Amor-Exigente es un programa de apoyo y orientación para familiares de personas con adicciones, que pueden ir desde el alcohol, las drogas químicas, el juego, las pantallas, entre otras. A través de la auto y mutua ayuda que ofrece desde 1984, se desarrollan preceptos para la reorganización familiar que permita solucionar los problemas que vienen a consecuencia de las adicciones.
El programa trabaja con la sensibilización de las personas con el fin de ayudarlas a entender la necesidad de cambiar el rumbo de sus vidas a partir de sí mismas, buscar el equilibrio y una mejor calidad de vida. Se practica en base a cuatro pilares: 12 principios básicos; 12 principios éticos; espiritualidad pluralista y responsabilidad social. Esto se desarrolla a través de reuniones semanales, cursos, charlas y conferencias.
El programa está federado en la Federación de Amor-Exigente que tiene su base en Brasil. Fue traído de Estados Unidos por un sacerdote jesuita, el padre Haroldo Rahm. Hoy cuenta con más de mil grupos en Brasil que se dividen en regionales. En el caso de Uruguay hay tres regionales: la Eduardo Modernell, Norte y Construyendo Libertad.
Estas divisiones deben tener un coordinador responsable, quien es el vocero con contacto directo a Brasil, donde está la Federación y donde se realizan el 90% de las capacitaciones para voluntarios. Para conocer un poco más sobre el funcionamiento y los objetivos de Amor-Exigente, La Mañana dialogó con Carmen Castro, coordinadora de Construyendo Libertad y voluntaria desde hace 22 años.
Según Castro, se trata de un programa de cambios conductuales personales, en principio, para familiares de personas con adicciones, pero también cuenta con un aspecto de prevención, que va dirigida a quienes deseen formar una familia, hasta para abuelos con nietos menores de 21 años sin problemas de adicción.
En cuanto a la organización para trabajar, Castro indicó que se abarca un principio básico por mes, en las primeras tres semanas del mismo; los principios éticos se enfocan en las últimas semanas de cada mes. A su vez, como el programa no tiene una tendencia religiosa, se basa en la pluralidad de lo espiritual, que cada persona sea libre de identificarse con lo que dé sentido a su vida.
En cuanto a la responsabilidad social, comentó que todos son voluntarios. “Es un programa de costo cero, no cobramos por lo que hacemos y además encaramos algunas otras actividades que pueden ser grupales o personales, desde limpiar una plaza hasta separar la basura en la casa. Hay personas que están dando clases de cocina, por ejemplo. Tenemos un enfoque muy amplio”.
Proceso hacia el cambio
En Amor-Exigente se tiene la premisa de que “nada cambia si yo no cambio”, entonces el programa brinda herramientas simples y sensatas para manejar situaciones difíciles, pero empezando por uno mismo. “Hay una ley física que dice que cuando uno cambia, el otro cambia, el alrededor cambia”, explicó la entrevistada.
Comentó que en general, cuando hay un adicto en la familia, sobre todo desde hace mucho tiempo, hay comportamientos dentro del núcleo que se llaman codependencia. La familia queda muy afectada y son comportamientos reactivos al problema que están enfrentando, pero no dan resultado. Entonces, Amor-Exigente sugiere determinadas acciones que terminen con eso.
“En esa línea puede ser que, si la persona es de gritar mucho, le sugerimos que comience a hablar despacio; si es de hablar mucho, que no hable; y eso produce un cambio en el otro porque se va desorientando ya que está acostumbrado a tratar con otro tipo de actitud”, expuso.
Han comprobado que el adicto conoce perfectamente cómo actúan los demás y los puede manejar, entonces, en la medida en que no los pueda manejar, algo cambia. “Uno de los principios nuestros es que, de una crisis bien administrada, surgen cambios positivos, pero cuando hay un adicto, es él quien maneja las crisis y la familia reacciona a eso”, argumentó Castro.
“Planteamos que se actúe diferente a través de acciones simples y que dan resultado. Con esto, lo que hacemos es ‘acorralar’ a la persona para que tome una decisión de vida. Él puede seguir en ese camino, porque es libre de hacerlo, pero no con nosotros. O también puede iniciar un tratamiento, que es a lo que apuntamos”, añadió la coordinadora.
Comentó que el 90% de los adictos inicia el tratamiento porque ven que no pueden seguir explotando a la familia debido al cambio de actitud. Se estima que por cada adicto hay entre seis y ocho personas afectadas, con codependencia sin alivio. “El adicto cuando consume está adormecido, pero la familia no se alivia nunca y eso la lleva a sufrir enfermedades”.
Castro señaló que sabe que a menudo es difícil acercarse a un grupo, pero que en Amor-Exigente quienes llegan encuentran personas que estuvieron en la misma situación y que la pudieron revertir, y es entonces cuando surge un camino de esperanza.
“No es un grupo de consolación, es un grupo de trabajo personal. Por eso al principio muchos no entienden que no tenemos una solución. Ojalá tuviéramos una receta para curar adictos, pero la realidad es que existe recuperación y no cura. Lo que se trata es que se vayan cambiando comportamientos de a poco, que la persona se pare sobre sus propios pies y pueda tomar decisiones”, resumió.
El programa busca que el participante pueda elegir cómo quiere vivir. “En mi caso decidí vivir en paz y para ello tuve que tomar medidas. Cuando somos padres debemos retomar el papel de orientadores, que no es un papel simpático sino muy duro. Pero para empezar a poner límites primero hay que estar bien, equilibrado y dominar las emociones”, dijo Castro.
En ese sentido, dijo que hay que aprender a diferenciar cuándo habla la droga y cuándo habla el adicto. Que con la droga ni siquiera se inicie el diálogo, porque el otro no puede entender ni oír. “Tenemos que empezar por diferenciar eso y encarar la situación cuando el adicto está limpio, sin culpa propia ni echarle la culpa a él o herir su autoestima, así no propiciamos una recaída”, argumentó la entrevistada.
Objetivos cumplidos y voluntariado
La coordinadora explicó que desde Amor-Exigente no se recomiendan comunidades terapéuticas, ya que entienden que cada persona tiene su proceso y son quienes deben decidir.
Agregó que la política actual de la Junta Nacional de Drogas para estos temas funciona con reducción de daños, con lo que están absolutamente en desacuerdo. “Desde que soy voluntaria, lo único que he comprobado es que quienes se siguen manteniendo por cinco, 10 o 20 años limpios, son las personas que asisten a grupos. El adicto necesita del grupo de por vida”, indicó.
Casi todos los voluntarios del programa han pasado por el problema de tener familiares con adicciones y han recibido ayuda en algún momento. Castro reveló que “no hay precio para devolverlo, cuando ves que se te ha pasado la vida o que te vas a morir o tu hijo va a morir, y alguien te ayuda y revierte eso, estas comprometido de por vida”.
Al mismo tiempo, los coordinadores deben ver quiénes tienes características como empatía, paciencia, saber transmitir, calidez y se le ofrece que haga capacitaciones de voluntariado. En Amor-Exigente no puede haber voluntarios sin capacitar y deben ser personas con disponibilidad de tiempo.
En cuanto a los viajes a Brasil para formarse, en los grupos se pasa una canasta de colaboración. Por ejemplo, se tendrá un congreso en Brasil y hay inscripciones que salen de ese fondo para personas que no pueden pagarlo. “Entre todos aportamos para que cuando veamos a alguien con capacidad de coordinar un grupo y no pueda acceder económicamente, el grupo enfrente el gasto”, detalló.
Cómo ser parte
Quienes quieran formar parte del programa deben ir directamente a un grupo. Hay listados donde se especifican (http://amorexigente.org.uy/). Las reuniones duran dos horas, la primera es en común y la segunda se separan en subgrupos. Se recibe aparte a quienes llegan por primera vez para escuchar ek problema, que se desahoguen y darles algunas sugerencias para que vuelvan. “Si pueden asistir un año entero, mejor, pero al menos que vengan cuatro meses para que vean si realmente les sirve y lo pueden hacer”, indicó Castro.
¿Han crecido los problemas de adicción?
“Los problemas siempre estuvieron, lo que pasa es que hoy se habla y se buscan soluciones”, respondió la coordinadora. Según ella, el alcoholismo en Uruguay tiene una vieja historia y siempre hubo consumo de cocaína y morfina. “Este programa se inició en Estados Unidos hace más de 60 años por un matrimonio de terapeutas que tenían tres hijas con problemas y se empezaron a reunir con otros matrimonios con quienes surgió la idea”, relató.
Castro entiende que hay una baja percepción del riesgo de la marihuana debido a su regulación y que eso está aumentando la esquizofrenia en edades cada vez más tempranas, lo que genera un doble problema.
Comentó que hoy se habla más sobre adicciones y hay formas de solucionarlas, “existen maneras de vivir bien, no hay por qué vivir mal a pesar de los problemas que tengamos”, apuntó.
Castro tiene tres hijos y llegó a Amor-Exigente por uno de ellos, quien hoy tiene 44 años y hace 22 años que está limpio, “pero he tenido que enfrentar otros problemas”, dijo.
Los principales cambios que la entrevistada ha visto desde que se acercó al programa fue la aparición de la pasta base. Y hoy, además, están recibiendo muchos casos de hijos de padres alcohólicos y también padres con hijos con problemas de adicción a las pantallas.
“Todos tenemos comportamientos compulsivos, algunos con la comida, otros con drogas. No existe el ser humano perfecto, pero tenemos herramientas para vivir bien, lo que no quiere decir ausencia de problemas, pero sí que se pueden enfrentar de forma diferente. En mi caso el programa me ayudó a tener claro lo que quiero y lo que no, cómo quiero vivir mi vida, y hay cosas que permito y otras que no”, afirmó.
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