Hasta la crisis entre Rusia y Ucrania, el profesor John Mearsheimer era conocido principalmente en círculos académicos como un destacado exponente de la escuela “realista” de política exterior. Pero con la “revolución del Maidán” ucraniano en 2014 y luego la invasión rusa de este febrero, se convirtió en referente para los millones de personas de todo el mundo que albergan dudas sobre la sabiduría del accionar occidental en Ucrania. Una sola conferencia pronunciada en 2015, titulada “¿Por qué Ucrania es culpa de Occidente?”, se ha visto nada menos que 28 millones de veces en YouTube.
Las motivaciones para la guerra
Su argumento central es que al ampliar la OTAN hacia el este e invitar a Ucrania a unirse al bloque, Occidente (y en particular Estados Unidos) creó una situación intolerable para Vladimir Putin, que inevitablemente daría lugar a una reacción por parte de Rusia. Sus críticos denuncian a Mearsheimer como un apologista de Putin; del otro lado, sus defensores creen que la invasión es la prueba viviente de que siempre tuvo razón.
Los objetivos militares de Rusia son limitados
“Los rusos invadieron Ucrania con 190.000 soldados como máximo. No hicieron ningún esfuerzo por conquistar toda Ucrania. Ni siquiera se aproximaron a ello. Es imposible que hubieran podido dominar Ucrania con 190.000 soldados. Tampoco tenían tropas de reserva para hacerlo”.
“Desde el principio los rusos han dicho que su objetivo es una Ucrania neutral. Y si no logran una Ucrania neutral, lo que van a hacer es dejar un Estado disfuncional… Han conquistado una enorme franja de territorio en el este, se han anexado esos oblast que ahora forman parte de Rusia. Y al mismo tiempo, están destruyendo la infraestructura ucraniana. Están destrozando la economía ucraniana”.
El rol del nacionalismo y la visión realista de la política exterior
“No hay duda que, cuando los rusos invadieron Ucrania, el nacionalismo pasó a primer plano, y que el nacionalismo ucraniano es un multiplicador de fuerzas. Tampoco está en duda que el nacionalismo no forma parte de la teoría realista de la política internacional que yo sostengo, pero el nacionalismo es consistente con el realismo. Nacionalismo y realismo encajan bastante bien”.
“Pero lo que hay que tener en cuenta es que el nacionalismo también opera del lado de los rusos. Y cuanto más tiempo pase, y cuanto más sientan que Occidente apunta a Rusia, y que intenta no solo derrotarla, sino sacarla de la categoría de las grandes potencias, más se activará el nacionalismo ruso. Hay que tener mucho cuidado de no valorar el resultado de esta guerra a partir de la coyuntura actual. A esta guerra le queda mucho tiempo y se desarrollará de forma poco predecible. Pero pienso que es muy probable que, al final, los rusos se impondrán”.
La oportunidad para una salida pacífica y el riesgo de escalamiento
Sombríamente, Mearsheimer cree que la oportunidad para la paz se ha perdido y que no hay ningún acuerdo realista que pueda alcanzarse en Ucrania. Rusia no renunciará a sus logros en el este de Ucrania, mientras que Occidente no puede consentir a que continúe la ocupación; mientras tanto, una Ucrania neutral también es imposible, ya que la única potencia capaz de garantizar esa neutralidad es Estados Unidos, lo que, por supuesto, sería inaceptable para Rusia. Mearsheimer lo resumen de esta forma: “No hay opciones realistas. Estamos jorobados”. En efecto, ve como probable un mayor escalamiento y como “no trivial” el riesgo de un evento nuclear.
“Si los rusos utilizaran armas nucleares, lo más probable es que lo hicieran en Ucrania. Y Ucrania no dispone de armas nucleares propias, por lo que no podrían tomar represalias contra los rusos con sus propias armas nucleares, lo que debilita su capacidad de disuasión. Además, si los rusos llegaran a utilizar armas nucleares en Ucrania, Occidente –y aquí nos referimos principalmente a Estados Unidos– no tomaría represalias nucleares contra Rusia, ya que eso conduciría a una guerra termonuclear de alcance global”.
El peligro de la retórica belicista occidental
Mearsheimer sin embargo reconoce que, en este escenario, no se puede contar con la moderación de Occidente, y que las posibilidades de una escalada catastrófica siguen siendo elevadas, ante lo que considera una “insensata” retórica por parte de los líderes occidentales sobre la necesidad de derrotar a Rusia. En su opinión, los británicos son los “principales instigadores” de esta política, lo que empuja a Estados Unidos a tomar medidas más drásticas. “Creo que los británicos se están comportando de forma notablemente insensata, al igual que los polacos, los países bálticos y los estadounidenses”, afirma. Por su parte, Suecia y Finlandia, con su solicitud de ingreso en la OTAN, no hacen más que “agravar la situación”. La idea de que Rusia esté dispuesta a invadir Finlandia o Suecia es “producto de la imaginación de Occidente” y su adhesión a OTAN solo aumentará la percepción rusa de estar siendo deliberadamente acorralada.
Toda la lógica de Mearsheimer apunta en la misma dirección: si no es posible un acuerdo de paz en Ucrania, el único resultado lógico es la continuación de los enfrentamientos; la continuación de los enfrentamientos conducirá lógicamente a una escalada, especialmente si Rusia se ve perdedora; y la escalada podría eventualmente adoptar una dimensión nuclear, en cuyo caso un conflicto nuclear entre las grandes potencias se convertiría en una posibilidad real.
Fragmentos de la entrevista realizada la semana pasada por Freddie Sayers a John Mearsheimer para el medio digital Unherd. Las frases entrecomilladas pertenecen a Mearsheimer.
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