Una mala cosecha de otoño implicaría que China deba importar cereales cuando la disponibilidad de los países exportadores está limitada, con lo cual podría haber nuevas distorsiones en un mercado aún no estable.
El jueves 18 de agosto el Gobierno chino declaró “alerta amarilla” por la falta de precipitaciones y el nivel de sequía que sufre todo el país, principalmente la provincia de Sichuan, al suroeste. Es la peor sequía en los últimos 60 años y sus consecuencias pueden tener alcance global.
Las autoridades hicieron un llamado a la población para que cada gota de agua sea utilizada de forma correcta y adecuada.
Una de las principales preocupaciones que trascienden las fronteras y pusieron a todo el mundo a observar la evolución de lo que sucede es que la falta de agua amenaza la cosecha de otoño que para China representa más del 75% del total anual.
Hace un tiempo, el primer ministro chino, Li Keqiang, dijo que del buen resultado de la cosecha depende la seguridad alimentaria y la estabilidad de los precios locales, sin embargo, por las dimensiones y los requerimientos de China se teme que una crisis productiva ponga más tensión a la capacidad global de suministrar alimentos.
El río Yangtsé muestra varios tramos literalmente secos. Es uno de los cursos de agua más largos del mundo con más de 6.000 km de longitud, cruza ocho provincias y en China es la principal fuente de agua potable.
Según el Banco Mundial, la cuenca del Yangtsé abarca parte de 19 provincias y se vincula al 45% de la producción económica de China.
La situación es delicada, no solo para los chinos sino todo el mundo porque ese país produce la mayor parte de granos que consume y si hubiera malas cosechas debido al déficit hídrico, se vería en la necesidad de importar y no hay disponibilidad de stock.
La provincia más afectada
Una de las zonas más afectada es la provincia Sichuan, ubicada al suroeste, donde viven casi 100 millones de personas y es conocida como “la provincia de la abundancia” por su importante producción agrícola, particularmente arroz y trigo.
Además de la agricultura, la falta de agua afecta también a la industria de Sichuan porque la energía se produce mayoritariamente en plantas hidroeléctricas y al no haber agua se implementaron cortes.
Varias firmas de diferentes rubros de producción, entre las que se encuentran fabricantes de fertilizante, debieron suspender sus producciones por el racionamiento energético.
El alcance de los cortes puede tener otro tipo de consecuencias ya que afecta a empresas occidentales que hace años se instalaron allí.
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