Norte de Príncipes. Antonio Pérez. Estudio preliminar de Francisco de Ayala. EDITORIAL AMERICALEE. 1943. 170 págs.
Antonio Pérez del Hierro obtuvo reconocimientos tanto en la Corte de Felipe II como de las principales casas dinásticas de su tiempo; del cual fue hijo claramente. Calificado como “el traidor español”, otros lo equiparan al sagaz consejero imperial que logró visualizar el juego geopolítico de su tiempo.
Nacido en Guadalajara, España, en 1540, falleciendo en Francia en 1611, fue el secretario de Cámara y del consejo de Estado del rey de España, Felipe II.
La peculiar dinámica que implicó el conflicto de Flandes arrastró a Juan de Austria a una vorágine de intrigas, llegando a enfrentamientos con su hermano, Felipe. Claro que esas intrigas y confrontaciones no eran solo por la marcha del conflicto bélico, pesaban las acciones encubiertas de ciertos bandos en las Cortes que utilizaban dicha situación para el enriquecimiento personal y las conspiraciones palaciegas con fines espurios. Es en ese contexto que Juan de Austria envía a Juan de Escobedo como delegado a Madrid. Allí es asesinado en un confuso evento, del cual es acusado Antonio Pérez como autor intelectual.
Juzgado por traición a la Corona y asesinato, usó su ascendencia aragonesa para acogerse a la protección de la Justicia Mayor de Aragón para evadir la justica real y poder huir a Francia. Y aquí hay un aspecto a resaltar. El régimen tildado por la bien pensante historiografía anglosajona como “absolutista y despótico” quizás amerite otra visión. Hete aquí que Felipe II debía respetar los fueros de Aragón. Solo el largo brazo de la Inquisición podía cruzar esas fronteras jurídicas.
Pérez no era un hereje, pero no fue difícil construir un caso contra él. Apresado por la Inquisición, sus defensores organizaron lo que se llamó la Revuelta o Alteraciones de Aragón en 1591, que implicó su liberación coyuntural. Huido a Francia y posteriormente a Inglaterra, continúa su carrera de asesor y de ensayista, del cual “Norte de Príncipes” es una de sus obras claves.
Aquí plasma el consejo a Felipe II de ser dueño de los mares, que sin ese recurso las posesiones territoriales se verían amenazadas. Y que el oro y la plata americana de nada servirían si no se ponía la casa en orden primero. Pero en la historia figurará como el traidor que asesoró a los ingleses sobre cómo asaltar el puerto de Cádiz y uno de los propulsores de la leyenda negra.
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