El actual presidente quedó segundo con 43% de los votos mientras que Lula se impuso con el 48%. Medios locales e internacionales hicieron eco de los errores de las encuestadoras, que fallaron ostensiblemente en sus estimaciones.
El pasado domingo se celebró la primera vuelta de las elecciones generales en Brasil, en donde además del próximo presidente y vicepresidente, también se eligieron senadores y diputados del Parlamento (Congreso Nacional) y los gobernadores de todos los estados del país. A nivel presidencial el plato fuerte era el duelo electoral entre el actual presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, quien busca su primera reelección, y Luiz Inácio “Lula” Da Silva (Partido de los Trabajadores –PT), expresidente de Brasil en el período 2003-2010 que ahora va por el tercer mandato.
Con una participación del 79,05% del electorado, la abstención llegó a ser la mayor desde 1998. Lula se impuso con el 48,23% de los votos frente al 43,20% obtenido por Bolsonaro. De esta manera, al no llegar al 50% requerido, habrá segunda vuelta el 30 de octubre.
Las empresas encuestadoras se llevaron todas las miradas por cómo fallaron por amplio margen intentar pronosticar el resultado final. Los principales institutos que divulgaron encuestas en la víspera de las elecciones fueron Ipec (antes Ibope), Datafolha y Genial/Quaest. Hasta el sábado pasado las encuestadoras marcaban un amplio margen de votos a favor de Lula e incluso algunas anunciaban la victoria de Lula en primera vuelta. Quaest daba a Lula 49% contra 38% de Bolsonaro mientras que Datafolha daba a Lula 50% y a Bolsonaro 36%. Por su parte Ipec le daba la victoria en primera vuelta a Lula con 51% mientras que Bolsonaro obtendría 37%. The Economist también llegó a darle la victoria en primera vuelta a Lula con 51% contra 38% de Bolsonaro. La revista brasilera Veja, el diario paulista Estadao y CNN Brasil le daban una ventaja entre 11 y 14 puntos a Lula contra Bolsonaro. Según estos medios, la información para las encuestas provenía de Ipec, Datafolha, y Quaest, entre otros.
Luego del resultado final, que confirma que habrá segunda vuelta el próximo 30 de octubre entre ambos candidatos, las preguntas comenzaron a surgir en los medios respecto a la diferencia entre las estimaciones y el conteo final que determinó que la diferencia sea solo de cinco puntos porcentuales. A nivel nacional el diario Gazeta do Povo publicaba un artículo titulado: “Encuestas electorales dan resultados erróneos en la presidencia y en los estados” en que además analizan cómo hubo errores por parte de las encuestadoras en las elecciones para los gobernadores, siendo los casos más grandes lo ocurrido en Sao Paulo, donde la encuesta del Instituto de Gobierno para Sao Paulo daban a Fernando Haddad (PT) con el 41% de los votos válidos, seguido de Tarcísio de Freitas (Republicanos) con el 31% y Rodrigo García (PSDB) con el 22%. Contrariamente a la encuesta, quien salió numéricamente victorioso, llevando la disputa a la segunda vuelta, fue Freitas quien obtuvo el 42,3%, contra el 35,7% de Haddad y el 18,4% de García.
Lo mismo ocurrió en Río Grande del Sur donde, según las encuestas, el exgobernador Eduardo Leite (PSDB) obtendría el 40% de los votos, frente al 30% de Onyx Lorenzoni (PL). Al igual que en Sao Paulo, las posiciones se invirtieron y el exministro de Bolsonaro se adelantó con el 37,5%, mientras que Leite sumó el 26,81%. Aquí también la disputa pasó a segunda vuelta.
La revista Veja tituló: “Ipec, Datafolha y otros institutos tienen mucho que explicar ahora”, un artículo publicado el domingo casi a media noche del lunes, en donde afirman que la diferencia entre los candidatos fue “bien inferior a la prevista por los institutos”, siendo un “error fuera del margen de error”. CNN Brasil tituló “Las encuestas se equivocan y difieren de los resultados de las encuestas”, afirmando que estas encuestas “subestimaron las cifras obtenidas por Bolsonaro” mientras que Estadao afirmó que “las encuestas fallan al no captar intención de voto bolsonarista y erran resultados”.
Reacción internacional
Los ojos del mundo estaban puestos en el resultado de esta elección y no dejaron pasar el traspié de las encuestadoras. El lunes pasado Reuters titulaba: “Empresas de encuestas de Brasil entre los grandes perdedores en la primera vuelta de las elecciones” un artículo en donde analizaba que las mismas le daban a Lula una ventaja “entre 7 y 17 puntos” por encima de Bolsonaro.
“Sin embargo, cuando los brasileños emitieron sus votos, la ventaja de Lula sobre Bolsonaro era de poco más de cinco puntos porcentuales, lo que los preparaba para una segunda vuelta inesperadamente competitiva. En algunas contiendas por el Senado y la gubernatura, los aliados de Bolsonaro superaron las encuestas de opinión por más de 20 puntos”, destaca la agencia de noticias internacional con sede en Reino Unido. Luego el artículo sigue afirmando que las encuestas han tenido “grandes fracasos en las elecciones estadounidenses y el referéndum Brexit de 2016”, donde las mismas “no detectaron la profundidad del sentimiento conservador”.
Por su parte, Bloomberg tituló: “Las encuestas no logran capturar el apoyo de Bolsonaro nuevamente en la votación de Brasil” y destacó el testimonio de Andrei Roman, jefe de la firma de encuestas Atlas Intelligence. El CEO afirmó que “muchas empresas de encuestas fallaron en sus llamados a Bolsonaro, en parte, porque sobreestimaron la cantidad de votantes pobres, que tienden a apoyar a Lula”. “Las muestras siempre estaban equivocadas, estaban inflando a los pobres”, dijo Roman y agregó: “Incluso nosotros subestimamos a Bolsonaro”. La última encuesta de Atlas proyectó que Bolsonaro recibiría poco más del 41% de los votos válidos frente a más del 50% de Lula.
Desde Francia, el diario Le Monde titula: “El fracaso de la encuesta para predecir el resultado causado por el ‘sabotaje’ organizado por el gobierno”, afirmando que a pesar de que varias encuestadoras anunciaban una victoria de Lula en primera vuelta, el “resultado inesperado” de Bolsonaro “obliga a una segunda vuelta electoral” y sostiene que el motivo de esto “se debe a la falta de datos orquestados por la campaña presidencial”, en referencia a que no se ha hecho un censo de población desde 2010.
Campaña de cara a la segunda vuelta y programas de gobierno
El mismo domingo y tras conocer los resultados, ambos candidatos siguieron con sus discursos de cara al balotaje, con Lula afirmando, según Globo: “Durante toda esta campaña íbamos adelante en las encuestas de opinión pública, de todos los institutos, y yo siempre pensé que íbamos a ganar estas elecciones y les quiero decir que vamos a ganar estas elecciones. Solo una prórroga”; y remarcó: “Nunca he ganado unas elecciones en primera vuelta. Todas las elecciones a las que me he presentado han sido en segunda vuelta, todas”.
Por su parte, Bolsonaro afirmó que mucho voto estuvo condicionado por el aumento de precios de la canasta básica “Entiendo que hay un deseo de cambio por parte de la población, pero hay ciertos cambios que pueden venir a peor”, sostuvo según Globo.
A nivel de programa de gobierno, Lula se opone a las privatizaciones de Petrobras, Eletrobras y de los correos, destacando que para él Petrobras “tendrá su plan estratégico y de inversiones orientado a la seguridad energética, el autoabastecimiento nacional en petróleo y derivados, y la garantía de abastecimiento de combustibles en el país”. Por su parte, Bolsonaro en su programa de gobierno llama a seguir con las privatizaciones para lograr el “el reordenamiento del papel del Estado en la economía” para centrarse “en la participación del Estado en actividades esenciales y promover el desarrollo económico y social sostenible”.
Sobre el tema ambiental ambos candidatos destacan la importancia del desarrollo sustentable además de proteger la Amazonia, teniendo en el programa de Lula la iniciativa de “estimular actividades económicas con menor impacto ecológico”, lo cual también incluirá promover la participación de la industria en la “transición tecnológica, medioambiental y social” para mejorar las “capacidades nacionales tecnológicas y de innovación”.
Bolsonaro, además de promover el “fortalecimiento de la justicia ambiental”, destaca en su programa el uso de “Bonos Verdes” para financiar inversiones sustentables y declara: “La Amazonia brasileña es un patrimonio de la Nación brasileña. La soberanía brasileña es incuestionable e innegociable. Se deben hacer todos los esfuerzos para dinamizar aún más esta región, siempre con responsabilidad socioeconómica y teniendo como referencia el desarrollo sostenible, el respeto a las poblaciones tradicionales y su cultura, al mismo tiempo que se mejora el bienestar de toda la población que allí vive. El mismo concepto de soberanía de la Amazonía brasileña debe aplicarse a los recursos naturales, incluidos los biológicos, derivados de la fauna y la flora, ya los minerales, incluidas el agua y otras riquezas minerales y del subsuelo”.
Por su parte Lula ha defendido previamente una “asociación” con la Unión Europea para “explorar” la Amazonia de “manera sustentable”, luego de una reunión con eurodiputados el pasado 29 de agosto a pesar de que también afirmó que “no renunciará” a la soberanía de Brasil sobre esa región. Además, en un acto del PT del pasado 12 de setiembre, Lula declaró que la Amazonia tiene que ser “estudiada, investigada, de manera soberana bajo el control de Brasil, pero vamos a compartirla con la ciencia del mundo”.
TE PUEDE INTERESAR: