En enero de este año, en Punta del Este, la empresa InBierto y Urtubit instalaron el primer cajero de criptomonedas, lo que fue destacado como un hecho muy importante por la denominada comunidad cripto. Diez meses después, el proyecto parece haber fracasado y mientras algunos de los inversores señalan que se trata de una estafa, el impulsor de la iniciativa, el edil nacionalista Adolfo Varela, indica que fue un negocio que salió mal, con una pérdida de medio millón de dólares.
El pasado domingo en el programa “Santo y Seña” (canal 4) se trató este tema con los testimonios de aquellos que se manifestaron estafados (entre ellos programadores, quienes construyeron el cajero, e inversores en el proyecto) y el propio Varela, quién salió a defenderse. Este empresario, edil del Partido Nacional, hasta el pasado sábado pertenecía al sector liderado por el senador Juan Sartori, quién anunció la renuncia de curul a su sector “para abocarse a atender su situación personal y privada”.
La situación generada con esta empresa no causó mayor sorpresa en aquellos vinculados al mundo cripto. Las criptomonedas son valores no regulados, cuyo precio, en un mercado normal, deberían oscilar con la oferta y la demanda. El tema es que InBierto no solo proporcionaba un cajero dónde se podían cambiar las monedas más populares (como el Bitcoin) sino que tenía su propia moneda, denominada Ferret Token. Este criptoactivo era vendido mediante el cajero instalado en Punta del Este. La operación era simple: se colocaban los billetes en el cajero (ya sea dólares o pesos) y de esa manera se compraba el token Ferret, el cual quedaba almacenado en una billetera virtual (una app en el teléfono). Pero el precio de Ferrret osciló más que bruscamente. En su momento de auge, el 13 de enero (cuando fue lanzado el cajero) llegó a cotizar a 1,26 pesos. Un mes después valía 0,25 pesos. Ahora, 0,02 pesos.
Hay quienes opinan que esto se pudo dar porque uno o más de quienes tenían monedas realizaron una venta masiva. En total estaban en circulación 500 millones de estas cripto. Hoy todas ellas tienen una cotización de 27.500 dólares. Cada una cuesta 0.00005 dólares (si alguien las quiere comprar). En su momento de auge llegaron a valer 15 millones de dólares. Cómo se puede ver el negocio es arriesgado y muy volátil, no estando exento de estafas. Y todo sucede porque no existe un marco regulatorio al respecto.
Hace 10 meses el diputado Perrone de CA pidió informe al BCU
El 10 de enero de este año, tres días antes de que el cajero de InBierto se instalara, el diputado Álvaro Perrone (Cabildo Abierto) curso un pedido de informes al Banco Central para clarificar cuál era la legislación existente, no solo para operar un cajero de criptomonedas, sino bajo que reglas estaban estas circulando en Uruguay. El BCU aclaró en primer término que los denominados “activos virtuales” no constituyen monedas de curso legal, como lo es el peso y la comercialización de estos productos no son actividades comprendidas en el marco regulatorio del BCU.
Agrega que como consecuencia quienes operen con este tipo de instrumentos no tienen la protección al usuario financiero, que por ejemplo, si se posee con un banco. En la legislación uruguaya una criptomoneda es considerada un bien intangible de carácter no financiero. Simplificando, comprar una criptomoneda es como comprar un juego online. Uno es propietario, pero es intangible (no se puede tocar). Las criptomonedas, a diferencia del juego, si se pueden pasar a otros (vender). Al no ser un activo controlado por el BCU, tampoco lo es el cajero instalado. La compra con dólares o pesos de estos activos virtuales tampoco se considera una operación financiera, por lo explicado párrafos arriba.
Tampoco el BCU considera este tipo de operatoria una competencia para los bancos, porque estos tienen prohibido operar con este tipo de activos. Los bancos no pueden efectuar “operaciones comerciales” comunes, y al considerarse la compra-venta de criptoactivos una operación comercial, los bancos no la pueden realizar. Por lo tanto, la operativa para instalar el cajero estaba y está permitida, porque no está prohibida. No era una máquina expendedora de refrescos, pero se puede señalar que a la vista de la legislación, era algo muy parecido. El único punto sobre el cual el BCU señaló que debía vigilarse era en el lavado de activos. En setiembre de este año, el Poder Ejecutivo envió al Parlamento un proyecto para regular los criptoactivos, dónde este tipo de activos virtuales serían declarados “instrumentos financieros”. De esta manera, sí, el BCU tendrá ingerencia si se quiere instalar un cajero que venda o compre, por ejemplo Bitcoin. Un año antes, en 2021, el senador Juan Sartori ya había presentado un proyecto para regular los criptoactivos. Uno de sus asesores en la materia, era el ahora cuestiona edil Adolfo Varela.
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