Desde la UNESCO a las más variadas universidades declaran la importancia de una buena alimentación en los 6 primeros meses y hasta los 3 años mínimos, para un buen desarrollo cerebral del ser humano.
El 14/2/2023 la TV uruguaya presenta otro caso más de un niño de 2 años que llega a emergencia drogado con clorhidrato de cocaína.
Presentan también un trabajo único en la región realizado por la UDELAR donde manifiestan que en los últimos 5 años han llegado 18 casos de menores drogados a puertas de emergencia.
La razón más común con la cual se produce le intoxicación es por trasmisión en la lecha materna. La madre amamantando sigue consumiendo, una enferma adicta, sin control sobre su enfermedad.
Las drogas más comunes, cocaína, y pasta base.
¿Que escuchamos frecuentemente en boca de la gente en la calle?
1- ¿Porque tienen hijos esas mujeres?
La verdad irrefutable, es que tienen hijos porque pueden, porque quieren, porque están físicamente aptos, y porque tienen el derecho de hacer lo que quieran con su vida.
Son siempre las clases más pobres y desprotegidas, con menos recursos familiares, sociales, culturales y económicos las que más hijos tienen.
Alejarlos del seno materno es normalmente la decisión que va a tomar la justicia, en defensa de los derechos del niño.
La castración no está admitida por esta sociedad.
Admitimos que una mujer puede interrumpir voluntariamente un embarazo, pero no aceptamos la posibilidad de limitarla en el número de hijos que tenga. Los derechos individuales de la madre priman, sobre los derechos de los hijos nacidos en pésimas condiciones.
Esto nos lleva al segundo planteo que se hace la sociedad.
2- ¡Que le saquen los niños y se haga cargo el Estado la Salud Pública de buscarles un nuevo hogar!
Y aquí es donde comienza todo…
El Estado llega, pero llega tarde. Solo tenemos los casos registrados de niños drogados llegando a emergencia, pero no sabemos ni hay registros de la cantidad de bebés que subsisten sin crisis, a una lactancia de leche y droga. Menos aún las consecuencias de estos meses en su desarrollo neuronal y motriz.
Nadie se opone a los derechos universales de todo niño.
Pero no tenemos registro de cuantos niños hay hoy en casa de padres adictos en consumo. No sabemos de su alimentación de lo que viven y naturalizan en sus casas día a día. No sabemos nada de cada uno de ellos.
Es el Estado cuando la familia es ausente quien debe velar por los derechos del niño. ¿Por qué? Porque además de sus derechos son el capital con que cuenta el país para crecer en todo sentido.
El único capital que tiene la clase más pobre y desprotegida es su intelecto, su capacidad de crecer en conocimiento, en el desarrollo de habilidades, en la obtención de herramientas que les permitan obtener mejores condiciones sociales y laborales. No hay otro capital, no hay otra salida.
Es el Estado el que debe intervenir antes aún del nacimiento para garantizarle al niño las mejores condiciones de desarrollo porque de no hacerlo viola los derechos del niño y condena a la sociedad a un estancamiento. A un gasto excesivo en el futuro en infinidad de rubros.
La importancia en la psiquis del niño en las primeras etapas de su vida y el vínculo con sus padres es indiscutible. Nadie duda de las terribles consecuencias que sobrevendrán a una niñez de desnutrición, con ausencia de cariño, y un consumo no elegido de drogas desde el vientre materno, naturalizando ese consumo, la falta de cariño y el abandono,
En resumen, un niño mal alimentado, adicto involuntariamente, con escaso desarrollo cerebral y posiblemente motriz, tendrá muy pocas oportunidades de obtener lo que todos llamaríamos una vida digna, con igualdad de posibilidades y desarrollo.
Como sociedad nos condenamos a un mayor gasto en salud, en educación tratando de complementar las deficiencias mencionadas.
Aportará a la sociedad mucho menos que un niño con derechos reales.
No solo condenamos al niño, nos auto condenamos a todos a aportar más para apoyarlo cuando esto no debería ser así.
¿Pero cómo llegamos a esto?
Llegamos porque abrazamos sin desmenuzar ni profundizar en la teoría relativista mundial de que cada uno puede hacer de su vida lo que quiera. Que el ser humano es libre de hacer con ella lo que se le ocurra. Que nadie puede venir a decirle que es lo que tiene que hacer.
Cuando aparecen estos casos de excesos, los teóricos liberacionistas nos dicen, no son la mayoría son casos particulares.
Nadie mira por los derechos de los sin voz, de los miles de niños en condiciones desconocidas.
Seamos realista, de los 16.500 presos que hoy febrero 2023 tiene Uruguay, la mayoría no proviene de clase media o rica. Proviene de clase trabajadora, baja. De esa cifra el 90% datos del INR son consumidores problemáticos de drogas.
¿Nos quejamos de las consecuencias, pero aplaudimos la teoría absurda de que cada uno puede hacer de su vida lo que quiera?
Parece más un acto de hipocresía que una política de Estado tendiente a mejorar las condiciones sanitarias, educacionales, laborales y el desarrollo social de un país.
Mientras sigamos negando una discusión amplia, sincera con todos los actores de estas trágicas realidades seguiremos inmersos frente al televisor escuchando cada vez con más naturalidad y frecuencia noticias como estas.
Pablo Delfino/ Fundación Madres del Cerro
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