Lógica viva. Carlos Vaz Ferreira. Adaptación y textos de Horacio Bernardo y Horacio Cavallo. ANEP. 192 págs.
Múltiples homenajes se sucedieron a partir del fausto acontecimiento de los ciento cincuenta años del nacimiento del insigne filósofo Carlos Vaz Ferreira. Había abrevado en múltiples vertientes, desde el positivismo hasta Stuart Mill pero es indudable la marca de Henri Bergson. Quizás el más sentido de todos ellos sea la reedición del clásico “Lógica Viva”. Puede ser que surjan las previsibles voces alertando de un hipotético atropello a un texto clásico por la atroz herejía de recuperar el sentido del esfuerzo del Maestro, adaptándolo a los tiempos actuales y a las nuevas generaciones. La respuesta la brinda la `propia obra.
Integrante de la generación descollante del 900 que cinceló nuestra patria, su compromiso con la enseñanza fue inclaudicable. Si bien cuantificar su prometeico esfuerzo en una cifra es discutible, basta mencionar que, de sus 85 años de vida bien vivida, dedicó más de 60 a la docencia. La Facultad de Humanidades y Ciencias fue un desvelo y un logro suyo. Su norte fue una educación permanente, esto es, ser universitario era más que un documento que lo acreditase. Era un compromiso con el conocimiento para toda la vida, siempre aprender.
Y “Lógica Viva” apunta en esa dirección. “Lo que he procurado hacer en estas lecciones, es dar al estudio de los errores humanos un carácter que no le dan los tratados de lógica. Del mismo modo que hay dos maneras de estudiar, por ejemplo, Zoología; uno estudiar los animales vivos; otro, estudiarlos embalsamados, o clavados con un alfiler, así también hay dos modos de estudiar lógica. Los tratados de lógica estudian, podríamos decir, los errores, muertos o embalsamados; en realidad, ni siquiera los errores muertos; estudian la Lógica, como se estudiaría la Zoología sobre esos animales de cartón o cera que se construyen para ciertos museos pedagógicos; estudian esquemas de errores, estudian, si ustedes quieren, los errores tales como deberían ser, estudian las equivocaciones de los hombres, tales como deberían ser si los hombres se equivocaran con arreglo a las normas de la lógica; que hasta a eso se ha llegado. Lo que tendría que hacer la lógica sería estudiar los errores vivos, errores reales”.
Y ese es el enorme acierto de esta adaptación, hacer vivir la lógica en las nuevas generaciones. En un mundo con el mantra omnipresente que las nuevas generaciones no leen, no piensan y que no les interesaría el estudio (falacias que harían sonreír al Maestro) hay un equipo de uruguayos que hace algo concreto por hacer vivir el conocimiento y la filosofía. Apuestan fuerte a reescribir con ejemplos amenos, cercanos y producto de una profunda interacción con los educandos los principios de la lógica en la vida cotidiana. Algo que será los cimientos de los ciudadanos que abracen la causa de la libertad, de los derechos y de las obligaciones de una sociedad más consciente, más justa.
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