La ganadería regenerativa no se entiende sólo con conceptos de kilos de carne por hectárea, sin que tiene un componente humano y familiar que se ha ido perdiendo.
El 27 y 28 de agosto se llevó a cabo la Jornada de integración en ganadería regenerativa a cargo de Juan Roberto Dutra, productor y estudioso de los sistemas de pastoreo con establecimiento en Rivera.
“El pastoreo racional ha tenido una expansión que nadie creyó que pudiera suceder y nos vimos desbordados” porque “descubrimos que había un gran hueco de asesoramiento porque los agrónomos no están preparados para asesorar” sobre ese tema, y aunque “hemos hecho cursos en los que muchos han participado la demanda por parte de los productores supera la oferta de asesores”, explicó Dutra al ser consultado sobre la necesidad y utilidad de jornadas como la llevada a cabo en la Estación Experimental (EEMAC) de Paysandú.
“Esta jornada nació como una interacción desde adentro, por demanda de los mismos estudiantes de agronomía que le pedían a los profesores información sobre pastoreo racional y los profesores no se la podían dar porque simplemente no la conocen, no se la enseñaron a ellos en Facultad, y no se la pueden ofrecer a los alumnos”, agregó.
La participación fue “de integración, porque había 60 estudiantes de agronomía junto a 40 productores rurales y eso no deja de ser interesante, es la primera vez en Uruguay que un llamado coloca juntos y del mismo lado, en el mismo salón, a futuros asesorados y futuros asesores”.
El objetivo era “mostrar que hay una alternativa orgánica” para hacer “una buena ganadería y que esa buena ganadería es la mejor aliada de una futura buena agricultura que son dos cosas que parecen separadas pero que jamás se debieron separar. No hay peor enemigo de la buena agricultura que la mala ganadería”.
El pastoreo racional es “el correcto respeto por el tiempo de ocupación de las parcelas y el tiempo de descanso del pasto, no es magia, eso está comprobado fisiológicamente, bioquímicamente y anatómicamente”.
A su vez enfatizó que la vaca jamás puede ser separada de la hierba, “son indisolubles, entonces cuando podemos hacer esa conjunción de elementos, la vaca sobre la hierba y el humano y su familia sobre todo este conjunto, todos ellos dentro de una tecnología que respete la primer ley de Voisin y que esa ley pueda traer un montón de externalidades positivas del establecimiento y transformar el establecimiento en algo rentable y amigable”, incluso para la familia.
La ganadería regenerativa no se explica ni entiende sólo en función de la producción, sino que “hay un componente humano y familiar” que en los últimos años “se ha ido desplazando” porque con los conceptos actuales “no hay más una familia en un área de campo, hay kilos de carne por hectárea y parece que es lo único que importa”.
Regenerar lo que degeneramos
El título de la jornada hacía referencia a la ganadería regenerativa, lo cual se entiende como “el compendio de conductas agronómicas que se dirigen hacia la primera ley de Voisin cualquiera sea el nombre que se le otorgue, porque hay un montón de tecnologías, cada una con su nombre, todas ellas englobadas dentro de un gran círculo generoso llamado ganadería regenerativa”.
Se llama así, “regenerativa, porque regenera lo que pudimos degenerar. Degeneramos el suelo, hay que regenerar el suelo, degeneramos las especies que están sobre ese suelo, y cuando se degeneraron las mejores especies por no quitar nunca las vacas de encima del campo se produce un degeneramiento económico en la producción porque al no tener los mejores pastos la vaca ya no produce lo mismo, entonces al final esa degeneración que inició en el suelo, pasó a la pastura y pasó a la producción bovina y ovina, y de ahí pasó a las familias y eso determinó un éxodo rural importante”.
“El principal factor del éxodo rural fue no haber contado con una tecnología que fuera regenerativa del suelo”, subrayó, porque “el suelo no tiene conservación, es imposible conservarlo, el suelo está en constante evolución o en constante involución, se puede degenerar o regenerar, no tienen dos momentos iguales y la conducta agronómica que se use es la que va a determinar si se degenera o regenera”.
Una verdad sencilla
Dutra señaló que hay mucha sencillez en el pastoreo racional. “Entre dos cortes de diente es necesario que transcurra suficiente tiempo para que, primero, el pasto acumule en sus raíces reservas suficientes para permitir un rebrote vigoroso; y segundo, desarrolle una llamarada de crecimiento”.
Todos los seres vivos tenemos esa “llamarada de crecimientos, incluso los humanos. Es lo que se llama la curva sigmoidea” con la vida comenzando “con un crecimiento despacio, luego tiene un crecimiento exponencial, entra en la madurez biológica, y después la curva descendente”.
“Ese gran crecimiento en un corto periodo de tiempo en el pasto se le dice ‘llamarada de crecimiento’ y la resumo: un pasto horqueta lo cortas a diente hoy, lleva 20 días para poner dos hojas, y con esas dos hojas hace fotosíntesis y llena sus raíces de reserva. Luego en apenas 7 a 10 días, cuando llega a los 30, el pasto ya está pronto para ser consumido de vuelta”. Vale decir: “Lo que demoró 25 o 26 días para armar 2 hojas, después demora 7 para armar otras 2, el forraje se duplica en un tercio del tiempo, eso es una llamarada de crecimiento. Ahí está el punto exacto de comer el pasto, entre la madurez fisiológica y el punto de floración, ese es el punto óptimo y comerlo ahí es propio de una ganadería racional, comerlo fuera de ese lapso, antes o después, es una ganadería irracional”.
Para todo tipo de suelos y especies
La ganadería regenerativa se puede aplicar en todo tipo de suelos y con toda especie de animal que camine.
Respecto a los suelos dijo que la única limitante es el de los “talentos y virtudes que tenga, porque no va a ser lo mismo un buen suelo que un campo de suelo mineral. Pero en todo tipo de suelo se puede hacer -insistió- y los campos malos responde más rápido al cambio”.
“Eso nos lleva al tema de que es una pena que hayan condenado los campos de arena a la prioridad forestal cuando lo único que tenían era aptitud forestal”, comentó.
A su vez, “la ganadería regenerativa vale para cualquier especie que camine, pueden ser vacas, ovejas, gallinas”.
En la jornada pasada “hubo un productor que hace pastoreo racional con pollos y con excelentes resultados”.
Tampoco el tamaño del predio es limitante, Por ejemplo “el que tiene 10 hectáreas puede hacer ganadería regenerativa con gallinas que producen huevo y carne, ovejas con producción de corderos y lana, y se podrá ordeñar, hacer quesos, todo el compendio que uno se pueda imaginar y aprovechando los talentos que tenga ese productor. Así en un pequeño pedazo de suelo se puede sacar una familia feliz que se quiera quedar ahí donde produce”, resumió el entrevistado.
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