Martin Buber. Profeta del diálogo. Nelson Pilosof. ASOCIACIÓN HEBRAICA MACABI. MONTEVIDEO 1965. 125 págs.
Hace pocos días se cumplió un nuevo aniversario del fallecimiento del Prof. Nelson Pilosof (30 de diciembre de 1929 – 25 de enero de 2015), alguien que conjugó don de gentes con la capacidad de enseñar a amar la Filosofía, acercando, por ejemplo, a Henri Bergson a toda una pléyade de jóvenes. Nunca perdió la perspectiva de la labor comunitaria ni el compromiso con la divulgación cultural en su más amplio sentido del término que incluía una cierta pasión tanguera.
Pero no solo el matemático y filósofo Bergson fue objeto de sus desvelos. También lo era Martin Buber, autor entre otras obras de “El eclipse de Dios” donde problematiza en clave teológica la Shoah y de “Yo y tú”, un auténtico clásico para superar tanto el individualismo como la tentación colectivista. El presente ensayo incluye una entrevista que le realizó en Jerusalén en los albores de la década del 60. Recupera la dimensión profundamente humana de un maestro que rescata el campo específico de la Filosofía, pero no en su acepción árida sino en esa opción vivencial en el cual los presentes del encuentro eran volcados a dar su opinión, y de ese modo ser partícipes de ese fermental proceso de aprendizaje en común.
Pilosof recupera ese ineludible compromiso de Buber de diálogo con el otro, de profundidad existencialista, no en la versión nihilista tan en boga en ciertos círculos, sino en su opción trascendental. En un mundo que se ha vuelto hostil para el hombre, Buber vio necesario resaltar los valores fundamentales de la vida humana y contribuyó a marcar claramente el origen y destino de toda la existencia humana. La comunión con Dios es posible si previamente la solidaridad, la tolerancia, la no discriminación y el amor del prójimo pasan a ser valores centrales recuperados por las personas. Para que la vida sea plena hay que cumplir estos requisitos. Ese camino tiene que estar definido por la Verdad. La comunicación con el otro será sólo posible si se destierra la mentira.
Pilosof señala: “Debo confesar que esta filosofía ha despertado mi afecto desde que la he profundizado. Quizás ello se deba a que dialogué con Buber a través de sus escritos, que son, todos ellos, un mensaje… un hondo y conmovedor mensaje. Sin embargo, hay muchos aspectos de este pensamiento que aún son dudosos para mí, y probablemente lo seguirán siendo por un buen tiempo. Tengo siempre presentes aquellas sabias palabras de Buber cuando dicen que todo verdadero maestro más que enseñar una doctrina debe indicar un camino. El camino indicado por Martin Buber se bifurca en dos tramos aparentemente paralelos, pero que confluyen, como no puede ser de otro modo, en un objetivo único e infinito. Uno de esos senderos es válido para todos los hombres; el otro lo es para el pueblo judío. En este estudio he querido analizar el planteamiento para todos los pueblos; aquella parte de la filosofía buberiana que tanto conmueve a los cristianos. Es probable que en alguna ocasión emprenda la labor de referirme a los capítulos de su obra que están dedicados a su pueblo, que también es el mío”.
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