Hijo de productores rurales, desde muy pequeño estuvo vinculado al trabajo en el campo, pero encontró en la arquitectura su verdadera vocación. Así, se convirtió en el primer arquitecto de su familia, y el camino recorrido y la necesidad de superarse lo llevaron a asumir, en 2020, como titular en la ANV. En conversación con La Mañana, el jerarca habló sobre el rol social que cumple la agencia al trabajar con población de contexto vulnerable, y enfatizó en la relevancia que esta administración le ha dado a la construcción en madera, así como sus principales ventajas.
¿De dónde surgió su interés por la arquitectura? ¿Alguien lo influenció?
Cuando estaba en el liceo y entré en quinto científico me empezó a gustar el arte, la parte científica y en especial arquitectónica. Ya en sexto elegí la opción de arquitectura y fui decantando por esa carrera. Fue algo que empezó a surgir naturalmente y pensaba venirme a Montevideo, a la Facultad de Arquitectura de la Universidad de la República (Udelar). También estaba la posibilidad de irme a Salto, pero quería tener viabilidad de trabajar y por eso me vine a Montevideo.
Su infancia y adolescencia transcurrieron en Paysandú. ¿Qué recuerdos tiene?
Sí, nací en Paysandú. Los primeros cinco años viví en el campo, y luego nos trasladamos a la ciudad de Paysandú, donde fui a la Escuela 33, en la zona industrial. Todos los veranos nos íbamos al campo, con el que tengo una cercanía muy grande. Mis abuelos paternos tenían campo en Río Negro, y mis padres compraron un campo en la ruta 26, donde se instalaron. Ellos son productores rurales. Allí hice la escuela, el liceo público, y también estuve en contacto con todo lo que tiene que ver con la cultura alemana en Paysandú. Mi familia es de origen alemán, yo soy cuarta generación por ambos lados y siempre estuve muy vinculado a la Sociedad Cultural Alemana en el departamento, así como a los clubes alemanes aquí en Montevideo. También tengo familiares en Alemania.
Como hijo de productores rurales, ¿pensó en algún momento en dedicarse a eso?
Como estaba muy vinculado al tema del campo, tenía la disyuntiva, sí. En mis vacaciones me pasaba trabajando en el campo, arriba del tractor, con el ganado. Yo nunca perdí el contacto con el campo, con la actividad rural, pero la arquitectura me abrió otros caminos y estoy muy contento de haber elegido esa carrera. Hoy me encuentro presidiendo nada más y nada menos que la ANV por cuestiones que uno ni siquiera se las hubiera imaginado. Yo disfruté muchísimo el trabajo rural. No hay ningún antecedente en la familia que esté relacionado a la profesión de arquitecto, soy el primero. Inclusive, yo fui una especie de puntapié inicial para que muchos primos míos menores que yo se iniciaran también en la Udelar, dado que la familia siempre fue muy trabajadora, es decir, atendía preferentemente el trabajo antes de dedicarse a una carrera universitaria.
¿De qué forma comenzó a dar clases en la universidad?
Siempre estuve vinculado al trabajo particular, y la docencia surgió por incentivo de mi esposa. Le comenté que estaban haciendo un llamado para la parte de estructura. Yo ya me había empezado a desenvolver en esa área porque entendía que dentro de la arquitectura lo que me gustaba particularmente no era solo diseñar, sino generar la estructura de los edificios, calcular, estar en esa rama. Además, es muy importante que la estructura respete el diseño. Me anoté en el llamado y quedé seleccionado. Comencé a desenvolverme en la docencia por el año 2008, primero como honorario, y luego llegué a grado dos. Me interesó muchísimo.
¿Cómo llegó a este cargo que desempeña hoy?
No sé si estaba destinado, pero nunca había estado involucrado en política y tampoco me interesaba mucho. Sin embargo, estaba en la búsqueda de avanzar, de seguir, de dar un paso más, hacer un cambio. Luego de las elecciones internas de 2019, necesitaban una persona técnica y por eso se dio mi acercamiento. Primero estuve un par de semanas en Mevir (Movimiento de Erradicación de la Vivienda Insalubre Rural), en la parte de las gerencias técnicas, pero después tuvimos una reunión, el primer gabinete que hizo la ministra (de Vivienda y Ordenamiento Territorial, Irene Moreira), y lo que derivó en que yo tomara este puesto –ella lo dice siempre– fue que de lo primero que hablé fue de la madera, y ahí fue como que surgió un amor (risas). Yo le dije que con mucho gusto tomaría el cargo, con responsabilidad, y la verdad es que hoy disfruto muchísimo de todas las cosas que se lograron. No es fácil, la política tiene sus avatares a veces, no estoy acostumbrado, pero el trabajo reconforta y eso es lo más importante.
¿Por qué empezó a hablar de la madera? ¿Qué experiencia tenía en la materia?
Yo hice un posgrado que todavía no he terminado y algunos cursos sobre investigación teórica de materiales. Cuando estaba en plena construcción de mi casa, inventé un sistema que se utiliza en Europa, que es aplicar la madera en conjunto con el hormigón armado, es decir, usar la madera como elemento resistente a la tracción, o sea, como que trabaje tirando, y por arriba el hormigón como un elemento que funciona mejor a la compresión, aplicándole fuerza. Eso aumenta la capacidad resistente, la posibilidad de ponerle más cargas, de optimizar las cargas, y además se hace por un tema acústico. Lo otro que hice fue usar el techo verde directamente sobre estructura de madera, que también está en mi casa y lo tengo hace más de 15 años, y está funcionando excelentemente sin ningún problema. Yo ya venía estudiando la madera y me gusta mucho el tema. En esa primera reunión con la ministra, le trasladé una serie de conocimientos y la respaldé en su idea de que estamos frente a un sistema que no es nuevo, pero que se ha dejado de usar, simplemente por cuestiones de mano de obra y por complejidades en los trabajos.
Justamente, esta gestión del Ministerio de Vivienda y Ordenamiento Territorial (MVOT) le ha dado una importancia bastante grande a la madera para la construcción como alternativa más económica y más amigable con el medio ambiente. ¿Qué ventajas podría destacar de este material y cuál es la relevancia de que se empiece a utilizar como pretende el ministerio?
La importancia de que el Estado impulse la construcción de vivienda en madera no es menor. Hasta ahora se da a nivel del ámbito privado, tú recorrés distintos lugares en la costa y se encuentran viviendas de madera, algunas de excelente calidad. Entonces, que se utilice la madera a nivel público y que el Estado esté respaldando y apoyando el uso de la madera, es muy importante, no solo para las industrias, sino por el hecho de que la gente empiece a ver que la madera no es esa construcción que nos fue impuesta en algún momento como la de “Los tres chanchitos”. No es una construcción temporaria, bien aplicada es una construcción de calidad, entonces, que se pueda avanzar en esto es muy significativo.
Una de las empresas que está instalada en el Uruguay abrirá su tercera planta de manufactura en Cerro Largo, eso no es menor. También, los aserríos de pequeño porte pueden empezar a mejorar su productividad, trabajar con mejor calidad, y eso sin duda que va a dinamizar el área industrial. Por lo tanto, que el Estado tome un rol en esto es fundamental, porque hace que exista una sinergia entre producción, academia, oferta y demanda de nuevos materiales, de nuevas viviendas. Por otro lado, una de las cosas que se buscan es atacar el déficit habitacional con alto estándar de calidad, y la madera presenta muchas ventajas en ese sentido. Ni hablar que reduce la huella de carbono. Y hay que tener en cuenta que la vivienda de madera genera muchísimo bienestar a la salud humana, controla la humedad ambiental y eso implica un confort superior. A eso es a lo que se apunta, no solo en lo económico, sino también en la calidad de vida que se pueda tener.
Actualmente, incluso, hay un llamado abierto para un edificio en madera en la ciudad de Durazno de entre 24 y 30 viviendas, y de seis a nueve pisos de altura. Muchas veces uno piensa que con madera no se puede construir en altura, pero lo cierto es que sí, con madera maciza se puede hacer perfectamente.
Poco tiempo después de comenzada la pandemia se empezaron a destinar viviendas para personas en situación de calle, donde la ANV cumplió un rol importante. ¿Cómo fue el trabajo de la agencia?
La agencia suscribió el convenio con el Ministerio de Desarrollo Social y se siguen entregando a razón de 10 viviendas por año o más. Los resultados han sido muy buenos en cuanto a la inserción en los distintos complejos habitacionales de las personas en situación de calle. Sin lugar a dudas este ha sido un programa 100% exitoso.
¿A quiénes apunta la ANV? ¿Cuál es ese rol social que debe desempeñar?
La ANV administra los fideicomisos provenientes del Banco Hipotecario del Uruguay (BHU), es decir, toda la cartera que en su momento salió de allí cuando se hizo la reestructura del banco en el 2007, que se creó la ANV para eso. Esos fideicomisos son créditos hipotecarios, promesas de compraventa, entre otros, y lo que hace la agencia es regularizar toda esta situación, dejar en condiciones de escrituración a los complejos, y se va saneando eso. Cuando se recuperan las viviendas a raíz de estos temas, se ponen en fases de comercialización, dependiendo de los lugares en los que estén. Actualmente tenemos tres fases diferentes. Una es para las personas de contextos más vulnerables, otra para aquellos que tienen ingresos medios, y la tercera parte son comerciales, pero van quedando muy pocas porque ya se han puesto casi todas en venta. Estamos trabajando básicamente con una población de contexto más vulnerable y medio.
¿Cuál es el trabajo destinado a los más vulnerables?
En este caso comercializamos esas viviendas, tenemos distintos llamados en el año, son las que provenían del BHU. Estamos haciendo un trabajo muy grande porque estos complejos habitacionales muchas veces no tienen la fuerza para contar con una comisión administradora que pueda administrar el complejo, entonces, lo que nosotros hicimos fue reforzar el Programa Andamios, que consiste en ayudar a las comisiones administradoras, fortalecerlas, pero sobre todo reparar espacios comunes como azoteas, desagües, contadores de luz o de agua. La agencia ayuda en eso y funciona muy bien. Además, con fondos autorizados por el Ministerio de Economía y Finanzas estamos trabajando en aquellos complejos habitacionales que están más deteriorados social y urbanísticamente.
¿Y para la población de clase media?
Para el sector de clase media o familias que tienen determinados ingresos, tenemos la posibilidad de que accedan a créditos para refaccionar su vivienda, por lo que pueden comprar materiales de construcción, contratar mano de obra. Por otro lado, para aquellas familias que, si bien tienen un ingreso bueno y capacidad para pagar una cuota mensual, y quieren hacer una compra de vivienda, pero no llegan al ahorro previo necesario para la seña, estamos trabajando con el Fondo de Garantía de Créditos Hipotecarios. Lo estamos desarrollando en conjunto con el MVOT para revisar los topes y así poder mejorar el acceso a la vivienda. En este caso se necesita tener un ahorro inicial de entre un 10 y 25%, no ya del 30%, como sucede con los créditos normales, y se podrá financiar hasta un 90% del valor de la vivienda a un máximo de 25 años. Entonces, eso permite acceder a la compra de viviendas usadas y nuevas de la Ley de Vivienda Promovida.
En 2022 la agencia recibió 194 proyectos de este tipo con inversión privada. ¿Cuál es el balance que hace?
El balance es positivo. Como bien decís, en 2022 ingresaron 194 proyectos, frente a los 181 de 2021, y en 2020 habían ingresado 118. Hoy tenemos 85 proyectos que están en estudio y que implican un total de 2.500 viviendas. Desde que la ley está vigente ha habido un total de 30.000 viviendas promovidas, sin contar las que están siendo analizadas en este momento. Según nuestras proyecciones, el 2023 también va a ser un año muy bueno en cuanto al ingreso de proyectos. Por otra parte, estamos trabajando para que el ingreso de proyectos de vivienda promovida pueda hacerse a través de una plataforma digital.
Tengo entendido que la vivienda promovida también ha sido útil para dinamizar la construcción en algunas zonas donde antes no era tan común. ¿Es así?
Correcto. Actualmente, Montevideo concentra la mayor parte de viviendas. Le siguen Canelones, Maldonado, Florida, Paysandú, Soriano, Colonia y Salto. Montevideo ahora está perdiendo participación, puesto que hay un corrimiento de la vivienda promovida hacia el interior del país, lo que es muy bueno. Dentro de Montevideo predomina el ingreso de proyectos en Cordón, y le siguen Palermo, La Aguada, Barrio Sur, La Blanqueada, Larrañaga, Tres Cruces, Centro y La Unión.
Los altos costos de las viviendas y las mejoras en el acceso
Como integrante del Sistema Público de Vivienda de Uruguay, Mill von Metzen fue consultado sobre su opinión acerca del alto costo que hoy tienen las viviendas y si cree que con algunas de las herramientas que ha impulsado esta administración se podría paliar el déficit habitacional existente.
El precio promedio de la vivienda promovida, cerrado el año 2022, es de US$ 2.082 el metro cuadrado. Florida, Maldonado y Paysandú están por debajo del valor. En Paysandú, de hecho, ronda los US$ 1.500. “La oferta y demanda es la que regula el precio”, dijo el jerarca. Sin embargo, aclaró que la posibilidad de introducir nuevas tecnologías o trabajar con otros materiales de construcción como la madera, pueden contribuir a generar un cambio en los precios debido, entre otros factores, a que se reducen los tiempos de obra.
“Obviamente que el mercado uruguayo trabaja los precios en dólares y hoy el dólar en la situación en la que está genera incertidumbre. Hay algún aumento de precio en dólares, pero básicamente yo creo que con la posibilidad de que se introduzca un nuevo sistema constructivo, sumado a la industria que respalda el trabajo, la demanda puede conjugarse con la oferta y con el tiempo puede haber un movimiento en los precios”, explicó.
De todas maneras, apuntó a la importancia de que el MVOT mantenga la firmeza en la construcción, en la promoción y en generar nuevas oportunidades y nuevas ofertas para la gran demanda habitacional que hay en el país hoy.
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