central de los votantes de partido. En los años 1970, una fortaleza relativa previa al golpe de Estado era que los militares gozaban de buena imagen y poseían un diferencial frente a un sistema político que veían con problemas. En ese sentido, en la actualidad, se lo ve a CA como un actor que podría mejorar el nivel de transparencia y bajar el nivel de corrupción en Uruguay.
En el liderazgo de Manini Ríos hay un componente carismático emocional diferente al de los tres principales candidatos políticos –asociados a la figura y liderazgo de doctor- pero Manini Ríos se posicionó más como un caudillo y eso le dio un diferencial que probablemente explique su muy buena votación.
Recordemos que CA prácticamente es, por mínimo margen, la cuarta fuerza política más votada en la historia. Solo el Partido Nacional Independiente logró apenas un resultado superior como cuarta fuerza política más votada. Con el agregado que CA como partido, es netamente nuevo, no es un desprendimiento de otro, sino que se fundó desde cero.
¿Qué puede decir de lo sucedido en Montevideo y el Interior en estas elecciones si tomamos como foco el plebiscito de “Vivir sin miedo”?
El comportamiento territorial en Uruguay es una variable central, justamente cuando se votó en el año 1986 el plebiscito contra la Ley de Caducidad, en Montevideo se hubiera derogado y en el Interior no. Esa dicotomía es muy importante. También hay otras, como que el área más desarrollada del Uruguay es donde el FA tiende a votar mejor y en donde decreció el porcentaje de la reforma. Nosotros vemos como gran efecto de campaña que el porcentaje de frentistas que iba a votar la reforma descendió mes a mes. En ese sentido la campaña surtió mucho efecto.
“La oposición tendrá que hacer algo parecido [a los acuerdos internos del FA] pero en otro formato”
Pese a que estaban en contra de la reforma, tuvo un porcentaje muy alto la votación a favor de la misma dentro de CA. Efectivamente el electorado en el interior –quitando Canelones- sigue siendo, a grosso modo, más tradicional, conservador y en materia de seguridad se alinea más a este tipo de propuestas y consideraba que un énfasis más represivo en materia de seguridad es necesario
¿Se puede hacer alguna proyección respecto a lo que pueda pasar este 24 de noviembre?
Nosotros siempre dijimos que los escenarios de balotaje son teóricos, sirven para postrar a grosso modo una estructuración de bloques, por relación de fuerzas entre estos, pero es importante el resultado en sí, porque según el resultado también los electores pueden orientar su conducta.
Este resultado en particular favorece a la oposición, consolida la imagen de que quien tiene más chances de ganar es Lacalle Pou, y Martínez por el contrario. Esto puede generar algún efecto eventual de voto al ganador, pero hay que esperar, y ver cuál es el reposicionamiento de los electores.
Sabemos sí que la mayoría de los electores de CA y PC van a votar por Lacalle Pou, ahora la cuestión es la sintonía fina y ver cuántos así lo harán. Existirán también algunos que van a votar en blanco.
El 60% de la ciudadanía está fuertemente vinculada a
un partido político
Porzecanski fue consultado acerca de cuánto influyen las empresas encuestadoras y sus sondeos en la decisión de los votantes. Es especialista aseguró que la gente más informada puede tomarla como un insumo por el cual orientar su opción, pero que tienen que ser de un perfil particular porque hay al menos un 60% de la ciudadanía que está vinculada fuertemente a un partido y no cambiará su voto según el número de la encuesta.
“Sin duda algunos insumos que se dan pueden ser importantes, por ejemplo, si hay un candidato que goza de cierta simpatía y se está jugando su banca al senado, la ciudadanía le puede dar un empujón”, indicó. Aseguró además que el mayor peso lo tiene la campaña de los candidatos, su propuesta. “Creo que hay que ser cautelosos, tomarlo sí como un elemento que puede tener su incidencia, pero hay muchísimos otros más que influyen en el voto y son más importantes”, puntualizó.
En lo que refiere a la firma en estas elecciones, Opción trabajó basándose en el punto de vista de la técnica del relevamiento, las encuestas de intención de voto fueron todas con telefonía celular. “Hay que recordar que Opción tuvo un muy bien desempeño entre proyección y resultados en 2014 también. Entonces, esa metodología, con ajustes técnicos de diferente tipo volvió a implementarse en 2019 con nuevos resultados”, comentó.
Además se utilizó como apoyo -para entender otras perspectivas que venían pasando en el electorado- encuestas online. Pero no para medir intención de voto, ya que la forma central fue a través de metodología de relevamiento por telefonía celular y con presencia de encuestado y encuestador.
Porzecanski tiene aproximadamente unos veinte años de trayectoria profesional. Está en Opción hace dos años, y estrictamente en Investigación de Opinión Pública Electoral este es su primer ciclo electoral. Aseguró que tiene bastante experiencia y trayectoria en realización de investigaciones sociológicas aplicadas con las mismas técnicas que trabaja Opción, encuestas cara a cara, telefónicas, focus group, entrevistas… “vengo de ese palo”, indicó.