ALBERTO VOLONTÉ
El domingo 24 de noviembre el país elige como se ha puesto de moda dos modelos. Uno que representa el entendimiento, la tolerancia y el llamado a unidos buscar soluciones para el país. Intentar lograr coaliciones, abrir los programas con los distintos partidos para que surja una ecuación para el interés general, es la mejor forma de interpretar a una sociedad como la uruguaya, que quiere la unión y no la discordia, que no sabe de muros ni de grietas. Que lo que quiere es la paz para poder trabajar y desarrollarse.
La otra opción es un partido fuerte, ya que un partido que logra el 40% de los votos tiene fortaleza popular. El Frente Amplio la tiene. Pero a su vez, en su fortaleza partidaria, tiene una soledad social muy grande, porque la sociedad, el otro 60% votó distintas opciones y todas ellas son opuestas a su manera de analizar la relación gobernantes-pueblo.
Luis Lacalle Pou se perfile para ser el presidente de los uruguayos. Y con una humildad política ejemplar convoca a todos no para imponer sus ideas, no para imponer su colectividad, su querido Partido Nacional, sino por el contrario para escuchar a todos y para encontrar de esa escucha las referencias necesarias para lograr opiniones que satisfagan a la sociedad uruguaya, no a los intereses de un partido político. Es hora de que los uruguayos vean, como lo vieron muy claramente entre 1995 y el 2000, que la coalición de gobierno supone entendimiento, tolerancia y poner la libertad por encima de todo.
Creo que la lección va a ser muy clara y los uruguayos no necesitan que le digan lo que tienen que elegir para saber que van a elegir lo que los uruguayos siempre eligieron: la concordia, la tolerancia, la humildad y el sentido de patria antes del sentido de partido.
Como bien señaló Lacalle Pou, él no hizo esta campaña que terminó el domingo pasado buscando el gobierno sino buscando los acuerdos para poder gobernar. No ha creído Lacalle que es poniéndose la banda y autoritariamente buscar la forma de imponer sus ideas y las de su partido a los demás como se gobierno, sino que es por el contrario abrazando con la banda presidencial a todos los uruguayos para que se sientan seguros de que quien gobierna interpreta el sentido auténtico de todos los uruguayos.
Y que es capaz el día que se pone al frente del gobierno el primero de marzo del 2020, como lo hizo Luis Alberto de Herrera, decir que si me sonríe el pueblo y me unge presidente, dejaré de ser hombre de partido para ser hombre de país y ahí sí festejarán todos los uruguayos.
(*) Ex presidente de Honorable Directorio del Partido Nacional