La historia del progreso tecnológico es, en gran parte, la historia de la velocidad. Durante siglos, los científicos e ingenieros han tratado de construir medios de transporte más rápidos para extender la libertad de desplazamiento natural del hombre. Y con sus logros han llegado los desafíos económicos, políticos y culturales. Hannah Arendt escribió sobre el progreso y la tecnología en “La condición humana”. Consideró a la tecnología como una herramienta de carácter emancipador que facilita el crecimiento y el desarrollo del hombre en sus diferentes dimensiones. Al mismo tiempo, advirtió que el cientificismo y la tecnología moderna podrían precipitarnos hacia la tiranía. Durante un tiempo, el ímpetu del progreso tecnológico fue un auténtico impulso al progreso. Pero los progresistas abrazaron el ambientalismo y dieron lugar a una nueva amenaza totalitaria: el “ecologista sandía” que es verde por fuera y rojo por dentro. La amenaza que suponen estos personajes puede resumirse en el espeluznante eslogan comunista de la Agenda 2030 del WEF (ndr: Foro Económico Mundial de Davos): “No poseerás nada y serás feliz”.
Motivados por la izquierda de las sandías, gobiernos y organizaciones como la ONU han declarado la guerra al automóvil. Las únicas excepciones a su ira son los vehículos eléctricos, que millones de personas en Europa y Estados Unidos se han visto obligadas a adquirir, ya sea por normativas nacionales, prohibiciones de circulación de coches diésel, presiones institucionales o subvenciones estatales. Y a medida que crece el número de vehículos eléctricos y el mundo nos sorprende con una inesperada crisis energética, recargar el coche se ha convertido no solo en un gasto de lujo, sino también es considerado una nueva amenaza para la supervivencia del planeta. Los mismos que han insistido en que te compres un coche eléctrico para salvar al mundo del apocalipsis climático, ahora te piden que no cargues tu coche eléctrico para minimizar el riesgo de apagones. Quizá el verdadero objetivo del coche eléctrico era restringir la libertad de movimiento.
No está claro si todas estas medidas pretenden devolvernos a niveles tecnológicos de la Edad Media o si simplemente pretenden aumentar el poder de los gobiernos y socavar al individuo. La “crisis ecológica” que supuestamente requiere estas acciones es una excusa muy conveniente para que los progresistas se hagan con el poder.
Itxu Díaz, periodista español, oriundo de La Coruña. En American Conservative.
Hannah Arendt en “La condición humana”
“La curiosa esterilidad de las utopías proviene de la ausencia en su interior de cualquier margen de iniciativa, de cualquier espacio para la pluralidad”
“La acción, a diferencia de la fabricación, nunca es posible en aislamiento; estar aislado es estar privado de la capacidad de actuar.”
“Los ideales del homo faber, el fabricante del mundo, que son la permanencia, la estabilidad y la durabilidad, han sido sacrificados en favor de la abundancia, el ideal del animal laborans.”
“El poder sólo se hace realidad allí donde la palabra y el hecho no se han separado, donde las palabras no son vacías y los hechos no son brutales, donde las palabras no se usan para ocultar intenciones sino para revelar realidades, y los hechos no se usan para violentar y destruir sino para establecer relaciones y crear nuevas realidades.”
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