“La comunicación es la llave” y el inicio de la solución a los problemas que sufren o se exponen los adolescentes, entre ellos “el consumo de sustancias”, dijo la Dra. Quintana, coordinadora nacional del programa.
Se está implementando en nuestro país y se extenderá hasta el año 2025 el programa institucional Familias Fuertes, una iniciativa de prevención familiar que tiene como objetivo fortalecer los lazos familiares y promover la comunicación efectiva entre padres e hijos. El programa es de la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
La Dra. Lorena Quintana, coordinadora nacional de ese programa y directora de programa Adolescencia y Juventud del Ministerio de Salud Pública, dijo en el programa La voz de La Mañana (radio Oriental) que los principales problemas de salud que enfrentan los adolescentes son de “consumo de sustancias y violencia” y que “en Uruguay el 80% de las muertas de adolescentes son de causas evitables que tiene que ver con suicidios, homicidios y accidentes, en ese orden”.
“Uno piensa que los adolescentes no se enferman, no es común escuchar enfermedades orgánicas en esa etapa de la vida, parece que fueran sanos, pero eso no quiere decir que estén exentos de riesgos”, advirtió.
En 2019 una encuesta realizada en Uruguay “mostró que 1 cada 5 adolescente de 13 a17 años de edad ha penado seriamente en quitarse la vida; 1 de cada 3 se ha sentido tan triste y sin esperanzas que no ha podido participar de sus actividades habituales como el deporte o actividades curriculares; y la mitad dijo que se han sentido solos” que es lo contrario a la idea que uno tiene de esa etapa de la vida con sus amigos.
Además, la Dra. Quintana contó que en una encuesta hecha por WhatsApp en la cual se preguntó a los adolescentes con quien hablan sus problemas, “cerca de la mitad dijeron que no lo hacían con nadie”, de la otra mitad “el porcentaje mayor dijo con un amigo, un 5% lo publica en las redes sociales y apenas el 3% dijo con sus padres”.
En consecuencia, lo que tenemos es que muchos adolescentes se sienten solos, un porcentaje importante ha tenido ideas de muerte, pero no hablan sus problemas en casa con adultos referentes, destacó.
“Es verdad que en esa etapa de la vida empieza la socialización secundaria y juegan un rol muy importante otros adultos: los profesores, la profesora de biología, los adscriptos, el profesor de edición física es uno de los más elegidos, el entrenador cuando el adolescente va a un club o hace algún deporte”. Esos nuevos referentes empiezan a jugar un papel que para el adolescente “es una segunda oportunidad si es que no tuvo esa oportunidad en casa. Muchas veces los adultos de la casa no son los que brindan amor ni límites, entonces ahí empieza esa segunda oportunidad con otros adultos”, explicó la profesional.
En ese panorama el programa Familias Fuertes “es una respuesta a uno de los problemas que tenemos en Uruguay que son las violencias, las muertes evitables, el suicidio, el accidente y el homicidio que son los que se llevan nuestros adolescentes en Uruguay, pero también y por supuesto el consumo de sustancias, de alcohol y drogas”.
“Volver a tener herramientas de comunicación”
Hace 16 años que la OPS implementa el programa Familias Muertes en diversos países (Colombia, Perú, Chile) en los que tiene una “evaluación de impacto muy positivo, con disminución en el consumo de sustancias”.
En Uruguay se hizo una adaptación en Canelones porque ese departamento “tiene las características de todo el país” con familias en el área de costa, en el centro y en la ruralidad, para “luego extenderlo a Uruguay y ahora nos encontramos recorriendo el país para poder implementarlo”, y ya está en los departamentos de Cerro Largo, Treinta y Tres, Florida, Durazno y Canelones en Atlántida.
El programa consta de siete talleres. En la primera hora se trabaja de forma separada, con los adultos por un lado y los adolescentes por otro, y en la segunda la familia completa.
En cada taller se apunta a que los participantes “aprendan a aplicar las herramientas que se enseñan, y que son herramientas de comunicación, sobre cómo me comunico con el adolescente”.
La efectividad del programa está en “volver a tener herramientas de comunicación”. Los adultos que pasan por el programa comentan que hubo cambios en el sentido buscado desde aquella situación sin diálogo entre el adolescente y sus referentes, lográndose “la reunión familiar. El programa propone hacer lo que eran antes los domingos de sobremesa, hacer una reunión familiar semanal sin celulares, que se cuente lo que pasó, qué se vivió, qué molesta, qué no gustó y qué cosas gustaron. Empezar a conocer lo que piensan nuestros hijos”.
“La comunicación es la llave” para empezar a prevenir los problemas a los que se exponen o sufren los adolescentes, entre ellos “el consumo de sustancias”.
Expresar amor y poner límites
“Familias fuertes, amor y límites”, es el eslogan que resume el programa Familias Fuertes. “Lo primero es aprender a demostrar amor” y ese aspecto se trata de ver cuándo los padres le dijeron “te amo” a sus hijos, cuándo “te quiero” o “sos muy importante para mí”; de igual forma cuándo fue la última vez que el adolescente le dijo “te quiero” a sus padres, o “sos muy importante para mí”, son palabras que “parecen sencillas, pero son muy difícil de expresar”, y “no solo se expresan con palabras también con hechos”, por ejemplo “de mañana me levanto y te preparo eso que tanto te gusta comer. Son detalles de acciones que demuestran lo que se ama y lo que se quiere”.
Y por amor “a veces la palabra más amorosa que puede decir un padre es no, el no porque te quiero, porque te cuido y no porque no conviene”.
“La herramienta de la comunicación es para demostrar amor y poner límites. Los límites dan seguridad, y un adolescente lo que necesita de su familia es seguridad y buen trato. No se necesita una familia perfecta, se necesita seguridad y buen trato”.
La Dra. Quintana aclaró que en el programa Familias Fuertes también hay experiencia de padres separados, por lo que ese no es un impedimento.
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