El trabajo rural “exige esfuerzo”, también las tareas que parecen más sencillas, pero es algo que Ma. Julia Morales no cambiaría por nada.
María Julia Morales es productora rural con una chacra de una hectárea a 4 km de Sarandí del Yí, además de poseer un pequeño establecimiento arrendado en la zona de Herrera, ambos predios en el departamento de Durazno. Se define como “pequeña productora rural” dedicada a la “cría de gallinas, pollos, algunas ovejas, engordo algún novillo, alguna vaca y embarco a Frigoyí de Durazno, además de ordeñar la lechera y cuando puedo hago dulce de leche casero. Todo es muy chico, en total tengo veinte y algo de vacunos, que es la producción principal”.
Respecto a los ovinos produce Caramoras y Corriedale. “Son unas 20 ovejas y ahora 26 corderos porque tuve algunas mellicereas. La lana antes nos servía para pagar parte de la renta pero a los precios actuales no”.
“Yo esquilo mis ovejas, unas 5 o 6 por día porque estoy media desentrenada”, dijo. “Tengo una tijera de aro, de esas que ya no se usan, y de a poco voy esquilando, no da para pagar esquilador y como a mí me gusta lo hago y luego vendo la lana a algún comprador”.
El trabajo rural “exige esfuerzo, aún cosas que parecen simples como la esquila porque hay animales que son grandes y hacen fuerza, pero a mí me gusta el campo con locura, me encanta el campo”, enfatizó.
“Capaz que por ese esfuerzo que exige vamos quedamos pocas mujeres que hagamos este tipo de trabajo”, aunque conoce algunos casos similares al de ella, por ejemplo, “acá en la zona hay una muchacha que trabaja con el marido en el campo, lo malo es que hay lugares en que casi no queda gente y tampoco mujeres”.
Consultada sobre cuál es el principal problema al que se enfrenta como productora, no mencionó nada que estuviera vinculado con el ser mujer, sino que su preocupación es la misma que mencionan muchos productores hombre de cualquier punto del país: “Mi preocupación, al ser productora ovejera, es el abigeato y los perros”.
María Julia celebró que ella no ha tenido que pasar por esa situación, pero eso no quiere decir que no sea un problema: “Gracias a Dios no me ha tocado nada de eso, pero escucho de vecinos que han encontrado cueros de animales que le han faenado; y el tema de los perros es también de todos los días”.
En la chacra próxima a Sarandí del Yi “no podría tener ovejas aunque me gustaría tener corderos guachos, no puedo por el tema perros y el abigeato. Es imposible tener ovejas por la cantidad de perros que hay, todos con dueño, algunos son de vecinos, pero son perros que no conocen las ovejas y pueden hacer un desastre”.
El Instituto de Bienestar Animal “algo está haciendo, pero el problema sigue y no es sólo de las ovejas, también es de las personas, porque cuando uno pasa en bicicleta los perros salen corriendo”.
Sobre su producción de gallinas dijo que comercializa los huevos. “De noche están en jaulas, tengo que encerrarlas porque hay animales que se las comen y de día las suelto a comer verde”.
Otra actividad que hace es tejer: “Es tejido en dos agujas, tejí mucho para una chilena que me mandaba lana de top Merino, un producto muy suave, de muy buena calidad, con el que tejí miles de gorros para otros países”, recordó.
Concurso de corderos, una meta pendiente
Una de las mayores fiestas rurales de la zona de Sarandí del Yí es la Fiesta del Cordero Pesado que organiza cooperativa El Fogón y que se realizará a mediados de noviembre. “Es una linda fiesta en la que me gustaría participar haciendo un cordero asado”, dijo María Julia. “Le dije a uno de mis hijos para participar de la competencia. Si consigo quien me acompañe me voy a anotar, llevo uno de los caramora y me hago un buen asado”, planteó desafiante.
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