Durante la Presidencia Pro Tempore de Argentina, el 24 de enero tuvo lugar en la ciudad de Buenos Aires la VII Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), con la clara intención de profundizar los procesos de integración de un bloque que reúne a más de 600 millones de habitantes en un territorio de más 20 millones de km2.
En este mundo multipolar en el que grandes Estados como India y China –en Asia–, y la Unión Europea y Estados Unidos –en Occidente– inclinan el peso de la política internacional, la Celac es una voz que puede convertirse en el interlocutor capaz de promover y proyectar a América Latina y el Caribe con el objetivo de mejorar su inserción en el escenario internacional. Sin embargo, la Celac no deja de ser un manojo de buenas intenciones, ya que no reviste ninguna obligatoriedad para los Estados integrantes de la misma y apenas constituye una instancia de diálogo entre mandatarios. Esta es la diferencia sustancial que tiene la Celac con el Mercosur, que es un mercado común con coordinación de políticas comerciales y económicas, de carácter obligatorio para cada país miembro.
Un poco de historia
Es importante rescatar que el impulso original de la CELAC fue El Grupo de Rio de 1986. Este fue el primer Mecanismo Permanente de Consulta y Concertación Política que reunió Argentina, Brasil, Colombia, México, Panamá, Perú, Uruguay y Venezuela, en un mundo que estaba en transición, cada vez más globalizado, en el que terminaba la Guerra Fría y era necesario abrir nuevos canales de comunicación, cooperación y comercio de carácter regional. Esta iniciativa surgió cuando en 1985 se creó un Grupo de Apoyo para ayudar a la labor pacificadora del Grupo de Contadora que en 1983 reunió en la Isla de Contadora, a Venezuela, Colombia, México y al anfitrión, Panamá. El fin de este grupo fue promover la paz en Centroamérica en momentos en que varios países de esta región estaban desestabilizados por diferentes conflictos. Los países que participaron en esta labor de apoyo fueron Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay (luego Mercosur) y, así, el Grupo de Río se hizo efectivo un año después. Siguiendo esa línea, en 2010 en México se creó La Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) que fue integrada por 33 países de América Latina y el Caribe, y entró en vigencia a partir del año 2011, constituyéndose en una instancia regional cuyo objetivo principal es impulsar la integración en diversos ámbitos, como el económico y social.
Desafíos y problemas de la actualidad
Sin embargo, la cumbre de Buenos Aires se encontró con un gran desafío que resolver a consecuencia de las medias restrictivas adoptadas por los Estados en medio de la pandemia. Desde el 2020, los indicadores de pobreza aumentaron en América Latina y el Caribe, según los datos de la Cepal. El 33% de la población –alrededor de 200 millones de personas– no tuvieron ingresos suficientes para cubrir las necesidades básicas, y un 13% –81 millones de personas– carecieron de recursos para adquirir una canasta básica de alimentos. La actividad económica de América Latina y el Caribe presentó una desaceleración durante el segundo semestre del 2022 y se espera que esta tendencia se mantenga en 2023. Al mismo tiempo, siguen estando presentes las presiones inflacionarias. Y a estos problemas macroeconómicos se suman una reducción de la creación de empleo formal, un estancamiento o pérdida de los salarios reales, caídas en la inversión y crecientes demandas sociales.
Cumbre de Buenos Aires
En este contexto de recesión global, la cumbre recibió una delegación de Estados Unidos encabezada por Christopher Dodd, asesor especial de la Casa Blanca para las Américas, Charles Michel, presidente del Consejo de la Unión Europea (UE), y el presidente de China, Xi Jinping, que esta vez enviará un video como gesto hacia la región. Hay que tener presente que, desde julio del 2014, se estableció el Foro China-CELAC, como un marco para construir una red de cooperación que permita un desarrollo sostenible para ambos bloques. Este Foro tiene una agenda centrada en fortalecer los lazos comerciales entre ambas regiones, siendo un marco flexible y pragmático que puede llevar adelante diferentes formas de cooperación por vía tanto bilateral como multilateral. Lo que demuestra el creciente interés de China de tener mayor presencia en Latinoamérica y el Caribe. Además, desde enero Argentina forma parte de “La nueva ruta de la seda” que cuenta con 140 países adheridos, que es el proyecto geopolítico más ambicioso del gigante asiático.
En este sentido, Brasil y China tienen el desafío por delante de volver a reflotar los Brics, que desde la pandemia no han podido crecer al ritmo esperado.
La cumbre se inició con una conferencia desarrollada por los anfitriones enumerando los puntos fundamentales que caracterizaron la presidencia argentina de este organismo. Entre ellos se destacó el plan de autosuficiencia sanitaria que comenzó a implementarse desde el 2020 a colación de la pandemia, y que abarca: el desarrollo de políticas públicas que impulsan ciencia tecnología e innovación; estrategias de movilidad académica en la región para permitir una mayor fluidez al intercambio conocimientos; un mayor impulso a la agenda extrarregional, y el fortaleciendo los vínculos de la Celac con China, Unión Africana, India y Unión Europea. El ministro de Relaciones Exteriores de Argentina habló en esta línea de “multilateralismo solidario”.
La propuesta de Brasil: una moneda común llamada “Sur”
Tras la reunión mantenida el día 23 de enero entre Alberto Fernández y Lula da Silva, la propuesta de Brasil de crear una moneda regional llamada “Sur” expresa más una voluntad política de integración con Argentina, que el hecho concreto y definido de unir financiera y monetariamente a ambos países. Argentina es el mayor socio comercial de Brasil en la región, por lo que de darse un avance en este sentido no sería un evento menor; sin embargo, analistas de diferentes países son escépticos acerca de una futura reforma de este tipo.
“También decidimos avanzar en las discusiones sobre una moneda sudamericana común que pueda usarse tanto para flujos financieros como comerciales, reduciendo los costos de las operaciones y nuestra vulnerabilidad externa”, expresaron en una declaración escrita los dos mandatarios tras la reunión bilateral.
Nuestro país
El presidente Luis Lacalle Pou llegó a la Cumbre con la clara intención de avanzar en un TLC con China. Sin embargo, debe esperar a la reunión que mantendrá hoy miércoles con el presidente Lula da Silva para saber si tiene su apoyo para flexibilizar el Mercosur y abrir un camino en este sentido. Por otra parte, en su alocución del día de ayer, el mandatario uruguayo expresó la idea de convertir a los países miembros de la Celac en una zona de libre comercio, posibilitando de ese modo un mayor intercambio y circulación de bienes y servicios desde México hasta Tierra del Fuego. Remarcó la necesidad de tomar acciones nacionales que vayan en consonancia con los discursos que se producen en estos foros, para no quedar en meras palabras. Instó a la Celac a mirarse hacia dentro y de sincerarse en lo que refiere a la integración. También abogó por una Celac sin identidades ideológicas para que se convierta en un instrumento que brinde confianza.
En cuanto a las relaciones con el país asiático, el gobierno brasileño advirtió que un acuerdo bilateral entre Uruguay y China podría descomponer el Mercosur y hacer peligrar su existencia.
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