Cuando los gobernantes se refieren a la creación de buenos empleos, suelen centrarse en aspectos como el salario mínimo, la negociación colectiva y la inversión en formación. Pero por muy importantes que sean estas intervenciones, no bastan. La productividad es la clave. La oferta de buenos empleos solo puede aumentar si los puestos de trabajo que se crean para la parte más baja y media de la escala de capacidades se vuelven más productivos, permitiendo una mayor remuneración, más autonomía y mejores perspectivas de carrera para quienes los ocupan. De lo contrario, la imposición de salarios más altos y de mejores condiciones de trabajo puede dejar a los trabajadores menos formados sin oportunidades de empleo.
Otro problema, sin embargo, es que incluso cuando los dirigentes políticos hablan de políticas industriales y de innovación que se centran específicamente en el aumento de la productividad y las nuevas tecnologías, los buenos empleos se tratan como una cuestión secundaria. En Estados Unidos, la última generación de políticas de este tipo se centra en la industria avanzada, como los semiconductores (a través de la Ley CHIPS) y las tecnologías verdes (a través de la Ley de Reducción de la Inflación); y en Europa, la atención se centra en la “digitalización” junto con la transición verde. En ambos casos, se da por sentado que los buenos empleos aparecerán como un subproducto de estos programas, a pesar de que ese no es su objetivo principal. De hecho, es poco probable que las tecnologías verdes y la industria manufacturera de avanzada sean una fuente importante de generación de empleo neto para los trabajadores que están mal cubiertos por el mercado laboral actual.
En efecto, la industria manufacturera emplea menos de uno de cada diez trabajadores en EE.UU., y la experiencia de otros países en los que la industria manufacturera se ha desarrollado mucho mejor (como Alemania, Corea del Sur y Taiwán) sugiere que revertir la desindustrialización del empleo es extremadamente difícil; de hecho, no tiene precedentes. Dado que el grueso de los futuros empleos provendrá de los servicios, es allí donde deberemos concentrar nuestros esfuerzos para crear empleos productivos en beneficio de los trabajadores menos favorecidos.
Dani Rodrik, Project Syndicate
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