Las posibilidades de que China resucite su débil crecimiento económico dependen ahora más que nunca del aumento del gasto de los consumidores, como han dejado claro los responsables de la política económica del país en una conferencia económica reciente. Pero tras un año de pésimos resultados económicos, agravados por las restricciones de COVID cero, los obstáculos para reactivar el crecimiento a través del consumo privado siguen siendo desalentadores en el corto plazo. Sin embargo, el gobierno chino espera a que la situación del COVID se estabilice dentro de unos meses y que empiecen a mejorar las expectativas de los hogares sobre ingresos y empleo, lo que habilitará una recuperación gradual del consumo privado hacia finales de este año. En un contexto de caída de la inversión y la producción industrial, perspectivas inciertas de exportación y descenso en el valor de los inmuebles, el consumo es vital para el crecimiento económico. El consumo privado ha representado menos del 40% del PIB en los últimos años, lo que supone un fuerte descenso respecto a los niveles de las dos primeras décadas de reforma económica en los años 80 y 90, y muy por debajo del nivel del 60% o más en la mayoría de las economías de la OCDE. En el largo plazo, la transición hacia un modelo de crecimiento basado en el consumo requerirá un aumento del ingreso disponible de los hogares y un mayor fortalecimiento de la red de seguridad social. En esencia, China necesita invertir más en su población si quiere que su población gaste más.
Tianlei Huang y Nicholas R. Lardy, Peterson Institute for Internacional Economics (Washington, D.C.)
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