El presidente electo de Argentina, Alberto Fernández, visitó Montevideo el jueves pasado y se reunió con el presidente uruguayo, Tabaré Vázquez, y con el candidato oficialista Daniel Martínez. No así con el presidenciable opositor Luis Lacalle Pou, favorito a ganar el balotaje del próximo domingo según marcan las últimas encuestas. Consultado por los periodistas sobre cómo será la relación bilateral ante una eventual victoria de Lacalle Pou,
Fernández declaró que esta será “igual”, y que “no hay ninguna posibilidad de que Uruguay pueda disociarse de Argentina, y menos por cuestiones políticas”. El próximo gobernante argentino agregó que “el deber que tiene cualquier presidente argentino, y cualquier presidente uruguayo, es profundizar los vínculos entre ambos países”.
A pesar de la cordialidad mostrada entre Fernández y los líderes del Frente Amplio (FA), los vínculos políticos y comerciales durante los gobiernos de Vázquez y Mujica y sus pares argentinos fueron bastante conflictivos. El pico de tensión ocurrió durante la presidencia de Néstor Kirchner (2003-2007), con cortes de puentes fronterizos del lado argentino e incluso la movilización de algunos militares uruguayos que, según se supo luego por los contactos de Vázquez con George W. Bush, pudo ir a mayores.
Tres lustros marcados por crisis económicas, agravios personales, conflictos diplomáticos y enfriamiento comercial
La relación entre los países rioplatense empezó a resquebrajarse en medio de la profunda crisis económica que sacudió a Argentina en 2001 y sufrió Uruguay un año después. Más allá de las disculpas del expresidente, Jorge Batlle (fallecido en 2016), al entonces presidente argentino Eduardo Duhalde, la desafortunada frase que se hizo pública del exmandatario en plena crisis de 2002, en la que se refería a los argentinos como “una manga de ladrones del primero al último”, no ayudaron demasiado para afianzar las relaciones entre Uruguay y Argentina.
Tras la asunción de Néstor Kirchner en mayo de 2003, las tensiones diplomáticas empezaron a crecer con el anuncio de la construcción de una planta de celulosa de la empresa española Ence en Conchillas. Finalmente el emprendimiento español no se concretó, como tampoco se llevó a cabo un proyecto del grupo empresarial escandinavo Stora Enso, que también pretendía instalar en esa zona del litoral uruguayo una fábrica de producción de pasta de celulosa.
En mayo de 2004 el Parlamento Nacional ratificó el Tratado con Finlandia para proteger la inversión de la empresa Metsa-Botnia en Fray Bentos (después transferida a UPM), por lo que la multinacional siguió adelante con la construcción de una gigante fábrica de celulosa en la capital de Río Negro, a orillas del Río Uruguay y enfrente a la ciudad argentina de Gualeguaychú.
Si bien, en la campaña electoral previa a las elecciones que ganó en 2004, Vázquez fue un detractor de este tipo de emprendimientos en Uruguay, al asumir la presidencia defendió a capa y espada la instalación de UPM en nuestro país.
Durante su primer período como gobernante, las relaciones diplomáticas con Argentina no pudieron ser peores. En abril de 2005, organizaciones ambientalistas y habitantes de la ciudad entrerriana empezaron a movilizarse en contra de la construcción que avanzaba en el otro margen del río. La principal controversia tenía que ver con el nivel de contaminación ambiental, que provocaría en las aguas del río, la construcción de la gran fábrica de celulosa.
La tensa situación entre el gobierno de Kirchner y el de Vázquez, llegó a su punto más caliente en el transcurso de 2006, cuando los ambientalistas decidieron cortar el puente internacional Libertador General San Martín, que une a ambos países. Entre agosto y setiembre, durante el momento más hostil de las relaciones políticas entre los dos presidentes, Fernández, el entonces jefe de gabinete argentino, en varias instancias, intentó reencausar el diálogo diplomático en reuniones con el Fernández del gobierno uruguayo (Gonzalo), pero estas iniciativas no arribaron a buen puerto y el conflicto perduró en el tiempo.
Mientras Kirchner puso al hombro de su gobierno la protesta de los ambientalistas entrerrianos, Vázquez movilizó a todos los efectivos del Batallón de Infantería Mecanizada de Fray Bentos para proteger el perímetro de la fábrica.
En octubre 2011, durante una charla con estudiantes del colegio Monte VI, Vázquez admitió que en ese momento de graves tensiones políticas con Argentina, solicitó ayuda militar al gobierno de Estados Unidos ante un eventual conflicto bélico con el país vecino. “Yo me planteé todos los escenarios” reconoció en ese encuentro el actual presidente de la república, que durante su primer mandato se reunió con George W. Bush en la Casa Blanca en mayo de 2006 y en Anchorena en marzo de 2007, en plena crisis con Argentina por las papeleras.
Por esos años Argentina tenía sus relaciones diplomáticas congeladas con EE.UU. Néstor Kirchner, alineado con Chávez y Lula, mantuvo una postura crítica con el gobierno norteamericano y fue el principal detractor del ALCA.
Con la mediación de representantes de la Corona Española y la asunción de Cristina Fernández como presidenta argentina las aguas se calmaron un poco. Sin embargo la decisión del gobierno uruguayo de no apoyar la candidatura del expresidente Néstor Kirchner, para la Secretaría General de la Unión Sudamericana (Unasur) fue considerada como “un agravio” por parte de la administración de Cristina Fernández. Si bien la postura del presidente Tabaré Vázquez fue respaldada por la mayoría del sistema político uruguayo, también preocupaba que las relaciones entre ambos gobiernos se podrían volver a crispar.
El bloqueo comercial a Uruguay por parte de Argentina comenzó a principios de 2006 y fue levantado recién a mediados de 2010, después de que la Corte Internacional de Justicia de la Haya, zanjara el diferendo diplomático.
Uruguay y Argentina ante la Corte Internacional de Justicia
La polémica fábrica empezó a funcionar en noviembre de 2007, pero el conflicto bilateral siguió por la vía judicial internacional, ya que ambos países recurrieron a la Corte Internacional de la Haya para dirimir la controversia entre los dos países.
Argentina demandó a Uruguay ante ésta con el argumento de que la instalación de las plantas de celulosa era contaminante y se había violado el procedimiento establecido en el Estatuto del Río Uruguay. Mientras tanto, Uruguay demandó a Argentina ante el sistema de solución de controversias del Mercosur y la Corte Internacional de Justicia, argumentando, en el primer caso, que los cortes de ruta constituían una violación al principio de libre circulación, y en el segundo caso, que los mismos eran utilizados por el gobierno argentino para presionar al gobierno uruguayo respecto a la instalación de las plantas de celulosa.
Finalmente los tribunales desestimaron ambas demandas del Estado uruguayo. Sobre la demanda argentina, la Corte Internacional dictó su fallo en abril de 2010. En el mismo resolvió que, si bien Uruguay violó sus obligaciones procesales establecidas por el Estatuto del Río Uruguay de notificar e informar de buena fe, y Argentina pudo demostrar que algunos parámetros de contaminación de las aguas del río se habían elevado desde la puesta en marcha de la pastera, no pudo demostrar que la planta de celulosa era la causante y no otros factores ajenos a ella, por lo que la Corte entendió que Uruguay no violó sus obligaciones para evitar la contaminación ambiental, por lo que consideró que resultaba desproporcionado ordenar el cierre de la planta de celulosa Botnia (UPM).
El conflicto se resolvió con la instrucción de la corte a que ambos países realicen un monitoreo en conjunto del río, a través de la Comisión Administradora del Río Uruguay y en aplicación a los acuerdos firmados en el Estatuto del Río Uruguay.
Mujica y Cristina protagonizaron un segundo capítulo conflictivo
Cuando las relaciones parecían volver a la normalidad tras la firma del acuerdo entre los presidentes José Mujica y Cristina Fernández en agosto de 2010, en marzo de 2013, salió a la luz otro audio de un presidente uruguayo en funciones, emitiendo agravios sobre sus pares argentinos. “Esta vieja es peor que el tuerto”, dijo Mujica, en referencia a Cristina y a su esposo Néstor Kirchner, mientras dialogaba con el nacionalista Carlos Enciso sobre las relaciones bilaterales.
Meses después, la diplomacia entre ambos países volvió a tensarse, cuando en octubre de ese año, el expresidente uruguayo autorizó a la pastera finlandesa aumentar su producción de celulosa en un 10%, lo que motivó al gobierno argentino anunciar que volvería a demandar internacionalmente a Uruguay.
A fines de 2013 una disposición de la Secretaría de Vías Navegables de Argentina prohibió que las exportaciones argentinas hagan transbordos en puertos uruguayos. Medida que tomó el gobierno de Cristina Fernández en represalia contra el gobierno uruguayo presidido por Mujica que aprobó el aumento de la producción de UPM sin contar con la autorización del Estado argentino. Ese mismo año, el entonces vicepresidente uruguayo, Danilo Astori, manifestaba que las relaciones comerciales entre ambos países estaban en su peor momento.
La decisión proteccionista del gobierno vecino buscando impulsar el desarrollo de sus puertos, en detrimento del desarrollo portuario y logístico de nuestro país, fue otra piedra kirchnerista en los zapatos de los gobernantes frenteamplistas. La ausencia de Cristina Fernández en la asunción del segundo mandato Vázquez el 1° de marzo de 2015, fue la señal definitiva entre los gobiernos K y los del FA.
La relación con la Argentina de Mauricio Macri y los proyectos conjuntos
Si bien las relaciones diplomáticas fueron mejores que con los tres gobiernos anteriores, los vínculos comerciales entre ambos países siguieron estancados. Durante 2019 las ventas al país vecino cayeron de manera constante, continuando una trayectoria descendente desde el 2012. También bajaron las importaciones.
Uno de los aspectos positivos de las relaciones bilaterales con el gobierno de Macri, fue la conclusión de los trabajos de dragado del Río Uruguay y del canal Martín García, lo que “proporcionará una navegación comercial segura y permitirá facilitar y aumentar la capacidad exportadora de las economías regionales”, señaló el ministro de Relaciones Exteriores argentino Jorge Faurie.
Por otra parte, las cancillerías de ambos países siguieron avanzando en la instalación de un Laboratorio Ambiental de Río Limítrofe. La construcción de este centro de monitoreo se financiará con los fondos de Reserva de la Comisión Administradora del Río Uruguay. Otro proyecto en conjunto con Argentina (y Paraguay), es la postulación para organizar La Copa Mundial de Fútbol de 2030.