La actual bonanza ganadera constituye una buena oportunidad para intentar consolidar fortalezas productivas y apuntar a su persistencia y sostenibilidad.
Para abordar el tema hacemos pie en la reciente presentación del Plan Agropecuario sobre el resultado de las Carpetas Verdes de los productores en el ejercicio 2018 – 2019, realizada como es habitual por el Ing. Agr. Carlos Molina, actual Director General del Instituto.
Las llamadas Carpetas Verdes son un sistema de registros prácticos, de gran utilidad para orientar las actividades productivas, definir las estrategias y de ahí las inversiones.
En general, los productores que llevan estos registros obtienen buenos indicadores productivos en relación al promedio del país.
El exhaustivo informe del Plan Agropecuario señala que la mejora en los indicadores de producción e ingresos de los productores analizados se apoya en las condiciones climático–forrajeras
Son unos 100 productores de carne y lana, criadores o de ciclo completo, ubicados en dos grandes regiones del territorio, que en general abarcan campos de bajo o medio índice de productividad. No hay en el universo relevado establecimientos invernadores puros, o agrícolas ganaderos del Litoral Centro y Sur, cuyos ingresos y resultados sean en general superiores a los considerados por el Plan, como surge por ejemplo de los análisis de FUCREA, que cuenta con grupos de productores en estas ubicaciones y con esos sistemas productivos.
Si bien Molina se cuida muy bien de extrapolar los resultados del grupo de productores analizado al resto de sus colegas, y así lo señala en cada oportunidad (“no es representativo de la ganadería del país”), igual podemos tomar esa muestra para extraer muchas conclusiones sobre el contexto productivo general: “el ambiente” lo llama el técnico.
El dato destacado es que todos los indicadores de producción e ingresos de los productores estudiados crecieron significativamente en el último ejercicio, tanto los criadores como los de ciclo completo. Luego de una serie de 5 ejercicios consecutivos en baja, en los que los números cerraban en rojo o poco menos, en el último se revirtió la tendencia y terminó siendo el mejor de la serie de 18 años en cuanto al ingreso de capital por ha, tanto en dólares corrientes como en moneda constante. El resultado, si bien es positivo, tampoco da para grandes festejos, ni altera definitivamente un escenario débil, como fue comentado en este mismo medio.
De todos modos el informe reafirma, con profusos datos objetivos, que estamos transcurriendo por una etapa insólitamente favorable para la ganadería de carne. Esto genera entusiasmo, pero también despierta inquietud acerca del grado de permanencia que estas condiciones positivas puedan tener: hasta cuándo duran.
Sería importante que esta holgura de hoy deje algunas fortalezas sólidamente constituidas para cuando se diluyan los factores tan benévolos de la actualidad.
El exhaustivo informe del Plan Agropecuario señala que la mejora en los indicadores de producción e ingresos de los productores analizados se apoya en las condiciones climático–forrajeras excepcionalmente propicias para la ganadería que rigieron en todo el país a lo largo del ejercicio cerrado el 30 de junio pasado (y que continuaron hasta hoy), así como en la valorización de las haciendas, impulsada por la intensa demanda externa por carne y ganados vivos (y lana fina para los merinistas del Norte), complementada por un cierto aumento del tipo de cambio real.
El pasto y el manejo
La producción de pasto natural, que constituye la base forrajera de estos establecimientos, fue presentada por el técnico del Plan, experto en el tema, Ing. Agr. Marcelo Pereira, que mostró gráficas impactantes sobre el drástico cambio registrado entre el ejercicio pasado y el anterior, que había estado marcado por la intensa sequía del verano de 2018. Los registros, continuados a lo largo de 19 años, permiten obtener un promedio de referencia, pese a las intensas variaciones entre años, fruto básicamente de las frecuentes sequías ocurridas en este período. En el último ejercicio, la producción de pasto estuvo muy por encima del promedio de 19 años, sobre todo en el último verano, en todas las zonas agroecológicas del territorio.
Mediante la información satelital se mide la producción, las tasas de crecimiento de la pastura en kilos de materia seca por ha por día, no la disponibilidad de pasto.
El informe del Plan detecta mejoras en el perfil de endeudamiento de los establecimientos analizados
El expositor remarca un concepto: la necesaria adaptabilidad a las variaciones climáticas. El clima en Uruguay se caracteriza por su caprichosa variabilidad, de muy difícil o imposible predicción. Agravando esa característica está el mentado cambio climático que se manifiesta en fenómenos extremos cada vez más frecuentes, desafiando a las producciones a cielo abierto.
El ejercicio 2017 – 18 fue horrible para la producción desde el punto de vista climático, en cambio el último fue excelente; pero nada asegura que siga el viento a favor, lo que hace conveniente tomar precauciones ante la eventualidad de nuevas adversidades, que más cerca o más lejos habrán de ocurrir.
En ese sentido, remarca Pereira que lo importante es buscar la adaptación a la variabilidad, que la producción no se derrumbe en los años malos: el “marco conceptual es el manejo adaptativo…. mecanismos que aseguren la producción”. El pasto tiene que sobrar en primavera, afirma, hay que ajustar la carga, realizar manejos sencillos en los rodeos de cría (como la utilización de tablilla en los terneros), e ir previendo y planificando acciones ya para el próximo invierno.
Novillo volador
Lo que fogonea el optimismo de los productores, y pone contra las cuerdas a muchas empresas frigoríficas, es el precio del ganado, que siguió subiendo contra todo pronóstico. Vemos en la gráfica el precio del novillo gordo, que alcanza actualmente valores récord. El precio de la corriente semana por los mejores novillos alcanza (y supera) los USD 4,35 por kg en 4ª balanza, 25 % superior al de un año atrás.
El enfoque financiero
La presentación de las Carpetas Verdes incluyó una referencia a la valorización de los activos, valuados al fin del ejercicio respecto a un año atrás. Como los ganados, vacunos y ovinos, aumentaron de valor, impacta en el efecto riqueza, en el capital de las empresas.
Subieron de precio los animales que se vendieron, la producción realizada, ganados y lana, y también aumentaron de valor los animales que quedaron en los campos.
Todo el rodeo nacional tuvo un incremento fuerte en su valor, sin que los productores ni los funcionarios ni las autoridades hubieran hecho algo para que tal cosa sucediera. Simplemente es el resultado de las condiciones de los mercados que se dan actualmente, pero que pueden cambiar en cualquier momento.
Como es lógico, la salud financiera de las empresas en general, y las agropecuarias en particular, depende en buena medida de tener el endeudamiento bajo control, con reservas que incluyan previsiones para los malos momentos. El informe del Plan detecta mejoras en el perfil de endeudamiento de los establecimientos analizados, que se encontraba en una situación complicada luego de varios años de trabajar con márgenes bajos o negativos.
Pese a las buenas condiciones actuales, todavía muchos productores del ámbito nacional soportan un endeudamiento pesado y se escuchan voces prudentes que incitan a cancelar o reducir dicho endeudamiento aprovechando los buenos valores del ganado.
No parece adecuada la estrategia de acumular hacienda forzando la capacidad del campo -bajo la suposición que la actual disponibilidad forrajera se mantendrá indefinidamente y que los altos valores del ganado son inmutables-, mientras que por la otra punta se mantienen deudas sin saldar. Esas sí crecen sostenidamente llueva o no llueva, compre carne China o no compre nada.
La holgura circunstancial debería aprovecharse para crear fortalezas: bajar endeudamiento, reparar o construir infraestructuras productivas
Crear fortalezas para enfrentar las inevitables adversidades que vendrán
Decíamos más arriba que la reciente mejora de los números de las empresas ganaderas no se originó por acciones propias y está sostenida en gran parte por factores puramente aleatorios, que no dependen de nosotros, como el tiempo climático y la demanda china por carne.
El mérito local, en todo caso, está en saber y poder aprovechar los momentos favorables, como el actual. Hay fortalezas construidas a lo largo de mucho tiempo, dinero y esfuerzo de numerosos actores, que permiten lograr una buena captación de las ventajas. La calidad de la producción, el alto nivel de la industria cárnica, los aceitados canales comerciales, la seriedad y seguridad que aportan las certificaciones oficiales, han conformado un prestigio sólido que explica buena parte de esa ventaja. Un solo dato que ilustra lo dicho: el precio de la carne exportada por Uruguay supera al de los vecinos, incluido el de la famosa carne argentina.
Pero nada asegura que el mercado siga en estos niveles, explicados casi enteramente por la intensa demanda china, acicateada por la fiebre porcina. Los chinos buscan resolver el problema, pero recomponer su diezmado rodeo porcino les puede llevar un par de años. Se dice que ya pararon los sacrificios sanitarios y ahora se lanzan a la reconstrucción de su principal cadena cárnica.
Entretanto buscan carne por todo el mundo: habilitan apresuradamente plantas frigoríficas en Brasil, Argentina, Canadá, probablemente en breve en Paraguay, y donde quiera que haya alguna producción, sea vacuna o porcina. Apuntan a la carne de búfalo de la India, a la vez que aumentan su propia producción y consumo de pollos, y seguramente de pescado de granja. Por el aumento de precios, probablemente registren una cierta disminución coyuntural del consumo de carnes rojas, aunque para el mediano y largo plazo se pronostica un crecimiento sostenido de dicho consumo.
La lógica indica que una vez equilibrada la ecuación de oferta y demanda de todas las carnes en China, los precios, hoy recalentados por la escasez, apunten a la baja. Cuándo será, no se sabe, pero esta situación no durará para siempre.
Aprovechar el tiempo
La holgura circunstancial debería aprovecharse para crear fortalezas: bajar endeudamiento, reparar o construir infraestructuras productivas –alambrados, bretes, galpones, tajamares, caminos -, incorporar algún área de pasturas mejoradas, equipos y maquinarias necesarias, mejorar la genética del rodeo, entre otras opciones.
En buena medida, el crecimiento sostenido y la solidez financiera de los establecimientos vendrán por la adopción de tecnologías disruptivas, como la mayor interacción con la agricultura comercial, la utilización de prácticas como la suplementación estratégica del ganado, e incluso la terminación a grano de algún lote, los arrendamientos para forestación de las partes del campo de suelos inferiores. En cuanto a los rodeos vacunos, la utilización más amplia de cruzamientos, y en los lanares, la producción de lana fina, que vale 3 o 4 veces más que las lanas medias y gruesas tradicionales. En resumen, el enfoque apunta a la diversificación, la incorporación de manejos e incluso de otros rubros que complementen o compensen en los momentos malos, lo que dará sostenibilidad al crecimiento y musculatura a las empresas ganaderas.
Y como condición necesaria –tal como lo remarca siempre el Plan Agropecuario-, la gestión afinada y oportuna de parte de un “decisor cercano e involucrado”, que cuente con asesoramiento técnico, que planifique: flexibilidad, resiliencia, adaptabilidad, son las consignas que promueve el Instituto.
Presentaciones
Los PP de las presentaciones de la jornada técnica, con muchísima información, están disponibles en la página del Plan: www.planagropecuario.org.uy.
Además de la exposición de Carlos Molina, con los resultados de las Carpetas Verdes, y la de Marcelo Pereira, con el tema del clima y el pasto, se puede acceder a la que realizaron los técnicos de INAC, Fernando Reich y Guzmán Bessio: “Construyendo el país de la mejor carne”, un análisis en profundidad de varios temas importantes de la producción y los mercados cárnicos.