“Se cambiaron las reglas de juego y eso nos está haciendo daño”. No se está en contra de las importaciones, sino de la forma. “Antes de fin de año el Gobierno debería dar señales claras sobre qué pasos se seguirán”, dijo Gustavo Clavijo, directivo de la Asociación de Fasoneros.
El jueves 24 de noviembre se realizó en la Sociedad de Fomento Rural de San Jacinto, en el departamento de Canelones, una multitudinaria asamblea que colmó las instalaciones con integrantes de toda la cadena avícola, y la presencia de legisladores de diferentes partidos políticos, representantes del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP) encabezados por el subsecretario Ignacio Buffa y el director de la Granja, Nicolás Chiesa. También estuvo presente el intendente de Canelones, Yamandú Orsi.
La asamblea tenía como único punto plantear y discutir posibles soluciones al ingreso de pollo importado desde Brasil, el que está afectando al sector avícola.
Gustavo Clavijo, integrante de la Comisión Directiva de la Asociación de Fasoneros de Pollos Unidos (AFPU), dijo a La Mañana que la importación del producto ha tenido cambios a partir de este año lo que está afectando a toda la cadena: “Las importaciones de Brasil se abrieron en 2010 para el pollo entero con una cuota de 120 toneladas mensuales, en 2015 se sumó Argentina con 60 toneladas mensuales”. Este año se introdujeron cambios, por un lado se autorizó la importación en trozo y se levantó el cupo, por lo cual “empezó a venir pechuga, cortes trozados y eso lo vemos con preocupación”, expresó.
La avicultura está conformada por una cadena de varios actores y el daño causado por la importación va afectando a diversos eslabones a medida que se avanza en el tiempo. Es por eso que los fasoneros no han sentido el impacto aun, “pero sí los distribuidores que están preparados para trozar”. Lo que sucede es que la pechuga viene ya trozada y a bajo precio desde Brasil, entonces ya no conviene hacer el trozado en Uruguay: “Cada cuatro pollos sale un kilo de pechuga, entonces si no se coloca la pechuga no podes trozar y comienzan a faltar los distintos cortes más baratos como cogote, ala, muslos”. El resultado es que en poco tiempo, “de aquí a 5 o 6 meses, puede destruirse toda la cadena”, advirtió.
Consulado si no es posible trozar el pollo y comercializar otros cortes que no sean muslos, Clavijo dijo que el pollo se puede vender entero o trozado, baja esta segunda opción el consumidor adquiere el corte de su preferencia, el problema es que el ingreso de pechuga desde Brasil frena el trozado del pollo nacional y eso hace que falten las otros cortes, además de que en las cámaras se empiezan a acumular las pechugas que no se pueden colocar por no ser competitivas con las importadas.
El mensaje al Gobierno
“El mensaje de la Asamblea del día 24 al Gobierno fue que se cambiaron las reglas de juego y que eso nos está haciendo daño”, aunque es importante resaltar que “desde todo el sector hay voluntad de seguir trabajando y salir adelante”.
Desde la industria, por ejemplo, se “expuso que tienen las condiciones para importar, cuentan con infraestructura, con cámaras, con clientes, pero no quieren dedicarse a importar, no quieren ir por ese camino, sino que reclaman que la importación sea de pollos enteros y respetando las cuotas”.
El sector puede “convivir con las cuotas, ésta es una forma de regular el mercado evitando desajustes en los precios al consumidor, ese fue el mensaje al Gobierno” y “todos nos fuimos con la expectativa de que el mensaje se entendió, pero todavía no tenemos novedades de cómo se va a seguir para adelante”. El fasonero y dirigente gremial subrayó que en lo personal tiene “la expectativa de que el Gobierno entendió, de que el subsecretario entendió, porque lo que se busca es que el sector no se destruya”.
Consultado cuál es el margen de tiempo con el que cuenta el sector, Clavijo insistió en la necesidad de recibir una pronta respuesta del Gobierno, porque si todo sigue incambiado, “en febrero o marzo veremos señales de la afectación” en varios integrantes de la avicultura.
Por eso señaló que “en lo personal” considera que “antes de fin de año el Gobierno tendría que dar señales claras y se tendría que vislumbrar cual es el camino que se va a tomar, si se va a seguir trayendo o no la pechuga de forma masiva o si vamos a volver o no a la cuota”.
Un sector generador de trabajo y de fuerte aporte social
Clavijo destacó la importancia de la avicultura como fuente laboral. “En el sector trabajan unas 5.000 personas, cada una con su familia, y si eso se destruye también se afectará a los transportistas, a los que producen el grano que abastecen las avícolas, a los empleados de frigoríficos, a fasoneros”.
Pero además de lo laboral, la avicultura “cumple un rol social importante” porque se convierte en “una alternativa de trabajo para quien tiene apenas 2 hectáreas de campo. Todos los fasoneros de Canelones tienen menos de 5 hectáreas, no se necesitan grandes extensiones para sostener a toda una familia en el medio rural, alcanza con que poseer una granja de 100 metros por 10 metros para trabajar 10.000 pollos. Esas condiciones sólo las da la avicultura”, de otra manera esas familias deberían irse a trabajar a la ciudad.
La amenaza de la gripe aviar
La gripe (o influenza) aviar se ha convertido en una amenaza real y cercana para todos los países del continente, dado que causa estragos en los animales silvestres como de producción. Un reciente informe del Departamento de Agricultura de Estados Unidos da cuenta de que por esa causa han muerto 50,54 millones de aves solo en ese país durante 2022.
Es una enfermedad que de fácil contagio entre aves y muy difícil control por los organismos sanitarios de los países. El último caso reportado en Latinoamérica fue en Cotopaxi (Ecuador), a unos 6.000 kilómetros de nuestro país. La distancia puede parecer mucha, pero no lo es debido a la acción de las aves migratorias que favorecen el contagio.
Gustavo Clavijo de la Asociación de Fasoneros de Pollos Unidos (AFPU) dijo que estamos ante “un problema sanitario muy preocupante y complejo” por lo que “es importante que todos estemos atentos a los cuidados. El gran tema son las aves migratorias que vienen del norte, nosotros estamos en sus rutas y ellas podían traen la enfermedad” a cualquier punto del país.
El caso ecuatoriano es un buen ejemplo de ese riesgo, el contagio se dio en una provincia ubicada al centro, alejada de las fronteras.
En Uruguay, el Ministerio de Ganadería “nos ha dicho que si vemos animales muertos tenemos que avisar para que ellos determinen si es a causa de esta enfermedad o no. Tenemos que tener los máximos cuidados para evitar ser afectados, es algo que preocupa a todos los países”.
Además distorsionaría los mercados, “en el caso de que llegue a Brasil significaría que perdiera las exportaciones”, cuando es el mayor exportador de aves en el mundo.
TE PUEDE INTERESAR