El pasado 22 de diciembre falleció a los 89 años el histórico periodista, docente, escritor e historiador uruguayo oriundo de Durazno, que dejó plasmado con su pluma los valores centrales que La Mañana ha defendido durante más de un siglo.
“Para que sea un solo país”, tituló Morales a el editorial que escribió con motivo del 70° Aniversario de La Mañana en 1987. Allí destacó una visión que no solo nos representa a las decenas de periodistas que tenemos la oportunidad de ser la voz de de miles de uruguayos del interior del país sino también de La Mañana como medio de comunicación plural y abarcativo.
Por eso queremos compartir con nuestros lectores las palabras de Franklin, que hablan por sí solas y resuenan con total vigencia en la actualidad, salvando las distancias temporales:
El interior es capital
“A veces reconocemos sus voces a través del teléfono, a veces debemos preguntar para ubicar quien habla. Alguna noche uno de ellos llega hasta Montevideo, “baja a Montevideo” como oía decir de niño.
Son nuestros amigos y colegas los Corresponsales de La Mañana en todo el país, los de diálogos imprevistos que hablan de envíos, de fotografías, los de voces reconocibles y de las otras, que acercan noticias a cualquier hora. Mucho más que periodistas, representantes, algo así como el diario en su totalidad.
Están en cada capital, en ciudades importantes y no tanto, conviviendo con las necesidades locales y de los alrededores porque su área geográfica es inmensa. Sólo más chica que la humana, obligados a una universalidad casi imposible de abarcar. Escriben sobre exposiciones y remates ganaderos, yerras y raíds hípicos, casamientos mentados, giras políticas, accidentes carreteros, problemas en la junta departamental o en la local autónoma, entrevistan al visitante ilustre y al intendente, siempre de gravitación decisiva en su entorno. Están presentes tanto en un estreno de teatral, la remodelación de un hospital, un asesinato, como en la inauguración de casas cuna, o celebraciones de cualquier especie, desde el año al centenario. Baqueanos de campo y ciudad.
A veces las circunstancias los acorralan, cuando alguna reyerta por un gol mal anulado o un offside que no fue dejó el honor del pueblo malherido, broncas difíciles de concebir desde Montevideo. Después suelen llegar a la Redacción quejas del visitante por la “parcialidad del cronista” porque en realidad, dicen, el gol estuvo bien anulado.
En un difícil equilibrio deben sopesar el tamaño de los sucesos locales, de alguna manera presionados para que alcancen trascendencia nacional. Presionados por sí mismos, que a todos nos place que del pago chico surjan hechos destacados. Allí no hay autocensura, hay autoexaltación. Y presionados por los interesados en la trascendencia con quienes convive, con quienes se encuentra en el bar de la plaza o en la salida del cine.
No siempre desde la Redacción medimos cuánta cosa hay detrás del hecho, que en tal lado una maestra cumpla 50 años de magisterio. O la fotografía de un zapallo gigante, orgullo de un hombre feliz y rubicundo que aparece sonriendo al lado, para comparar tamaños. Una vez recibí la noticia de la presentación de un circo en un pueblo. Protegida por mi decisión de publicarla, pasaron los días sin que apareciera pero sin desaparecer, rezagada en esta profesión donde los hechos devoran a los hechos.
Fue quedando cada vez más abajo de una pequeña montaña de papeles y tiempo después la descubrí. Ya perdida, vieja, solo recuerdo como la misma ilusión que trajo y se llevó el circo cuyo impacto allá tampoco puede medirse desde la capital.
Cosas que vistas desde lejos son efectivamente chicas, pero de pronto afectivamente inmensas, a la manera como lo definía don Elías Regules, “cosas chicas para el mundo pero grandes para mí”.
Desde la Redacción, exigimos desde hace setenta años, que nada escape y así seguirá, invariablemente. Sólo han cambiado y cambiarán los nombres, la esencia continúa y proseguirá intacta.
En esta grata ocasión del aniversario, es bueno se sepa que como el que más, nuestros Corresponsales mantienen el fuego de los fundadores: el diario se creó para mirar hacia el Interior, para hacer del país una sola unidad integrada, lo que hoy define una frase feliz que suscribimos todos. Para La Mañana, el Interior es capital”.
Al momento de la escritura de esta editorial, Franklin Morales se desempeñaba como subsecretario de Redacción de La Mañana, aunque también fue jefe de la página deportiva.
Otro colaborador de La Mañana, Sergio Gorzy despidió a Morales el día de su fallecimiento con un sentido mensaje: “Falleció Franklin Morales. Gran amigo, una de las plumas más exquisitas del periodismo. Escribió sobre Maracaná, la historia y sociología en el fútbol. Me abrió puertas en La Mañana y El Diario. Compartimos España 82 y México 86. Un verdadero maestro”.
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