Heróes y Santos II
He leído con mucha atención la nota de Guillermo Silva Grucci titulada “Héroes y Santos” en el pasado número de La Mañana del 6 de noviembre, en la cual en forma amena y resumida describe el apogeo y la caída del Gral. Máximo Santos.
Sin pretender medir cuanta más o menos legalidad observaban los gobiernos encabezados por Latorre y Santos, que los que podrían haber emergido con las pautas electorales de los constituyentes de 1830, donde solo podían asumir el papel de electores un 5% de los ciudadanos, y donde los llamados “Jefes Políticos” eran los grandes manipuladores de las voluntades cívicas a primer grado, para que luego la Asamblea Legislativa eligiera al Exmo. Sr. Presidente de la República a segundo grado.
No hay duda que Máximo Santos era un voluntarista del mando y que una vez que logró desembarazarse del austero Cnel. Lorenzo Latorre, se aferró con voluptuosidad a un poder recubierto de desmedido boato, con sobradas reminiscencias de II Imperio francés. Fue un hombre de su época. No nos olvidemos de su contemporáneo, el militar juarista mejicano, Porfirio Díaz, que comenzó a gobernar México en 1876 y se perpetuó hasta entrado el siglo XX.
Con lo que no coincidimos, es con el aura de héroe romántico que se le pretende dar al teniente Gregorio Ortiz, en su intento de perpetrar un magnicidio. Ortiz esperó pacientemente en el foyer del Teatro Cibils sabiendo que el Presidente iba a descender de su carruaje acompañado de su hija Teresita para participar de la ópera La Gioconda con Eva Tetrazzini como prima donna. Y nadie lo interceptó porque todos sabían que era el muy protegido ahijado de Santos.
El novelón anónimo de HH que se hace circular un año después intentando darle un tinte de celos pasionales al episodio, seguramente fue armado por los autores intelectuales del atentado. Según la versión más aceptada, el fallido “vengador” opta por suicidarse cuando comprueba que el caballo que lo estaría esperando en la calle Treinta y Tres no estaba y queda en evidencia que había sido utilizado y engañado.
La decisión de Santos que “…si Ortiz tenía cómplices no se investigara porque no le interesaba conocer sus nombres”, ayudó mucho a tejer historias de todo calibre y así se le restaba importancia al ademán.
No se podrían olvidar otros gestos de grandeza de este hombre, de origen humilde, que ejerció el gobierno con la plenitud de los poderes públicos, concedidos por la Asamblea Legislativa. Como por ejemplo la devolución de los trofeos de la guerra de La Triple Alianza que envió junto a su Ministro de Gobierno, Carlos de Castro al Paraguay con una emotiva carta de su puño y letra: “No hay cabida posible en nuestros museos para mantener estos trofeos arrebatados de manos de héroes moribundos…”
Y tampoco hay que olvidar que la reivindicación del Gral. Artigas (hasta ese entonces prevalecía la versión de Berra del caudillo como un anarquista deleznable) fue uno de sus logros. Incluyendo las pinturas de Blanes y el trazado del “Boulevard Artigas”…
Y para citar otro ejemplo de superioridad moral, en aquella época que los prisioneros eran pasados por las armas, conviene recordar que después de derrotados los revolucionarios en la batalla del Quebracho, dio por escrito orden expresa que a los prisioneros se los respetara a raja tabla. Y eran más de 600 hombres de la flor y nata del patriciado. Entre otras 2 figuras que fueron presidentes de Uruguay.
Sí, es verdad que Rodó adolescente no lo comprendió y le escribió una dura carta que nunca llegó a enviarle. Y también Batlle y Ordoñez sobreviviente de la Revolución Tricolor tampoco lo entendió, aunque hay quienes han afirmado como Pintín Castellanos y otros estudiosos de la historia, que Santos fue el precursor de la obra modernizadora iniciada por Batlle de comienzos del siglo XX.
La figura del ahijado que mata a su padrino o el hijo adoptivo que mata a quien lo tomó en adopción como Cesar a Bruto, incurre en parricidio. Más que un gesto de heroísmo se lo puede tipificar como un acto de ingratitud.
Si bien Acuña de Figueroa introduce la imagen del puñal de Bruto como resolutorio de las libertades mancilladas, preferimos el lugar que le asigna Dante Alighieri en la Divina Comedia al magnicida romano, ubicándolo en uno de los más severos círculos del infierno
José Varela
Aborto: dualidad de criterio
Un diputado electo dió su opinión sobre el aborto. Es uno más de los muchos habitantes de la República que piensan como él. De inmediato algunos saltaron ferozmente sobre su yugular. Desde retrógrado a inoportuno le llovieron críticas.
Todos hemos visto el repertorio ofensivo hacia un ciudadano que simplemente estaba dando su opinión. Es cierto que hay una Ley que regula el tema. También es verdad que fracasó un referéndum contra esa norma.
Pero no hay que olvidar que el Dr. Vázquez, actual presidente de la República, en su primer mandato vetó una Ley similar.
Dice el Dr. Vázquez a la presidencia de la Asamblea General, el 14 de noviembre de 2008: «El verdadero grado de civilización de una nación se mide por cómo se protege a los más necesitados». Dice también «que desde el momento de la concepción hay allí una vida humana nueva, un nuevo ser». Enumera luego los artículos de la Constitución afectados así como los compromisos internacionales.
Termina afirmando contundente: «hay que rodear a la mujer desamparada de la indispensable protección solidaria, en vez de facilitarle el aborto». Es un documento de recomendable lectura, disponible en Internet.
Nadie lo trató de dinosaurio, ni de idiota, ni de desubicado.
¿La dualidad de criterio de siempre?
Ma. Gimena Pérez
Sobre obligatoriedad de la bancarización
Señor Director:
Hago referencia a la carta de la señora M. Correa de la pasada semana. La felicito por su razonamiento: la obligatoriedad de la bancarización la derogará el gobierno de la coalición democrática.
Lástima que el Prof. Salle no haya advertido la contribución a su prédica. En efecto, si la coalición propone un “gerente” para administrar los mandatos de la banca internacional, como afirma el prestigioso abogado, ¿por qué derogaría la Ley? Parece contradictorio.
Y la segunda duda que me provoca esta curiosa situación es: ¿no será el FA, una agrupación que hace los mandados al amo financiero?
A los hechos me remito.
Atentos saludos
Oscar Ledesma
Eliminación progresiva del IASS
La inclusión de la eliminación progresiva del IASS en el programa de la oposición ha generado reacciones bastante exageradas.
En principio es una tímida intención acotada por la necesidad. «En la medida en que el estado de las finanzas públicas lo permita, considerar una eliminación gradual del IASS», dice el último ítem del punto 9, titulado «Proteger a los más débiles». Tal un texto que parece un tanto difuso en su alcance. «En la medida…, considerar…».
No obstante, provocó el rechazo desde distintas tiendas. En realidad resulta más una declaración de principios que otra cosa.
Sin embargo, eso no es poco, si tenemos en cuenta la connotación ideológica del impuesto.
Lo primero que debe apreciarse en un reclamo es la porción que tiene de justicia. Nadie duda que los jubilados se encuentren entre los más débiles. No pueden sindicalizarse y hacer paros que causen daños económicos. Son presa fácil para la voracidad fiscal.
Lo segundo es determinar si es posible acceder al reclamo.
Primero la moralidad, el «deber ser». Luego la realidad: ¿es factible satisfacer la demanda?
Se discute si este impuesto es o no una renta. Parecería que no. Los jubilados aportan durante muchos años, y cuando llegan a los últimos, y ya no pueden producir más, se encuentran con sus haberes gravados por un impuesto. Tributo que se aplica, además, sobre jubilaciones topeadas.
Lo valioso de esta inclusión en el «Compromiso por el País», es que convalida la pertinencia de los grupos de jubilados que juntan firmas por esa reivindicación. Es un reconocimiento explícito de la legitimidad de su reclamo. Tal vez por eso moleste.
Saluda muy atentamente
Raúl Redondo
Los textos destinados a esta sección no deben exceder los 1500 caracteres. Debe constar el nombre del remitente, teléfono y número de documento. Por razones de espacio y de estilo, La Mañana podrá seleccionar el material y editarlo, tanto en la versión impresa como digital. Los mensajes deben enviarse a lectores@lamañana.uy