Con una votación del 11 por ciento del electorado, con una representación parlamentaria de tres senadores y once miembros en la cámara baja, el domingo 27 Cabildo Abierto (CA) tuvo su baño de confirmación en el sistema político uruguayo.
La gran novedad fue que CA, una vez abiertas las urnas plasmo lo que de si se esperaba, contrariando a muchos opinólogos y comentaristas de tertulia afines, que la semana anterior le auguraban una votación de no mas de un 7% u 8%. Con ampulosa impunidad hasta calificaban de “fenómeno sobredimensionado” al novel Movimiento Social Artiguista.
Piedras en el camino
Durante este año, en este nuevo ciclo de La Mañana, hemos escrito sobre todas las peripecias que debió sortear CA y su líder, Guido Manini Ríos en esta carrera electoral. Empezamos con el muy grafico titulo “Un comensal nuevo no es bienvenido”, sobre la irrupción de un flamante partido, que en su primera elección interna ya obtuvo 50 mil adhesiones. Al movimiento le ha tocado enfrentar, desde pedidos fiscales de formalizaciones penales, hasta pretensiones de cercenarle el uso de la bandera adoptada. Este último hecho, hasta fue mencionado por el propio Daniel Martínez, cuando al ser preguntado, dijo que no era menos artiguista que nadie, aduciendo que Cano debería usar la bandera que había izado una vez el jefe de los Orientales en territorio sanducero. A lo cual surge la inevitable interrogante de ¿si acaso no pensaron lo mismo los fundadores del FA cuando tomaron para ellos la bandera de Fernando Otorgues…?
Con su consistente bancada legislativa obtenida, siendo la cuarta fuerza política actual (y a sólo un punto y decimos atrás del Partido Colorado), hoy nuevamente podemos reafirmar aquel titulo de una columna nuestra “Con carta de Ciudadanía”, cuando sosteníamos que CA no era una golondrina de paso en el espectro político nacional, ni un partido meramente testimonial e intrascendente (como algún otro que casi quedo totalmente por fuera del parlamento este domingo). Además de lo cuantitativo, con el entusiasmo de sus militantes, han logrado suplir la brutal diferencia de presencia publicitaria en los grandes medios, en comparación con otros partidos.
Partido Colorado
Con una votación incluso inferior a la de 2014, casi pierde el tercer sitial, al que fue relegado hace ya dos décadas.
Al fundacional partido, le falto equilibrio en sus dos alas características de toda su existencia, más a la derecha una, más a la centroizquierda la otra, con las cuales pudo conservar el poderío electoral de otrora. Con un Talvi fingiendo de liberal de izquierda, pose que no fue idónea para captar votos de frenteamplistas desilusionados. El ala derecha, no la pudo suplir el ex fiscal Zubia, a pesar de un spot con Pedro Bordaberry.
Su candidato Ernesto Talvi, más allá de ser un outsider, ha demostrado su falta de apego al partido que representa, no le demuestra afecto (salvo alguna alusión a Batlle Ibáñez), y lo peor es que no sabe disimularlo. Su movimiento político, a grandes rasgos, ha despreciado a la dirigencia clásica, priorizando una renovación con tecnócratas.
Una nueva etapa comenzará para él en marzo, ya que deberá compartir su liderazgo interno con el expresidente Sanguinetti, quien posee el cincuenta porciento de las bancas coloradas en el senado.
FA: atisbo de autocriticas
Su presidente, Javier Miranda, sigue refiriéndose a CA como un partido “autoritario y antidemocrático”, por sus críticas a la Fiscalía de la Nación. El enojo causado por el reciente resultado electoral le afecta la visión, y a pesar de sus potentes lentes, no termina de leer bien la realidad. CA esta entre nosotros, por designio del cuerpo electoral.
El mito de los protectores de los vulnerados, se les comienza a resquebrajar, en gran medida por el candente flagelo de inseguridad que nos azota como sociedad. Dejando a esos mismos sectores que ellos se jacten de representar, librados de la mano de Dios, frente a pandillas de narcos y sicariatos, con un índice de homicidios que hasta hace pocas décadas atrás era impensable que nuestro país pudiera lograr.
Con la postura soberbia de anunciar como eventual ministro del Interior, al ladero predilecto del Ministerio Bonomi, el sociólogo Leal. Símbolo de una continuidad lineal, que trasunta un negacionismo manifiesto de la acuciante situación de inseguridad reinante, particularmente en vastas zonas de Montevideo.
Un FA, que, en vez de poner su energía en la apremiante situación económica de compatriotas asfixiados por tarjeta de crédito, su predilección ha sido la ideología de genero y su maridaje con ciertos colectivos muy bien organizados…, en el fondo es otro de los corolarios de su filosofía confrontacional, fraccionadora de la sociedad uruguaya, al tener el afán de poner siempre unos en contra de otros…
PN: elemento aglutinador
Con menos de la votación anterior, con un 29%, es decir menos de la tercera parte del electorado, su líder con oficio y olfato político, supo con anticipación leer la jugada y comprender que por mas partidos que puedan concurrir a las urnas, el Uruguay no escapa a la división internas en dos hemisferios, y solo conformando un hilo conductor que pueda alinearlos a todos (los que tengan representación parlamentaria) se puede obtener la suficiente masa muscular para ganarle la pulseada al gobierno quinceañero.
Mediante lo que el propio Lacalle define de “gobierno multicolor”
Guido Manini comprendiendo las circunstancias que la coyuntura impone, de tres lustros de progresismo, incapaz de solucionar problemas estructurales de la sociedad, cuando no, el agudizar los mismos, se precisa un cambio de timón.
Dio su decidido apoyo a Luis Lacalle Pou para el ballotage, poniendo sobre la mesa el énfasis en tres pilares: combate a la corrupción, priorizar condiciones para un verdadero país productivo, y el encare a fondo del problema de la inseguridad. Como era predecible, CA está a la altura de las circunstancias.
La Patria lo necesita.