El tema de la lucha contra el cambio climático no es nuevo y cada vez está más presente como parte de la agenda de los espacios multilaterales, gobiernos y empresas. En el caso de la Unión Europea existen ya desde hace tiempo iniciativas e intenciones que tienen que ver con el control de la deforestación, buscando a través de controles contribuir a minimizar el avance de la deforestación en el mundo.
Nuevo proyecto de normativa: productos libres de deforestación
Entre las estrategias y políticas llevadas adelante por la UE se planteó desde el Parlamento Europeo (PE) la necesidad de definir nuevas reglas para contribuir a contener la deforestación mundial. De esta forma se intenta garantizar que los productos vendidos en la UE no tengan por origen tierras deforestadas o degradadas.
Con tal fin, el PE creó una comisión sobre productos libres de deforestación, la cual resultó aprobada el pasado 13 de setiembre. La nueva norma tiene por objeto obligar a las empresas a demostrar que los productos que llegan a los consumidores europeos no provienen de tierras que han sido deforestadas o degradadas, sea en suelos europeos o en cualquier lugar del mundo. A los aspectos referidos al medio ambiente se les suman requerimientos vinculados a los derechos humanos, al derecho internacional y el respeto por derechos de pueblos indígenas.
Los productos que abarca vienen en aumento e incluye ganado, el cacao, el café, el aceite de palma, la soja y la madera, pero también abarca a productos que usaron como materias primas a las mismas. En la discusión que viene teniendo el proyecto se agregó la carne de cerdo, oveja y cabra, las aves de corral, el maíz y el caucho, carbón vegetal y los productos de papel impreso.
De la norma a la implementación
La contundencia y generalidad de esta normativa desconoce algunas realidades que resulta importante mencionar. Destacamos en particular tres aspectos: la realidad actual de crisis mundial, inflación y problemas de seguridad alimentaria; la generalización de afirmar que toda producción agrícola genera deforestación; y finalmente que la normativa requerirá la generación de estándares y apelar a sistemas de certificación donde las cadenas de producción globales y locales van a tener que ingresar.
Inflación, precio de alimentos y crisis alimentaria mundial
Una realidad muy actual tiene que ver con la suba de precios en el mundo entero. La crisis alimentaria es una realidad en un contexto de fuertes situaciones de tensión mundial, realidad de necesidad de cambios en políticas que tuvieron que implementarse por la pandemia. Vivimos en un contexto de inflación con altos precios de alimentos y energía que están afectando al mundo entero en especial a los países emergentes. En este contexto, se ha debido apelar a reducir algunas restricciones en la búsqueda de poder atender los precios y el acceso a alimentos y la UE no ha sido excepción. Esta normativa acentúa una tendencia y es implementada en medio de esta crisis con lo cual puede acarrear dificultades en su implementación. Muchos organismos y gobiernos se están enfrentando donde se vienen planteando en el corto plazo una disyuntiva entre el acceso a alimentos y los requisitos ambientales.
Hacia un mundo de certificaciones
La implementación de controles y la posibilidad de venta requerirá un sistema complejo y de largo alcance. En concreto el PE afirma que si bien no esta prevista la prohibición de ningún país o producto para comercializar, deberá existir lo que se denomina una “diligencia debida” lo que implica un sistema de investigación sobre los productos que se comercializan en el territorio europeo. También se deberán generar herramientas para analizar los riesgos en base a una transparencia con respecto al origen de la producción. De esta forma se refuerza el camino hacia mejorar la trazabilidad y los sistemas de certificación internacional con reglas que contemplen esta norma y no alcanzará simplemente con el origen.
En síntesis…
La intensificación de la lucha contra el cambio climático y la deforestación en medio de una crisis como la actual puede ocasionar graves consecuencias en términos de la seguridad alimentaria mundial. Nadie discute sobre la necesidad de cuidar el medio ambiente, pero sin dudas esto se debe realizar de forma gradual y razonable y, sobre todo, que el medio ambiente no sea simplemente una excusa para reforzar el poder económico de determinados bloques. Basta observar cómo quedó Sri Lanka luego de embarcarse en el dislate de no aplicar fertilizantes a su producción. No hay aplauso en Davos que justifique tamaño crimen contra la población.
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