Desde niño se interesó por la actividad política, a pesar de que sus padres no participaban activamente de la militancia partidaria, pero fue cuando llegó a la Junta Departamental de Durazno que descubrió la vocación de servicio. Hoy atraviesa su cuarto período como intendente y no descarta volver a serlo en el futuro. En una larga entrevista con La Mañana, el jerarca municipal recordó los momentos que marcaron su carrera y se refirió a la actualidad, donde destacó la importancia de reformar el sistema previsional y de generar empleo, que hoy es su mayor desafío.
Usted no viene de una familia con tradición política, y sin embargo ha tenido una larga carrera en la actividad. ¿Cómo descubrió esa vocación?
Es verdad. Por el lado de mi madre eran votantes del Partido Nacional, y por el de mi padre eran lo que se llamaba “pasteleros”: votaban de acuerdo al candidato, sin importar los colores. No obstante, algo había en mí… yo recuerdo que de niño juntaba las listas de los comités de los diferentes partidos. La chispa que encendió mi vocación fue un intendente joven que tuvo Durazno en 1971, cuando yo era adolescente, el Dr. Raúl Iturria, que hasta el día de hoy lo consulto. Él ha sido un hombre de pueblo, le gustaba andar entre la gente. En 1978 comencé a militar con intensidad.
Pero en el medio de la militancia estudió profesorado de Filosofía y Periodismo. ¿En ese entonces no pensaba dedicarse a la política?
La situación económica de mi familia era inestable, el almacén que tenía mi padre no daba como para que yo pudiera permanecer estudiando en Montevideo, y comencé a dar clases de Filosofía sin tener título –tardé ocho años en obtenerlo–. Claramente, tenía vocación, siempre tuve los puntajes más altos de los inspectores. Después, en el 96 surgió la tecnicatura de Relaciones Laborales en la Facultad de Derecho de la Universidad de la República y me anoté, y egresé en el 99. Poco más de 10 años después se inició la licenciatura y también la hice, y egresé como licenciado en Relaciones Laborales en la primera camada. Inclusive, con un grupo de compañeros formamos el primer gremio, la Asociación de Licenciados en Relaciones Laborales.
A lo largo de su carrera también estudió en el exterior. ¿Cuál cree que es la importancia de seguir formándose?
Yo estudio permanentemente. Estudié administración pública en Israel, en Alemania, en Colombia, y también tengo el título de mediador en equidad otorgado por la Universidad Nacional de Colombia. Siempre me estuve preparando y hoy tengo posibilidad de realizar alguna maestría o curso de perfeccionamiento, y cada vez que puedo lo hago. Creo que todos los días hay que formarse. Me gustan los temas concernientes a mi carrera de Relaciones Laborales. Ahora estoy estudiando el proyecto gradual de la reforma jubilatoria, analizándolo y tratando de hacer aportes, acompañando al presidente en esta iniciativa.
¿Cómo evalúa ese proyecto? El sistema político viene señalando que se necesita un cambio desde hace varios años. ¿Este es el momento oportuno para hacerlo?
Es necesario proteger a las nuevas generaciones. Yo tengo mi jubilación en marcha, sin problema. Tengo autoridad moral como para defender el proyecto porque mi jubilación está topeada, no llega ni a la tercera parte de lo que gano en mi actividad. Esta reforma recién se va a aplicar del todo en 2035, y va a haber unificación de todas las cajas. Los primeros que se van a jubilar con 65 años serán los que nacieron en 1971. Es una reforma solidaria, entre otras cosas, porque permite que todas las personas mayores de 70 años tengan acceso a una jubilación digna, y piensa mucho en la mujer, ya que le otorga un punto por cada hijo –hasta un tope de cinco–. Y sí, es el momento.
Hay quienes dicen que esta reforma debió haberse aprobado en el gobierno anterior.
Entiendo que el Frente Amplio (FA), que estuvo 15 años en el poder, debió haberlo planteado en aquel momento, y por eso tengo la confianza de que no van a ser solo los partidos de la coalición los que apoyen la reforma. Estoy ansioso por ver los aportes del FA o de algunas instituciones sociales como el PIT-CNT.
No quiero que al sistema previsional se le produzca un quiebre en una situación como la que hoy vive la Caja Bancaria o la Caja de Profesionales. Admiro profundamente al presidente porque no evalúa los costos políticos, sino que está pensando con una grandeza de espíritu realmente trascendente, dado que el índice de natalidad ha bajado muchísimo, así como la tasa de actividad, porque somos más los viejos que los jóvenes y por ende tenemos que buscar una solución. Esto no está cerrado, bienvenidos sean todos los aportes para mejorar el proyecto.
Usted ejerció como periodista. ¿En qué momentos le sirve hoy esa experiencia?
Trabajé con intensidad en Radio Durazno, que cumple 96 años de vida –es la más antigua del interior–; en Radio Sarandí del Yí; y acompañé a algún amigo en Radio Zorrilla de Tacuarembó. También escribí y saqué la revista Deportísima. Hice informativos, periodísticos, musicales. El periodismo me ayuda mucho a tratar de mantener una buena comunicación, que es la primera de las funciones del ser humano, por algo Dios lo primero que nos permite hacer es comunicarnos a través del llanto.
Su primer cargo electivo fue el de edil de Durazno en el 85, con todo lo que eso implicaba, con la vuelta a la democracia. ¿Qué recuerdos tiene?
Disfruté y aprendí mucho. Tenía un maestro que era Valentín Arias, el secretario de la Junta Departamental, que me enseñó muchísimo. Ahí descubrí intensamente mi vocación de servicio. En cada ratito libre que tenía de mi tarea de docente, estaba atendiendo gente en mi despacho de la Junta, y durante cinco años salí a recorrer los barrios del interior acompañando al Dr. Iturria, que había perdido la elección del 85 y muchos de los principales dirigentes lo habían abandonado. Yo quedé a su lado, crecí con él.
En el 2000 fue electo por primera vez intendente, y le tocó vivir la crisis del 2002 desde ese lugar. ¿Cómo fue atravesar ese momento?
La Intendencia de Durazno estaba con dificultades económicas, y debo valorar la mano que me dio en aquel momento el Cr. Damiani desde el directorio del BROU, porque no teníamos ni siquiera para pagar los sueldos. Esa crisis fue una situación límite para nuestro país y valoro muchísimo el accionar del presidente Batlle, que logró lo que parecía imposible, y tuvo a su lado gente importante como Atchugarry y Alfie. Lo que le faltó al gobierno de Batlle fue tiempo, quizás no encontró los mecanismos adecuados para demostrar todo lo que había logrado. Indudablemente, esa crisis trajo aparejado el primer triunfo del FA.
¿Cree que puede pasar lo mismo si este gobierno sube la edad de jubilación?
Como decía recién, el presidente no mide costos políticos, sino que piensa en grande y en el futuro, pero temo que pueda pasar algo parecido, sí, porque esta es una reforma realmente trascendente y a veces la gente, cuando se le mete la mano en el bolsillo, reacciona. Acá no se pretende hacer eso, sino estirar progresivamente la edad de retiro. Todos tenemos mayor expectativa de vida hoy y hay que tratar de lograr un sistema que sea más solidario y más universal, que nos dé tranquilidad para que las nuevas generaciones puedan jubilarse con dignidad.
Pero, como decía recién, puede ser el puntapié para que vuelva el FA.
Yo creo que el FA va a demostrar grandeza de espíritu, va a realizar sus aportes, y tengo la ilusión de que lo tome como una política de Estado, fundamentalmente, porque es un partido progresista, y como tal tiene que tener presentes a las nuevas generaciones y una manera de hacerlo es pensando en que ellas, cuando sean grandes, puedan tener una vida digna.
¿Cómo vivió su pasaje por la Cámara de Diputados en el gobierno de Mujica, que tenía mayorías parlamentarias?
Yo fui el segundo diputado que presentó más proyectos en el Parlamento. Ya hace muchos años que no estoy allí y aún hoy siguen votando algunas de las iniciativas que presenté y que otros diputados hicieron suyas. Trabajé con mucha intensidad en la Comisión de Relaciones Laborales y realicé aportes que considero importantes en diferentes proyectos que venían del Ejecutivo, siempre apostando al diálogo.
Mantuve una buena relación, que también trato de cultivar hoy desde el gobierno de mi partido, porque la política no puede llevarnos a enfrentamientos; tener ideas diferentes tiene que servir para enriquecernos, pero no puede conducirnos a una grieta porque eso no nos hace bien, por algo somos un país modelo frente a América Latina y el mundo.
¿Cómo fue para usted haber sido electo intendente por cuarta vez?
Si no me transformo en Matusalén, es mi último período (risas). Tengo 66 años, si Dios me da salud, estaría finalizando este período con 69; tengo que descansar cinco y con 74 no voy a estar para ser intendente. Lo digo en las circunstancias actuales, quizás llegado el momento haya otros estímulos. Yo le agradezco a Dios y también a la gente por la confianza, y vivo cada día con mucha intensidad.
Hay temas que me preocupan. Apuesto muchísimo a generar trabajo, a la cultura, a la educación. Yo acompañé fervientemente la obra de la UTEC, que fue la más importante de Mujica, logrando que la mayoría de los integrantes de mi partido la apoyaran, y tuve la dicha de poder donar el local donde hoy está instalada en Durazno, que es un verdadero proyecto descentralizador. Mi entusiasmo pasa por esas cosas, que después te traen su premio. Hoy el departamento tiene un 3,2% de desempleo, uno de los más bajos del país.
UPM fue su adversario político en determinado momento, pero ha dinamizado la economía y ahora está construyendo su segunda planta. ¿Hoy cómo lo ve?
Cuando se instaló había un altísimo desempleo en Uruguay y las expectativas de generación de trabajo no se cumplieron; todos aquellos sueños de miles de puestos laborales, terminaron siendo algunos cientos. No obstante, trajo muchísimo movimiento al departamento, porque no estoy pensando solo en la planta, sino en un vivero de grandes dimensiones para Sarandí del Yí, en todas las mejoras de las carreteras. Hoy lo veo como positivo, pero fue mi adversario político porque la gente no veía resultados en lo laboral.
Luego de meses de disputa, usted logró que en la construcción del Ferrocarril Central no se demoliera el viejo puente ferroviario sobre el Río Yí. Incluso había advertido que de lo contrario renunciaría a su cargo. Imagino que fue una victoria importante.
Fue una victoria para los ciudadanos de Durazno. Yo apuesto mucho al mantenimiento y la recuperación de los bienes patrimoniales. Tan es así que en este momento estamos trabajando en la recuperación del Palacete de Penza, de un molino emblemático en San Jorge, y comenzamos la restauración de la Capilla Farruco. El puente es patrimonio departamental y estoy seguro de que en poco tiempo será patrimonio nacional. Yo defendía el sentimiento de los duraznenses. Valoro muchísimo a Alejandro Ruibal (director de Saceem, constructora del Ferrocarril Central), que supo entender cuál era nuestro espíritu, y las gestiones del ministro de Transporte, José Luis Falero, y su equipo.
¿Preocupan las incidencias que pueda tener esta obra en materia ambiental o hay tranquilidad al respecto?
Nosotros desde el primer momento hicimos especial hincapié en ese tema. Con los técnicos del Departamento de Desarrollo Ambiental venimos monitoreando la situación. Al tratarse de un emprendimiento de origen finlandés, pienso que podemos aprender de ellos, fundamentalmente, a ser más respetuosos y más cuidadosos con nuestro ambiente. Ningún producto de UPM va a poder venderse si no tiene un sello que determine que no es contaminante y eso nos da tranquilidad. También he logrado que UPM nos apoye en materia de vivienda, y pudimos construir un pozo de tratamiento de aguas que tenían arsénico en Carlos Reyles.
¿Cuál es el mayor desafío hoy a nivel departamental?
El desafío principal es tratar de lograr nuevos emprendimientos generadores de trabajo. Hoy estamos soñando con un hub aeroportuario –hay interesados en Santa Bernardina–, estamos apoyando la construcción de otro hotel en la ruta 5, está prevista una zona logística importante también en esa ruta, hay proyectos interesantes en la zona de Carlos Reyles y Pueblo Centenario. En Durazno se están instalando muchísimas empresas transportistas; UPM va a necesitar alrededor de 1000 choferes profesionales, por lo cual estamos dando cursos de formación a través del Instituto de Seguridad y Educación Vial.
Recientemente usted se refirió a la importancia de buscar una solución para el problema de la usura y el sobreendeudamiento de la población, para lo cual hay varios proyectos a estudio en el Parlamento. ¿Qué opinión tiene al respecto?
Me preocupa mucho. Hoy vivimos apurados, no tenemos tiempo de reflexionar. Yo trato de estar más con mis hijos, de disfrutar a mis nietas. Nos ha entrado un afán materialista tremendo, todos queremos tener auto, televisor. Antes íbamos de paseo a Piriápolis, a La Pedrera, y hoy nos vamos a Playa del Carmen, al norte de Brasil, y el bolsillo no da. Nos vamos endeudando y metiendo en cuentas, arrancamos con un préstamo y después, para tapar un agujero, vamos sacando en otros lados, y llega un momento en el que nuestro sueldo no alcanza. Además, algunas casas prestamistas cobran intereses excesivamente altos –no voy a usar la palabra usura para evitar un juicio– que la gente no puede pagar.
Es un tema de educación. He creado una oficina en la Intendencia para aconsejar a las familias, y estamos a punto de comenzar cursos de economía doméstica y así tratar de sensibilizar a las personas de que lo material no es lo más importante.
¿Cómo se encuentra el agro en el departamento?
Durazno históricamente ha crecido gracias al agro. A veces no somos lo suficientemente agradecidos con la gente del interior profundo, que no tiene las mismas comodidades que los que estamos en la ciudad. Hoy el sector ganadero está viviendo un momento de esplendor. Nosotros tenemos tres frigoríficos y un tambo que generan muchísima mano de obra y tratamos de buscar nuevas inversiones por allí, pero también apostamos a la genética animal; Durazno es modelo en ese sentido y debemos tratar de transformarnos en exportadores de genética.
Con la mira en la disminución de asentamientos
La Intendencia de Durazno está trabajando en forma conjunta con el Ministerio de Vivienda en diversas iniciativas. Actualmente se están construyendo nueve cooperativas, hay un plan de viviendas para familias muy carenciadas y se ha puesto en marcha el Plan Avanzar, dedicado a erradicar asentamientos.
“Todo eso genera trabajo, riqueza, y a la vez le da respuesta al tema fundamental del que deberíamos preocuparnos todos antes del auto, de la moto y del televisor, que es tratar de tener nuestra vivienda”, enfatizó Vidalín.
Además, recordó que el programa para llevar soluciones al problema de los asentamientos fue tratado en el Congreso de Intendentes de mayo, donde se hizo hincapié en la importancia de la ejecución de recursos. En Durazno hay cuatro proyectos de estas características y el desafío del intendente es tener por lo menos tres transformados en realidad antes de que finalice el período.
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