Hasta hace pocos años María de los Ángeles Souto era una simple vecina de Cerro Colorado. Compartía su rutina entre su casa, el trabajo como doméstica en el medio rural y sus afectos. Hasta que un día la invitan a repartir listas en la campaña electoral de 2019 y se dio cuenta, lejos de lo que pensaba, que también desde la política se pueden hacer cosas buenas por la gente. Durante este periodo es la Presidenta de la Junta Departamental de Florida.
“Eso no es para vos negra”. Tal vez fueron varias las veces que escuchó esa misma frase de boca de sus afectos, cuando empezó a tomarle gustito a la política que desde siempre tuvo presente como un servicio público y no una forma de escalar en la sociedad. “Sos muy honesta, sos muy sincera” le insistían, quizás intentando persuadirla para no permitir que ingresara a un mundo desconocido y que a todas luces distaba mucho de esa personalidad de gente que la destaca. También perteneció al equipo de los escépticos, de esos uruguayos que aturdidos por las rencillas partidarias, descreen del sistema y sus actores. Cuando entrás te das cuenta que no vas a cambiar el mundo, ni la política, “pero sí que uno puede hacer algo mínimo” por la gente y salirse de una zona de confort donde mayormente impera la crítica. No solo asumió su banca como edil departamental, sino que además por unanimidad fue elegida para presidir el deliberativo departamental de ese departamento por el periodo 2022-2023.
Su rutina combina su trabajo como “doméstica” en un establecimiento rural cercano a Cerro Colorado en el departamento de Florida, el porvenir de su hijo adolescente, seguir construyendo su casa que de a poco va levantado con sacrificio, disfrutar de una tranquila vida con los suyos y la actividad pública que asumió con suma responsabilidad. Si ser edil departamental no estaba en sus planes cuando decidió dedicarle parte de su tiempo a las necesidades de la gente, mucho menos aparecía en el horizonte personal el de ser presidenta de la Junta.
Sacarse la camiseta por la gente
Los últimos días han sido un cambio significativo para la tranquila vida de María de los Ángeles Souto. Las repercusiones no han parado. Llamadas, mensajes y manifestaciones de afecto se combinan con el sentido de responsabilidad que implica ese desafío. Todo esto es “demasiado para mí” le dijo a La Mañana pues “es que soy una mujer de perfil muy bajo” propio de la mayoría de las personas del interior profundo.
Autentica en sus decisiones, ya en su primer discurso dio algunas pistas sobre cómo piensa desenvolver su gestión. Y hasta se dio el lujo de dejar de lado un discurso correctamente político que no había escrito, para hablarle a los presentes de sus afectos, la importancia que le significa esta misión y dar a conocer las primeras claves sobre cuál es el camino que piensa recorrer en el próximo año.
Su mensaje inaugural estuvo pautado hacia la despolitización de algunos temas claves para los floridenses e insistió en la necesidad de “sacarse la camiseta” a la hora de los debates, que no deben ser otra cosa que buscar soluciones para la gente. Entiende que hay que cambiar la imagen porque la “gente está un poco cansada de la política” y para esa gente los políticos “son todos iguales”.
Desde el lugar de la queja siempre es más fácil
Tras las elecciones departamentales en 2020, fue electa edil por el sector Federales del Interior Floridense del Partido Nacional a quienes define como “los más grandes” después de su familia y sus amigos. Es así que tras una elección interna entre la dirigencia local, Souto alcanzó los primeros lugares en las lista hacia las departamentales. Con una fuerte impronta representativa de las pequeñas localidades y del medio rural, su capital está en el dialogo directo, el sentido de compañerismo y ser la voz de quienes viven más alejados de las zonas urbanas.
“Nunca me interesó la política” pero por esas cosas de la vida fue incorporándose a la militancia tras la invitación que un amigo le hizo para sumarse a este movimiento liderado por Leonardo Corujo en las elecciones internas. “Después de 35 años de vida era la primera vez que sabía claramente qué era lo que estaba votando” porque “no es solo meterle (a la gente) la lista en el bolsillo y nada más”. Y en ese fragor de la militancia dio sus primeros pasos cuando promediaba el año 2019.
Fue después de incursionar en el deliberativo departamental que reconoció que “desde el lugar de la queja siempre es mucho más fácil”. Se suele escuchar que “fulano no hace nada” y cuando estás adentro “te das cuenta que no están fácil”. Generalmente los ediles están en la primera línea de fuego y “somos los que recibimos el palo” en el mano a mano con la gente, que permanentemente y con razón reclaman soluciones.
Aprender a querer y valorar lo que uno tiene
María de los Ángeles es la menor de diez hermanos. Se crio en el campo donde trabajaba su madre, siempre en la zona norte del departamento de Florida. Tras un paréntesis de varios años donde inclusive vivió en Montevideo durante algún tiempo, regresó al pago y encontró en el medio rural su forma de vida que desarrolla como “doméstica” desde hace diez años. A su pesar aprendió los secretos de la cocina, tarea que no le gusta pero en la cual se desenvuelve muy bien. Contó que al principio le costó adaptarse nuevamente al silencio del campo, sobre todo cuando se apagaban las luces del día dejando paso a alguna melancolía que otra. Pero también aprendió en el camino de la vida a “querer y valorar lo que uno tiene” a pesar que las circunstancias a veces se tornen incomprensibles.
Una dulce compañía
El pasado 25 de noviembre asumió la presidencia de la Junta y dijo que “para mí que me acompañara mi mamá y mi hijo fue lo máximo”. Indudablemente las dos figuras más importantes de su vida. A su hijo nunca le interesó el tema y su madre simpatiza con otras ideas políticas “pero yo apunto siempre al respeto” porque “la verdad absoluta no existe”.
Pero también la acompañó su patrona que mucho tiene que ver con su presente. “Yo sé cuál es mi lugar, yo soy una empleada y recibo un salario para realizar determinadas tareas”. Eso permite la posibilidad de un dialogo directo, respetuoso y afectuoso. Tal vez saber ubicarse en los lugares que ocupó y seguirá ocupando haya consolidado una relación de saludable respeto del cual hoy puede disfrutar a través de la tarea que le encomendó la ciudadanía. Porque a veces es cuestión del destino, pero siempre es necesaria una dosis de actitud frente a la vida. La misma que la llevó a conseguir tantos logros, incluyendo algunos inesperados. Y como le dijera hace una pocas horas una amiga, “sé que si las cosas no salen bien no va a ser por culpa tuya”.
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