La parroquia Sagrados Corazones está ubicada en el barrio Marconi y lleva el legado del Padre Cacho. El sábado realizó, como todas las semanas, su olla popular, hecho que permitió que cerca de 200 personas pasaran la Nochebuena en compañía y con alimentos para cenar.
La Navidad suele ser una fecha muy especial, los comerciantes ven incrementadas sus ventas debido a la tradición de dar regalos y de hacer grandes comidas para celebrar; en general las familias se reúnen y utilizan de excusa la fecha para estar todos juntos y organizar una cena o almuerzo. Pero el surgimiento de esta festividad no se dio como un hecho comercial o un día de la familia, sino que refiere, para los cristianos, a la celebración del nacimiento del niño Jesús.
El llamado para los creyentes es vivir el día con un significado más allá de lo terrenal, sin embargo, es imposible mirar hacia un costado cuando son muchas las personas que no tienen una familia con quien celebrar, que no tienen un alimento para poner sobre la mesa, o que, tal vez, no tienen una casa en la que pasar la noche.
Es por esta razón que la parroquia de los Sagrados Corazones, ubicada en el barrio Marconi –mejor conocida como Possolo y que lleva el legado del Padre Cacho– decidió realizar, como cada sábado, su olla popular, hecho que permitió que cerca de 200 personas pasaran la Nochebuena en compañía y con alimentos para cenar.
El sacerdote de la parroquia es Luis “Lucho” Ferrés, quien comentó a La Mañana que este año ha sido muy importante debido a que en el mes de setiembre festejaron los 30 años de la Pascua del Padre Cacho, y porque nació la olla que da alimentos a quienes se acercan todos los sábados.
Los integrantes de la iglesia notaron la necesidad en el barrio y en los vecinos, ya que varias ollas de la zona fueron cerrando y se encontraron con mucha gente necesitada. “Elegimos hacerla los sábados porque, a veces, los fines de semana son los días más difíciles para encontrar una olla y comer”, explicó Ferrés.
Los platos que se sirven con bastantes completos, en general guisos con carne, frutas, leche, verduras y pan. También han entregado ropa y realizado cortes de pelo. El sábado pasado, debido a Navidad, se regalaron panes dulces. “Si nos sobran verduras y frutas hacemos bolsas tipo surtido. Estamos pudiendo brindar comida no solo el sábado, sino que les estamos brindando alimentos para cocinar durante la semana”, comentó el sacerdote.
El entrevistado sostuvo que el número de personas que llegan cada sábado ha ido creciendo. “Arrancamos con una olla que era de 113 litros, pero a los pocos sábados debimos agregar una segunda olla que es un poco más chica que la primera, sin embargo, se nos acaba la comida”, expuso.
A la olla concurren personas de diferentes lugares de Montevideo, como Borro, Gruta de Lourdes, Larravide, es decir que excede al barrio. “Debe haber un boca a boca muy bueno y la gente se arrima desde todos lados”, analizó Ferrés.
Navidad compartida y con un mensaje de amor
La olla no solo se mantuvo el pasado sábado de Nochebuena, sino que permanecerá durante todo el mes de enero. “Más allá de la entrega de comida, tratamos de tener un ambiente de compartir. Muchas veces, a las dos de la tarde ya empieza a llegar gente, pero la comida se entrega a las 20:00 horas. Tenemos el portón de la parroquia abierto, y como el predio es grande, las se sientan y conversamos”, relató Ferrés.
Dijo que ese tiempo en el medio se ha utilizado para para hacer los cortes de pelo, y otras veces se ha conseguido contar con pizzas para compartir mientras esperan. “A su vez, abrimos temprano el templo, entonces pueden pasar, y se va creando un ambiente de compartir”, enfatizó.
La particularidad que tuvo el sábado previo a Navidad fue que tenían la misa a las 18:30 horas y, por eso, todas las personas de la olla que estaban presentes fueron invitadas y entraron a participar. “No fue solamente la comida, sino que hay un compartimos un momento y celebramos juntos. La gente de la parroquia y de la comunidad en general, vivió con mucha alegría tener esa presencia en la misa. Para mí también lo fue”, agregó el sacerdote.
Asistieron unas 200 personas a la olla el pasado sábado y su cena de Navidad fue la comida que brindó la parroquia. “Fue una navidad distinta porque, de alguna manera, es una fecha para compartir, y saber que uno pudo ser instrumento para que muchas personas tuvieran una noche mejor y acompañada, significa una mejor Navidad para todos, sin duda”, dijo Ferrés.
En ese sentido, el entrevistado señaló que se generan muchas instancias de diálogo, y que en lo personal siempre trata de estar en la puerta como sacerdote y hablar con quienes llegar a la olla. “Para los colaboradores es una instancia muy buena porque creo que también hay algo de ese sentir por los demás que les deja el corazón lleno de haber podido ayudar, ya sea pelando papas, escuchando a alguien, jugando con los niños, o lo que sea”, expresó.
La olla de la parroquia cuenta con distintos colaboradores, de lo que algunos ayudan con dinero, otros con mano de obra, otros con servicios. A su vez se reciben donaciones de Redalco, y el plan ABC de la Intendencia de Montevideo. “Los sábados son días de mucho trabajo hasta la noche. En la mañana se hace toda la parte de pelar la verdura, picarla, comenzar a cocinar. Son varios grupos de personas que están colaborando, hacen el fuego, entregan la comida, y para eso se necesita mucha gente”.
La ayuda nunca faltó
El sacerdote recordó que la olla ha pasado por diversas etapas en este tiempo, “obviamente al comienzo fue lo más fuerte en materia de donaciones y colaboradores, pero diría que ha cambiado la gente, las ayudas siguen. Tenemos donaciones fijas, después hay algunas más aleatorias, o sea que aparecen cada tanto o con una frecuencia que no es semanal”, repasó.
Aseguró que las personas que colaboran presencialmente también cambian, no siempre son los mismos, pero siempre hay disposición para sacar la olla adelante y que todos puedan comer. “Lo bueno es que siempre hemos podido resolver la situación, a veces más apretados, a veces más holgados, pero gracias a Dios siempre lo hicimos”, celebró.
El sábado próximo se hará la misa de fin de año a las 18:30 horas y la olla a las 20:00 horas. “Es una experiencia que, por un lado, es muy linda y por otro no, porque vemos mucha necesidad. Uno siente que se le parte el corazón, pero al mismo tiempo nos lo llena el hecho de poder ser útiles”, indicó el sacerdote.
Quienes asisten, fundamentalmente, son personas mayores, pero también se acercan jóvenes y niños. “Llegan madres solas con niños pequeños, personas sin trabajo, gente en situación de calle, es muy amplio. Hay muchas personas con vivienda pero que se quedaron sin ingresos y eso las hace pasar mucha necesidad”, explicó.
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